EL PAíS › OPINIóN
› Por Juan Patricio Murray *
El pasado domingo, el diario matutino a quien su fundador autodenominó pomposamente “Tribuna de doctrina” nos de-sayunó con letras de catástrofe en su tapa respecto que “El narcotráfico lidera ya las preocupaciones de la mayoría de la sociedad”.
Además de la nota de tapa con las remanidas e incomprobadas afirmaciones del doctor Ricardo Lorenzetti sobre el tema y reproducción de una encuesta que fue encargada a la consultora Poliarquía, el mismo medio, en nota con firma de Eugenio Burzaco con el título “El resultado de la indiferencia y la inacción”, sostiene, refiriéndose a la mentada encuesta y los temas que según ella tienen en vilo a la sociedad, que “...la segunda cuestión es el impacto de la delincuencia violenta y el avance de las redes de narcotráfico...”, planteando que la tasa de homicidios cada cien mil habitantes en ciudades como Rosario, Mar del Plata, Mendoza y algunos lugares del Gran Buenos Aires ya son similares o superiores a los de México y Colombia.
Llama poderosamente la atención lo allí consignado pues hace poco más de ocho meses, en su edición del 3 de junio de 2013, La Nación editorializaba “Buenos Aires. Hay siete homicidios cada cien mil habitantes”.
De esos datos, compulsados con otros públicos de fácil acceso, se desprende:
Que la ciudad de Rosario tenía una tasa de nueve homicidios cada cien mil habitantes en 2009 que se elevó a 26 en 2013 y que, con los de los meses de enero y febrero de 2014 se proyecta a 34 para este año. Mar del Plata tiene una tasa de 9,11 homicidios cada cien mil habitantes, Córdoba de 6,5, la provincia de Buenos Aires de 7,7, Capital Federal 6,7 y Argentina una tasa general de 5,5 homicidios por año cada cien mil habitantes.
Los lugares del Gran Buenos Aires con mayor tasa son el Departamento Judicial San Martín (11,6) La Matanza (9,6) y Lomas de Zamora (8,8).
Los homicidios medidos, por período anual y cada cien mil habitantes, son en nuestro país bastante menores que en Uruguay (con una tasa de 8,12) y muy inferiores a los de Brasil (con una tasa general de 22,7).
Aun en los lugares más violentos como Rosario (proyección de 34 homicidios por año cada cien mil habitantes para 2014) se está muy lejos de los 92 de Cali, los 50 de Medellín, los 77 de Sinaloa y los 58 de Chihuaha, los estados con índices más altos en Colombia y México.
¿Qué se esconde tras esta tergiversación de lo afirmado hace menos de un año por el propio diario donde se publica la nota?
La atención de los Estados Unidos de Norteamérica a los “nuevos peligros”, entre los que impone el narcotráfico y el terrorismo y su intención de instalación en los países del extremo sur de América latina no debe ser vista como ajena a la misma.
* Abogado que cumple funciones como secretario letrado de la Procuración General de la Nación en la Procuraduría contra la Narcocriminalidad
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