Sáb 30.08.2003

EL PAíS

Pampuro no sólo no se va sino que promete quedarse todavía más

El presidente Kirchner calificó la versión sobre una posible salida de José Pampuro del gabinete como “un disparate y un absurdo”. El ministro también fue concluyente. Aseguró que aunque lo elijan diputado seguirá en Defensa. Los dos se preocuparon en mostrar que la Alianza Kirchner-Duhalde aún goza de buena salud.

Por M. G.
Desde Calafate

El presidente Néstor Kirchner quiso ser enfático. “Es absurdo, un disparate”, aseguró. Por su lado, el ministro José Pampuro no solo desmintió cualquier discusión terminal con el presidente sino que fue más allá: “Aunque salga electo diputado voy a seguir en el gobierno, y voy a seguir siendo ministro”, prometió. Traducción: que la alianza entre Kirchner y Eduardo Duhalde se doble, en todo caso y si no hay más remedio, pero que no se rompa.
Kirchner y Pampuro desmintieron en serie luego de una nota aparecida ayer en La Nación que daba cuenta de una supuesta reyerta fuerte entre ambos. Tan fuerte que el Ministro aparecía a punto de renunciar. La presunta pelea se habría debido, según el diario, a que 150 millones de pesos acordados entre Pampuro y el ministro de Economía Roberto Lavagna, habrían sido desautorizados por Kirchner.
Consultado en el tramo Buenos Aires-Calafate, Pampuro sólo informó de una diferencia sobre el destino de los 150 millones, y no sobre la suma en sí misma. Y Kirchner, además de sus frases sobre el absurdo y el disparate, no perdió ocasión de abrazarlo, pese a la diferencia de altura, palmearlo y pegarle con cariño en la calva haciendo chistes sobre la guerra entre los dos.
“Los 150 millones irán para producción de la defensa”, dijo Pampuro.
–¿En qué exactamente?
–La radarización de la Fuerza Aérea, vehículos para el Ejército y el pago de la contraparte argentina para lanchas de ultramar que controlen la seguridad pesquera –dijo Pampuro.
En la pipa de la paz, o en la pipa sin paz porque antes no hubo guerra, parecía colarse la transformación de la Armada en una fuerza de seguridad.
–¿Las embarcaciones son para la Marina? –preguntó Página/12 a Pampuro.
–Sí, son cuatro corbetas que llegarán en los próximos cuatro años -dijo el ministro.
–¿Entonces el Gobierno decidió convertir a la Marina en una fuerza de seguridad?
–No, sólo en complementar las funciones entre la Armada y la Prefectura.
–Pero la fuerza de seguridad para controlar la pesca es la Prefectura, ministro.
–La Marina es importante para preservar las 200 millas –dijo Pampuro.
–Eso sí. Pero, ¿poner a la Armada a controlar la pesca no es lo mismo que poner al Ejército a controlar el contrabando en lugar de la Gendarmería?
–Es una forma de ver las cosas. Pero la Argentina es un país marítimo -dijo el ministro.
Fue imposible, en este tramo de la charla, evitar la presunción de que, en la discusión de un destino para los 150 millones, un diablo muy experimentado y vestido de uniforme blanco metió la cola con habilidad de lobby experto. Si ahora no hay una vuelta de tuerca, la Argentina es la que habrá dado una vuelta de tuerca retrocediendo por un camino que llevaría a la participación de las Fuerzas Armadas en tareas policiales, en este caso en el mar y con la pesca.
La radarización presenta menos aristas de conflicto. Pampuro informó que el plan no es radarizar con empresas extranjeras, norteamericanas o italianas, sino con el Invap, la empresa estatal de tecnología y energía nuclear.
El paquete marítimo incluiría también una revitalización de los astilleros Domecq García y de Río Santiago en producción para la defensa, para reparar submarinos brasileños. Y miras de visión nocturna con tecnología israelí, para tanques. También la puesta a tono de la fabricación de balas dentro de Fabricaciones Militares. Pero nada de esto influye sobre la alianza básica, aunque no excluyente, que da sustento a la administración Kirchner: el tándem entre el Presidente y Duhalde. Pampuro fue el primer duhaldista que creyó en la chance de Kirchner candidato de Duhalde y una salida abrupta del gobierno daría la señal de que la solidez de la alianza con el jefe peronista que controla el Gran Buenos Aires está en duda. Y cuando el Gran Buenos Aires corre peligro de inestabilidad, toda la estabilidad política argentina es la que queda entre paréntesis.
Sólo por este motivo Pampuro le dedicó menos tiempo a analizar la decisión española de impedir los pedidos de extradición formulados por el juez Baltasar Garzón.
–El tema queda en la Justicia –dijo Pampuro en sintonía con Kirchner-. La Justicia es la que determinará los pasos a seguir. Yo creo interpretar que para cualquier militar argentino es mejor ser juzgado aquí en el país que en el exterior. Esa es una buena noticia. Es bueno que un tema que lleva tantos años de debate en la sociedad se solucione en la Argentina. Es un problema nuestro que tenemos que resolver entre nosotros.

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