EL PAíS
› FELIPE SOLA, SU RELACION
CON DUHALDE, CON IBARRA Y CON EL PRESIDENTE
“Voy a jugar grande, apuesto a Kirchner”
“Su base social es distinta y sus aliados me pegaban en la provincia, pero tengo buena relación personal”, señaló de Ibarra. Elogió el estilo de conducción de Duhalde y aclaró que, “si a Kirchner le va bien, le va bien a la provincia, no juego a la chiquita, voy a jugar a Kirchner”.
› Por Diego Schurman
Son las 11 de la noche. Felipe Solá está del otro lado del teléfono. Hace menos de 24 horas revalidó su título de gobernador de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, arranca la conversación contando un extraño sueño, que lo devolvió a la infancia, cuando montaba caballos en el campo. “No sé, pero me sentía feliz, en plenitud”, dice pausado, con voz de haber transitado una jornada larga y cansina.
–¿Habrá soñado que tomaba las riendas del PJ bonaerense?
–(Se ríe) Noooooooooooooo.
–Digo, porque la pregunta cantada es si el triunfo fue suyo o de Duhalde.
–No está tan claro si el triunfo es de Duhalde, de Kirchner o de Solá. Y no voy a contratar una consultora para averiguarlo. Puede ser que yo recicle algo del duhaldismo. Pero sin Duhalde yo no hubiera sido candidato. Hubiera ido a una interna. Hubiera sido una ruptura. Y pensar en un peronismo del Gran Buenos Aires votándome a mí en contra de Duhalde es difícil, ¿no?
–¿Se ve como parte del proceso que se inició con el triunfo de Kirchner?
–Lo más exitoso de la estrategia de Duhalde fue la salida electoral compleja, el diseño que él hace desde diciembre hasta marzo. Fue un diseño de ajedrecista, que hace que no estemos discutiendo ahora el frente antiliberal sino otra cosa. Si erraba teníamos victoria de López Murphy en un ballottage.
–¿Qué diferencia habrá entre el Felipe Solá que suplantó a Ruckauf y éste, con el 43 por ciento de los votos?
–Algunas peleas ya venía dando. Pero tengo mayor margen para ir a fondo. Voy a hablar con la oposición para hacer una reforma de la Constitución, que cambie el Estado bonaerense. Y obviamente que esté expresamente excluido el tema de la reelección, para que nadie piense mal.
–¿Qué cambios?
–El Estado bonaerense es obsoleto. Quiero mayor agilidad en los tres poderes. La gente necesita respuestas ya. Si Néstor (Kirchner) tiene éxito más allá de su carisma eso tiene que ver con su ritmo fuerte. La provincia de Buenos Aires es un nudo gordiano.
–Veo que le atrae el estilo K, la ejecutividad.
–La ejecutividad del nuevo milenio, que no es lo mismo que la de los años ’90 cuando había plata. La provincia tiene el presupuesto más bajo de su historia por habitante. Y en términos de comparación tiene el más bajo por habitante de todas las provincias argentinas.
–Pero para cualquier cambio va a necesitar del guiño de Duhalde.
–...lo vamos a conversar.
–¿Con este resultado se va a parar de una manera distinta frente a Duhalde?
–Hay otro horizonte. Hay cuatro años por delante y él va a estar tan interesado como yo que la provincia mejore.
–Finalmente, el corte de boletas no favoreció a Chiche Duhalde sino a usted. ¿Qué reflexión le merece?
–Yo di alguna opinión sobre Ruckauf bastante prudente, porque no soy mentiroso. Eso generó respuestas de Duhalde. Yo reaccioné en el sentido de que se pensara que una opinión mía era una especulación con intención de diferenciarme de la lista de diputados y de Chiche. Yo defendí la candidatura de Chiche. Buscamos empatía y la tuvimos. Hubo sinergia con Chiche. Creo que en el interior levanté la lista Chiche y ella me levantó a mí en el Gran Buenos Aires. La diferencia es un clásico: no hay elección en la provincia de Buenos Aires donde los diputados superan al gobernador. Además, la gente muchas veces tiene menos interés en votar diputados.
–¿No cree que hubo un castigo a Ruckauf?
–No me consta. Si creo que habré perdido algunos votos por izquierda por solidarizarme a la lista de diputados. También sucedió que la anticipación de una mayoría abrumadora jugó en mi contra. Muchos radicales del interior que me iban a votar dijeron “si va a ganar sí o sí voto por mi partido” y votaron a Stolbizer, que es una buena candidata. Ahí se me escaparon tres o cuatro puntos. Igual algún mérito mío hay porque en el 2001 el peronismo sacó menos puntos que ahora.
–Reconózcame que la lista del PJ mostraba cierta tensión, por no decir contradicción.
–Puede ser...
–Mantuvo firme a Juan Pablo Cafiero en Justicia y nombró a Carlotto en Derechos Humanos y simultáneamente se presentaba junto a una lista de diputados que algunos calificaron de “tren fantasma”.
–Una lista muy unicato, muy Duhalde. Yo no puse a nadie. Pero sí, venía de combo, está bien usada esa palabra.
–Entre la última semana y hoy, ¿en cuánto cambió su posibilidad de ser presidente?
–Yo estoy jugado a que a Kirchner le vaya bien. Si a Kirchner le va mal a la provincia le va mal, y entonces a mí me va mal.
–¿No se ve integrando un nuevo eje en el PJ, junto a Reutemann...?
–No. Si puedo mantener esta relación con Kirchner creo que voy a hacer una mejor gobernación. Mañana Dios dirá. Pero yo no me veo compitiendo con Kirchner. Si a Kirchner le va bien él tendrá más chances de repetir. Yo voy a jugar grande, no a chiquita. Voy a apostar a Kirchner.
–Usted le dijo a Ibarra “traté de no ayudarte mucho como para que desarrollara su propio triunfo”. ¿Hay bronca?
–Yo estaba medio chivo. Yo conozco mi votante medio, del Gran Buenos Aires. No es un votante progre clásico. El progre de la provincia de Buenos Aires va al ARI, suele ser de Boca, con perdón de la palabra. Además, esto de “si sos progre sos bueno y si no sos malo” que hay en la Capital, en el Gran Buenos Aires no se vive de la misma manera. Es una actitud un poco light de la Capital. Por otro lado, lo socios de Ibarra fuertes en Capital no se cansaron de putearme en la provincia. Yo admito que tengo mis falencias. Pero decían “vote limpio”. O sea que votar a Solá era “vote sucio”. Raimundi se dedicó a calumniar desde el primer día. Y a burlarse. Eso me alejó de Ibarra.
–¿Y hay chances de algún tipo de acercamiento?
–Sí. Nos llevamos bien personalmente, no hay una cuestión de celos ni problemas personales. Yo he ido a tomar mate a la casa. Pero tiene una base política distinta y una apoyatura política distinta. En fin, somos distintos. Yo me jugué las pelotas por Kirchner antes del 27 de abril. Ibarra no. El duhaldismo la pusimos, se jugó, fuimos al frente.
–En la elección, sin embargo, Ibarra apreció más dependiente de Kirchner que usted.
–Sí. En cambio, mi decisión por Kirchner es una decisión independiente.
–¿Qué significó para usted la derrota de Macri?
–A mí Macri no me parecía un retroceso al paleozoico. Me parecía una posibilidad de la derecha moderna, al estilo de López Murphy, que adquiría un compromiso fuerte de gestión. Que se ofrecía como mejor gerente. Y no me parecía un problemón para Kirchner. No hacía la lectura de Kirchner.
–¿Cuánto dura el pacto Duhalde-Kirchner?
–Usted seguro cree que va a durar poco. Yo digo que no se van a pelear. Duhalde va a garantizar el gobierno de Kirchner.
–Algún diario dijo que Duhalde va a tener que decidir a futuro por Kirchner o Solá.
–Nooooooooooooooo. Yo no veo eso.
–Usted dijo que se evitó la derechización...
–La derecha más prehistórica. Y lo digo por Patti. La versión más reaccionaria.
–¿Por qué el voto en blanco salió segundo?
–Por el desapego a la político. También puede ser el porcentaje del que se vayan todos.
–Sobre la mala performance de D’Elía, uno de los líderes piqueteros que suele predicar a favor de Kirchner...
–No voy a perder un minuto en hablar de D’Elía.
–¿Se animaría a decir que el padre de la victoria en la provincia de Buenos Aires es Solá?
–Me animaría a decir que los padres de la victoria en la provincia de Buenos Aires son Duhalde-Kirchner-Solá.