EL PAíS
› DIPUTADOS APROBO LA ACUSACION
EN EL JUICIO POLITICO A MOLINE O’CONNOR
Otro escalón hacia la puerta de salida
La Cámara baja aprobó por 139 votos a favor contra apenas 20 en contra la acusación en el juicio contra el numen de la mayoría automática en la Corte Suprema. Ahora el Senado se constituirá en Cámara enjuiciadora. Los diputados agregarán nuevos cargos a los ya efectuados contra el cortesano.
Por Felipe Yapur y Eduardo Tagliaferro
”No estamos para atacar al Poder Judicial de la Nación, eso ya lo hizo usted en los últimos años, señor Moliné O’Connor”, aseguró en el recinto el justicialista y presidente de la Comisión de Juicio Político, Ricardo Falú. La frase fue un crudo anticipo de la votación cuando la mayoría de la Cámara baja aprobó la acusación contra el ministro de la Corte Suprema, Eduardo Moliné O’Connor. A partir de este momento, el supremo deberá enfrentar el primer proceso político contra un integrante del alto tribunal en los últimos 57 años. De nada valió la enérgica defensa que ejerció el menemismo, aliado incondicional de la mayoría automática, sobre todo luego de la votación donde apenas cosecharon 20 votos contra los 139 que sumó la acusación. Ahora se abre un largo tratamiento en el Senado, donde el cortesano tendrá que responder por los 10 cargos que pesan por ahora en su contra. La próxima semana los diputados planean aprobar otros tantos cargos que complicarán aún más el futuro de magistrado.
Contrariamente a lo que se preveía, la de anoche fue una sesión tranquila, sin polémicas y hasta por momentos soporífera. Tal vez la ausencia de sorpresa en cuanto al resultado final de la votación y la mesura de la acusación terminó por quitarle voltaje al debate. Poco antes de las 23.30, casi a la misma hora en que el martes la Cámara baja anuló las leyes de impunidad, los diputados acusaron al supremo por mal desempeño en sus funciones.
“Quiero recordar que Moliné está acusado por diez cargos en tres casos y que en la Comisión de Juicio Político hay en estudio otros cinco expedientes más que ya han sido admitidos”, aseguró Falú durante la presentación en el recinto de la acusación contra el supremo tenista. Su presentación intentó no cargar las tintas y atenerse a los casos y a una fundamentación jurídica y políticamente correcta. Así fue que luego de enunciar brevemente cada uno de los tres casos –Macri, Magariños y Meller–, se detuvo en algunos de los argumentos que fueron esgrimiendo los defensores de Moliné y algunos diputados del menemismo.
“En el descargo nos dijeron marxistas, fascistas, cesaristas, ignorantes, que hacíamos una parodia, que no merecíamos ser legisladores” recordó Falú. El tucumano también desarmó el repetido argumento de quienes critican el procedimiento de juicio político porque se revisan los fallos. El legislador dejó en claro que en este punto no serán modificadas por la Cámara de Diputados ninguno de los efectos de los fallos del alto tribunal sino que se trata de ver si esos procedimientos se hicieron con respeto al derecho y al correcto desempeño del juez.
Sin estridencias y con mucha cautela, Falú le dedicó incluso unos minutos al defensor de Moliné, Gregorio Badeni, quien cuestionó a la comisión la capacidad de acusar al supremo por la sanción disciplinaria que la Corte le aplicó en su momento al juez Héctor Magariños: “Lamentablemente el defensor parece que se olvidó de lo que él mismo escribió en un libro sobre este tema. El defensor escribió que las facultades para sancionar son exclusivas del Consejo de la Magistratura, si la Corte lo hiciera se arriesga a ser objeto de un juicio político al violar la letra de la Constitución Nacional”.
Cerca de Falú, la riojana menemista Alejandra Oviedo se salía de la vaina por hablar. Cuando llegó su turno, la legisladora anticipó su voto contrario a la acusación. Aseguró que la comisión “demonizó y estigmatizó”, ayudada por los medios de prensa, a los integrantes de la Corte. “Sin duda los tiempos están cambiando, porque ahora el control de constitucionalidad ya no lo ejerce la Corte sino la comisión de Juicio Político”, indicó antes de afirmar que las causales de acusación son “endebles”. La riojana no dudó en traer al recinto las elecciones de la ciudad de Buenos Aires al sostener que incluir el caso Macri en laacusación era una clara muestra de la intencionalidad electoral y perjudicar al contrincante de Aníbal Ibarra. Desde su banca, el arista Fernando Melillo no desaprovechó la oportunidad para decir, luego del discurso de Oviedo, “a confesión de parte, relevo de prueba”. La conclusión no dejaba lugar a dudas, para el legislador los dichos de la menemista ratificaban que Macri es Menem.
La defensa de Oviedo no encontró eco. Así, uno a uno los diputados radicales Carlos Iparraguirre, Juan Minguez y Hernán Damiani y el justicialista cordobés Guillermo Johnson, se explayaron en la descripción de cada uno de los tres casos. No pudieron pormenorizar en detalle ya que tan solo contaron con diez minutos para hablar de expedientes voluminosos y complejos. El más didáctico de ellos fue Iparraguirre, quien se quedó con las ganas de reflejar en las pantallas electrónicas las pruebas que documentaban la adulteración del reclamo del grupo Meller. No contó con la aprobación del titular del cuerpo, el duhaldista Eduardo Camaño.
Una de las últimas exposiciones fue la de Elisa Carrió. La chaqueña comparó las acusaciones contra Moliné con las de un homicida que no fue acusado por 18 muertes, gracias a la impunidad que le garantizaron los jueces, y termina preso por un asalto. La mención venía a cuenta de la cantidad de pedidos de juicios políticos frenados por César Arias durante la década menemista e incluso por la corta gestión de la Alianza. “La historia de esta mayoría automática es la historia de la impunidad. Estos tres casos dan cuenta de cómo funcionó el régimen, se pueden llamar Macri, Meller o cualquier otro. Los negocios se hacían en el Ejecutivo, pasaban al Parlamento y, si era necesario refrendarlos judicialmente, lo hacía la Corte que era garante final de la impunidad y no de la Justicia”, dijo Carrió. La legisladora también pasó en blanco sobre negro la sanción que le correspondió al juez Magariño. No dudó en sostener que se trató de ensuciarle la foja de servicio para invalidarlo en el concurso que había ganado para cubrir una vacante en la Cámara Federal porteña.
Para el Congreso fueron dos días agitados. Primero fue la anulación de las leyes de impunidad y ayer continuó desmoronándose la tristemente célebre mayoría automática del menemismo. Algunos no dudaron en afirmar que tal vez la Corte comience a dejar de ser el más alto tribunal de Injusticia.
Subnotas