EL PAíS › EL ARMADO DE LA CAMIONETA USADA EN EL ATENTADO CONTRA LA AMIA
El ex armador de autos ya fue juzgado y terminó absuelto porque el tribunal oral impugnó la investigación. Pero la Corte convalidó luego la parte relacionada con el coche bomba. Ya estuvo diez años en prisión.
› Por Raúl Kollmann
El juez Rodolfo Canicoba Corral dispuso ayer el cierre de la instrucción y la elevación a juicio de la acusación contra el ex armador de autos truchos, ahora abogado, Carlos Telleldín, como cómplice del atentado contra la AMIA. La base de la imputación contra Telleldín, obra del fiscal especial del caso, Alberto Nisman, es que mintió sobre la camioneta que armó y cuyo motor fue encontrado entre los escombros de la mutual judía. El próximo paso será el sorteo de un tribunal oral.
Telleldín ya fue juzgado en su momento por el Tribunal Oral Federal 3, pero terminó absuelto en 2004, después de haber cumplido algo más de diez años de prisión. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia, que ratificó gran parte de lo resuelto por el TOF 3, dejó vigente la primera parte de la investigación, justamente la que tenía que ver con la camioneta bomba que se usó en el atentado. El último tenedor, el que la armó con partes robadas, fue Telleldín y el TOF 3, después de haber recibido el testimonio de decenas de peritos y forenses, concluyó que se usó ese vehículo en el ataque. Por ejemplo, una víctima tenía un elástico incrustado en el pecho y los jueces dijeron que era prueba concluyente de la existencia del coche bomba.
Ayer, en una entrevista con Radio 10, Telleldín reiteró su inocencia y además sostuvo: “Ya pagué una prisión perpetua por anticipado”. Es que El Enano, como le dicen, computa que con la llamada ley del dos por uno, que regía en el momento del atentado, estuvo preso el equivalente a 18 años de prisión, lo que lo pondría en situación de pedir la libertad condicional. En Comodoro Py afirman que Telleldín no está muy errado, aunque hay discrepancias en el cómputo y no faltan quienes dicen que deberá cumplir otro tiempo en prisión. En cualquier caso, lo más trascendente es esclarecer la trama del atentado y el juicio oral podría arrojar luz –o no– sobre lo ocurrido.
En la resolución de ayer, Canicoba sostiene que el armador de autos truchos está implicado en el atentado porque armó la camioneta, pero no la vendió como era habitual, sino que hizo una serie de maniobras que demostrarían que sabía que se iba a usar para el ataque. Por ejemplo, dice Canicoba –en base al dictamen de Nisman–, que se hizo un boleto de compraventa falso; que mezcló distintas camionetas para que no se pudiera identificar la que se iba a usar para el atentado, que el vehículo tenía elásticos reforzados para cargar con los explosivos, que antes del ataque huyó a Misiones, que se lo vio muy nervioso no bien se produjo la explosión y que entre la entrega de la camioneta –domingo 10 julio de 1994– y el momento en que el vehículo se estacionó cerca de la AMIA –viernes 15 de julio– hubo demasiado poco tiempo para que la banda terrorista llevara a cabo su plan, de manera que todo debió ser planeado desde antes, con la participación de Telleldín. La defensa del ahora abogado sostiene que son todas especulaciones y que no hay ninguna prueba de que Telleldín sabía del atentado.
En su momento, Canicoba Corral calificó el atentado como un crimen de lesa humanidad, dadas sus motivaciones raciales y por considerar que se trató de un asesinato masivo con esa motivación. Eso hace que no haya prescripción en el caso y sea posible este nuevo juicio.
Nada será fácil para los jueces. La investigación original, a cargo del destituido juez Juan José Galeano, fue muy defectuosa y el TOF 3 consideró que “fue un armado al servicio de políticos inescrupulosos”. Eso hace que no se sepa, por ejemplo, quién manejó la camioneta hasta incrustarse en la AMIA o de dónde salieron los explosivos.
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