Vie 21.02.2014

EL PAíS  › EL OFICIALISMO SE QUEDO CON DOS COMISIONES CLAVE Y LA OPOSICION, CON LA PRESIDENCIA Y VICE

El Consejo ya tiene sus autoridades

Tras duras negociaciones, los jueces Alejandro Sánchez Freytes y Ricardo Recondo quedaron al frente del Consejo de la Magistratura. El kirchnerismo ubicó a Eduardo de Pedro y Ada Iturrez en las comisiones de Selección y de Acusación, respectivamente.

La conducción del Consejo de la Magistratura quedó ayer en manos de dos jueces de la Asociación de Magistrados, la entidad emblemática de la corporación judicial. Ellos son el juez federal cordobés Alejandro Sánchez Freytes y el camarista civil, de origen radical, Ricardo Recondo, ambos opositores al Gobierno. A ese resultado se llegó después de largas horas de durísimas negociaciones, con gritos y escándalo incluidos, en las que el kirchnerismo decidió aceptar la fórmula que tuviera el mayor consenso posible, como habían anunciado la semana pasada tras asumir en el organismo el nuevo representante del Poder Ejecutivo, Julián Alvarez, y el diputado Eduardo “Wado” de Pedro. Dos comisiones claves, Disciplina y Selección, quedaron para ellos.

La dupla Sánchez Freytes-Recondo tuvo el apoyo de todos los consejeros, excepto del camarista laboral Mario Fera, presidente saliente, quien en la Asociación de Magistrados integra la lista Celeste, opositora a la Bordó, la mayoritaria, con la que se identifican los ganadores. Los radicales Mario Cimadevilla (senador) y Oscar Aguad (diputado) no quisieron votar las autoridades para las comisiones, tampoco el abogado Alejandro Fargosi. Al mando de Disciplina y Acusación (que analiza las acusaciones contra jueces) quedó la senadora Ada Iturrez de Capellini (FpV) y, en Selección, fue designado De Pedro (FpV), quien tendrá la asistencia de Adriana Gigena, una secretaria ad hoc que trabajó con Alvarez. Reglamentación quedó presidida por el abogado radical Daniel Ostropolsky y a Fera, a pesar de que ni siquiera participó del plenario definitivo, le dieron la Comisión de Administración.

El armado general será, seguramente, de agrado de la Corte Suprema, ya que varios de sus integrantes esperaban un juez como presidente del Consejo y otro manejando la Comisión de Administración, con el agregado de que como administrador del dinero del Poder Judicial continuará Germán Krieger, quien responde a las autoridades supremas. Fera se había reunido con el presidente del alto tribunal, Ricardo Lorenzetti, quien le habría pedido que apoyara a Sánchez Freytes. El voto de Fera siempre fue decisivo en el Consejo, a menos que –como finalmente sucedió– hubiera acuerdo entre oficialismo y oposición. Lo que Fera no quiso fue votar a Recondo.

A las 11 de la mañana, la hora en la que estaba convocado el plenario, no había nadie en el recinto. Los consejeros mantenían conversaciones y negociaban en distintos despachos un piso más abajo. Por un lado, el kirchnerismo; por otro, los radicales; y aparte, jueces y abogados. La fórmula que se vislumbraba al comienzo de la jornada, y que Fera se mostraba dispuesto a votar, estaba también encabezada por Sánchez Freytes, con Cimadevilla como vice. El oficialismo podía aceptar ese binomio a cambio de controlar las comisiones más importantes: Acusación y Selección. El radicalismo no lo admitía. Fue así que Cimadevilla naufragó.

Cuando el oficialismo dio señales conciliadoras y de aceptar la propuesta, siempre que se quedara con las dos comisiones centrales, todos los consejeros subieron al recinto cerca de las tres de la tarde. Fera estaba a punto de sentarse a presidir la sesión, cuando se levantó sorpresivamente y se fue. Lo fueron a buscar. Estaba furioso, dijo que la aparición de Recondo en la fórmula era un invento, que no era lo acordado, y lo acusó de “traidor”, entre otras cosas. Deslizó su propia postulación como vice (como presidente no puede ser reelecto), pero no tuvo eco. A la hora del té se reunió nuevamente el plenario, pero presidido por el académico Manuel Urriza ante la ausencia del titular saliente. Hubo fumata blanca.

Los jóvenes de La Cámpora y el resto del bloque kirchnerista aceptaron la opción menos imaginable hace sólo unos meses: un acuerdo con la corporación judicial. La semana pasada los nuevos consejeros insistían en su intención de buscar acuerdos con tal de sacar al organismo de su parálisis. Lo reiteró Alvarez en una entrevista a Página/12 el domingo último, cuando les pidió a los jueces “conciencia social”. Al comienzo fue recibido con disgusto por los jueces, pero ayer comenzaba a ser minimizado. El aval de kirchnerismo a la fórmula Sánchez Freytes-Recondo es una fuerte concesión, si se tiene en cuenta los antecedentes de ambos. El cordobés acarrea denuncias en el propio Consejo por su actuación en causas de derechos humanos: Abuelas de Plaza de Mayo pidió su juicio político por haber revelado antes de tiempo la identidad de un chico apropiado, hijo de desaparecidos; en otro caso, el gremio de los judiciales lo cuestionó por haber concedido el pago de una jubilación extraordinaria al represor Luis Alberto Manzanelli por la “incapacidad” que dice que le produjo, precisamente, su tarea como represor. A Recondo, el propio oficialismo lo había denunciado por supuestos manejos dudosos en los sorteos de la Cámara Civil y Comercial para la designación de jueces en el expediente de la ley de medios. Se lo vinculó también a la Certal, la entidad que organizaba en Miami eventos sobre “libertad de expresión” a los que eran invitados los camaristas.

En el oficialismo consideran que hubiera sido mucho peor un Consejo acéfalo. Si bien no celebraron, están convencidos de que no perderán peso ni la posibilidad de ser mayoría con frecuencia en los grandes temas. Al parecer, en medio del frenesí dialoguista, recibieron el aval de Cristina Kirchner. Los jueces se consideran los grandes ganadores.

Al final de la elección, Sánchez Freytes se subió al espíritu de consenso y dio un pequeño discurso en el que dijo que su “deseo” es “trabajar juntos”. “Quiero recoger las palabras de De Pedro y Alvarez, que asumieron la semana pasada y se expresaron a favor de buscar acuerdos. Voy a trabajar por la unión y la concordia para que el Consejo funcione y cumpla sus objetivos”, dijo. También agradeció a los consejeros salientes Stella Maris Córdoba y Hernán Ordiales, éste ex delegado del Ejecutivo, quien si bien quedó como asesor, sigue siendo influyente en el organismo. Los resultados del pacto de ayer se irán viendo con el correr de las semanas.

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