Sáb 14.06.2014

EL PAíS  › DETUVIERON EN TRELEW A UN EX POLICIA ACUSADO EN LA MEGACAUSA LA PERLA

Un prófugo en el cajero automático

Juan Carlos Damonte tenía orden de captura desde el 8 de agosto de 2012. Fue detenido en el centro de Trelew y está bajo arresto domiciliario. Fue mencionado por la sobreviviente Lilia Rosa Bruno.

El ex policía Juan Carlos Damonte, imputado por delitos de lesa humanidad en el centro clandestino La Perla y prófugo de la Justicia desde hace casi dos años, fue detenido el martes en Chubut mientras retiraba plata de un cajero automático. Damonte fue oficial del Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Córdoba, que antecedió y luego secundó al Ejército en las prácticas del terrorismo de Estado, y es recordado por los sobrevivientes por sus alias Coco o Capitán Coco.

La orden de captura había sido impartida por la Justicia federal el 8 de agosto de 2012. La detención se concretó en pleno centro de Trelew. Participaron investigadores de la Delegación Rawson de la Policía Federal y otros que viajaron desde Córdoba. Luego de una breve detención, se le concedió provisoriamente el arresto domiciliario con el argumento de que requiere atención médica que el penal de Trelew no estaría en condiciones de brindarle. Los pasos siguientes serán evaluar cómo se lo trasladará a Córdoba, donde podrá prestar declaración indagatoria.

El nombre de Damonte resurgió en el megajuicio de Córdoba en octubre de 2010 cuando declaró la docente jubilada Lilia Rosa Bruno, quien lo definió como su “represor personal”. Estudiante de Ciencias de la Información de 20 años, Bruno fue secuestrada de su casa en mayo de 1975, de un operativo en el que participó Damonte, que cumplía el rol de “bueno” en la división de roles de los represores. “Me tomó muchos años darme cuenta de que jugaban al bueno y al malo. En el centro de detención, el malo me pegó un culatazo en el abdomen y me preguntó si estaba embarazada. Me acusó de ser correo del ERP. Me golpeaba o me arrastraba de los pelos, mientras el bueno decía ‘dejala, no la jodas’”, relató. “En mi cabeza, entre el susto, la desesperación y mis 20 años, hice eso del bueno y el malo”, contó. “Damonte me parecía mayor. No sé si porque yo era muy joven, pero tenía barba y un poco de sobrepeso”, recordó. Una vez liberada, el policía reaparecía súbitamente en distintas situaciones: desde atrás de una estatua, desde un auto en marcha o esperando que bajara en determinada parada de colectivo.

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