EL PAíS › CAMBIO DE OBJETIVO POLíTICO DE LA DIPUTADA DE LA COALICIóN CíVICA CON MIRAS A 2015
Sus últimos pasos vienen mostrando un corrimiento respecto de la competencia por la presidencia, donde ya hay varios anotados. Podría buscar la Jefatura porteña ahora para mostrar que también puede gestionar.
› Por Sebastian Abrevaya
Hasta las elecciones legislativas de 2013, la idea era descartada de plano por sus allegados y también había sido de-
sechada públicamente por ella misma en otras ocasiones. Sin embargo, algo cambió y ahora los pasos que fue dando en las últimas semanas parecen ratificar un giro en su carrera política. Las críticas a Mauricio Macri mientras se acerca con otros dirigentes del PRO, la propuesta de hacer un acuerdo electoral “amplio” y los cuestionamientos a dirigentes sindicales y a sus eventuales socios políticos son leídos hacia adentro y hacia afuera de la Coalición Cívica como un gesto contundente sobre sus próximas aspiraciones: la Jefatura de Gobierno porteña. “Carrió no está pensando en gobernar el país, le está hablando al electorado de la Capital”, coinciden dirigentes tanto del radicalismo como del socialismo y de las distintas líneas internas de la Coalición Cívica. Con 57 años, la diputada sabe que tiene buenas chances si decide presentarse para destronar al macrismo en la próxima elección, e incluso le quedaría resto para volver reposicionada en el escenario nacional en 2019.
“Todo se va a evaluar”, dijo Carrió a principios de año en una de las entrevistas que le concede habitualmente a medios del Grupo Clarín. Con el socialista Hermes Binner y los radicales Julio Cobos y Ernesto Sanz lanzados de lleno a la carrera presidencial, Carrió decidió correrse tácitamente de esa pelea y patear una definición formal hasta marzo del año próximo. Sin embargo, tiene en marcha una estrategia clara. No va a prestar su imagen para posar con el resto de los precandidatos del frente, como hacen aquellos que ya quieren posicionarse rumbo a las presidenciales de 2015. Por eso, aún no está confirmada su participación en el encuentro anunciado para el mes próximo, al cual fueron convocadas todas las figuras de la alianza conformada por la UCR, el Frente Amplio Progresista, la Coalición Cívica y Proyecto Sur. “Lilita no se va a andar sacando fotos todo el tiempo, cuando tenga que poner el cuerpo para confirmar el frente lo va a hacer”, explicó a Página/12 uno de los dirigentes de su entorno más cercano.
Sus eventuales socios ya la conocen. La chaqueña no se limita a “no mostrarse”, sino que cada vez que puede remarca públicamente sus diferencias. Binner sufrió las críticas por su reunión con Hugo Moyano de días atrás. Por lo bajo, desde el FAP y la UCR responden que Carrió no tiene vínculos con ningún sector del sindicalismo, porque no piensa en la gobernabilidad del país, en caso de ser gobierno. “Nosotros le damos importancia al papel de los trabajadores en la discusión, que excede el tema salarial”, sostuvo en su momento Margarita Stolbizer, una de las principales impulsoras de la candidatura de Binner, aunque ayer se preocupó de señalar que no había que descartar a Pino Solanas y a, justamente, Carrió de esa carrera (ver página 6).
La UCR ya está más curtida frente a los dardos de Carrió. El año pasado los acusó de “pactar” con el kirchnerismo en el Congreso. También arremetió contra varios de sus históricos dirigentes porteños, aunque para constituir el frente porteño Unen tuvo que hacer un acuerdo con la Cantera Popular, una agrupación ligada a Enrique “Coti” Nosiglia. Precisamente, La Cantera le presentará un obstáculo si se termina de decidir por la Jefatura de Gobierno. Los radicales porteños sueñan con volver a gobernar uno de los distritos más importantes del país de la mano del economista Martín Lousteau, con quien compartió la lista de diputados y que se presentó como un independiente en la boleta radical.
La estrategia de la chaqueña no tendría contraindicaciones. Con tres derrotas como candidata presidencial –la de 2011 con el 1,8 por ciento– y su resurrección en las últimas legislativas, no necesita “instalarse” en el escenario nacional para que su nombre continúe figurando en la lista de competidores en las PASO. Mientras tanto, coquetea con el electorado porteño y en particular con los votantes macristas, que ya no van a tener a Macri como opción, sino a Horacio Rodríguez Larreta o a Gabriela Michetti. No son ingenuas las palabras de Carrió cuando recuerda que con Michetti son amigas y que “respeta muchísimo” a muchos dirigentes del PRO.
Con muchos años en la primera plana de la política argentina, Carrió tal vez todavía tenga tiempo para probar otro camino hacia la Casa Rosada. Podría llegar a Bolívar 1 a los 59 años y demostrar si tiene capacidad de gestión, además de experiencia legislativa. Así, podría quitarse de encima el mote de “denunciante crónica” y pelear por la presidencia en 2019, cuando cumplirá 63.
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