EL PAíS
› EL PERONISMO SE CONSOLIDO EN BUENOS
AIRES Y EL RADICALISMO SORPRENDIA CON EL SEGUNDO LUGAR
De cómo el PJ renovó su triunfo en Buenos Aires
Felipe Solá continuará como gobernador bonaerense por cuatro años más. Eduardo Duhalde confirmó su poder en el justicialismo bonaerense. La UCR asombró a todos ubicándose, al cierre de esta edición, sobre Luis Patti y Aldo Rico.
› Por Nora Veiras
“Es el triunfo del peronismo bonaerense”, dijo Chiche Duhalde apenas se levantó la veda electoral. El 44,21 por ciento de los votos confirmaron el preanunciado triunfo de Felipe Solá para que continúe al frente de la gobernación y de Chiche para que entre como diputada nacional. Eduardo Duhalde es el gran triunfador, el hombre que bendijo en su momento la candidatura a presidente de Néstor Kirchner, la del propio Solá y, sobre todo, el que impuso y defendió la lista de diputados nacionales con varios impresentables encabezados por el ex canciller Carlos Ruckauf. Si ese resultado no sorprendió a nadie, sucedió todo lo contrario con la performance del radicalismo que se ubicaba segundo relegando al tercer y cuarto lugares a los represores reciclados Luis Patti y Aldo Rico. El ARI, con el ex radical Carlos Raimundi, lograba una respetable posición mientras que el candidato de Recrear, Hernán Lombardi, no hizo más que confirmar el meteórico retroceso de Ricardo López Murphy, quien viene reforzando su torpeza política desde el 27 de abril.
“Con el 50 por ciento de los votos, será otro Felipe”, se entusiasmaban en el entorno de Solá, pero el escrutinio no dio para tanto. “Ese otro Felipe” es, en realidad, una de las incógnitas que se abre en la disputa de poder dentro del hegemónico peronismo bonaerense. ¿Cómo jugará la autoridad de Duhalde? ¿Cómo mandarán, se alinearán o condicionarán a Kirchner? ¿Cómo continuará o se modificará la relación de necesidad y conveniencia de Kirchner-Duhalde y Solá? Una señal de las “sutilezas” de esos vínculos la dio ayer la interpretación de Chiche Duhalde. Primero dijo “me da lo mismo” cuando le preguntaron quién prefería que gane en la Ciudad de Buenos Aires a sabiendas de que Kirchner se jugó entero por la candidatura de Aníbal Ibarra. Después abundó en que el triunfo de Solá es también “el triunfo del presidente Kirchner y del vicepresidente Daniel Scioli (sic)”.
En Buenos Aires, el peronismo viene renovando su poderío inmune a la profundización de la crisis económica que hunde a la provincia. “Esto es como el PRI (el Partido Revolucionario Institucional que gobernó México durante setenta años), los caudillos provinciales no son señores feudales, son propietarios que controlan todo a través del clientelismo y el manejo de los planes sociales”, despotricaba anoche un ex cafierista que tras el fracaso del Frepaso terminó en el ARI. En rigor, el PJ gobierna el principal distrito del país desde 1987. La asimetría con el resto de las jurisdicciones es abismal: el presupuesto bonaerense supera los 10 mil millones de pesos. Sólo en educación maneja 3500 millones, lo cual equivale a todos los recursos de la Ciudad de Buenos Aires. Esa magnitud se reproduce en la dimensión del deterioro social: el 40 por ciento de su población es pobre y los índices de desocupación rondan el 18 por ciento y los de subocupación trepan al 14 por ciento.
Las especulaciones en torno al corte de boleta en beneficio de Solá y en perjuicio de la lista de diputados no fue significativa. El PJ especulaba con incrementar en cuatro los legisladores nacionales y llegar a veinte, una cantidad decisiva para controlar la mayoría en la Cámara baja pero que anoche no se cumplió (ver aparte). La ola de victorias le permitió también recuperar intendencias que había perdido a manos de la fallida experiencia aliancista como Quilmes, Lomas de Zamora o San Nicolás y hacerse de un bastión radical como Bahía Blanca.
Más allá del traspié bahiense y de la pelea voto a voto en San Martín —que anoche todavía lo tenía en vilo a Ricardo Ivoskus–, el radicalismo bonaerense sorprendió a todos con la elección de Margarita Stolbizer como candidata a gobernadora y de Federico Storani a la cabeza de la lista de diputados nacionales. No hubo un solo encuestador que registrara la eventualidad de que la UCR se ubicara como segunda fuerza teniendo en cuenta que en las últimas elecciones presidenciales Leopoldo Moreau habíaapenas superado el 2 por ciento. Ayer, al cierre de esta edición, escrutadas el 33 por ciento de las mesas, alcanzaba el 14,5 por ciento superando a Patti y Rico. El ex subcomisario, que supo hacer campaña de la mano de Carlos Menem, y el ex carapintada, que se define como auténtico peronista, terminaron restándose fuerza mutuamente a pesar de su discurso de mano dura para combatir el delito.
El ARI, con Carlos Raimundi y la dirigente docente Marta Maffei como candidata a diputada, se ubicó en el quinto lugar. La debacle fue para Recrear: la fuerza del supuesto emergente del centroderecha, Ricardo López Murphy, se desvelaba peleando las centésimas del 3% con la alianza de socialistas y de Izquierda Unida. En definitiva, en Buenos Aires el peronismo reforzó su poder pero no llegó al 50% sino que mantuvo el piso histórico del 45. El radicalismo empezó a resucitar gracias a los votos de los jefes comunales y Rico y Patti quedaron relegados a San Martín y Escobar.
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