Este año tenemos nuevamente la lamentable certeza de que la mortalidad infantil y materna continúa aumentando en la ciudad más rica del país.

Los datos publicados por la Dirección General de Estadística y Censos dependiente del Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informan que en 2013 la mortalidad infantil llegó a 8,9, es decir ocho casos cada mil nacidos vivos, y que la mortalidad materna alcanzó el 1,6, o sea un caso cada diez mil.

Las cifras que arroja la Ciudad son consideradas por la ONU como altas, ya que la mortalidad materna en 2012 se registró en 1,4, aumentando dos puntos en 2013. Por otra parte, la mortalidad infantil registra una diferencia aún más alarmante. En 2012 la misma fue de 8,1, pero en 2013 ese promedio escaló hasta los 8,9.

Los números son fríos, pero no hay que olvidarse de que estamos hablando de miles de niños y madres afectados por la desidia de un Estado porteño ausente que no hace más que expulsar del sistema público a pacientes, profesionales y trabajadores de la salud. Para muestra basta un botón.

Con estos datos, la Ciudad se aleja considerablemente de los Objetivos del Milenio que plantea la ONU y que establece para el año 2015 una reducción de la mortalidad infantil al 5,6 y la mortalidad materna, de 1,025. Si las cosas siguen por el mismo camino, y con la misma pasividad, la Ciudad se encontrará cada vez más lejos de esos objetivos.

Por otro lado, la Dirección de Estadísticas e Información en Salud, del Ministerio de Salud de la Nación, informa que entre 2002 y 2012 la mortalidad infantil se redujo en un 33 por ciento, mientras que la mortalidad materna, en un 13 por ciento.

Estos datos favorables a nivel nacional son el claro resultado de las políticas de inclusión de un Estado presente. Políticas como el Plan Nacer y la Asignación Universal por Hijo tienen como objetivo el cuidado en salud y la mayor inclusión de los argentinos.

* Diputado nacional (Frente para la Victoria).