Por Sergio Moreno y José Natanson

En una reunión con Kofi Annan previa a su discurso en la Asamblea General, Néstor Kirchner propuso ayer a Carlos “Chacho” Alvarez como secretario ejecutivo de la Cepal, el organismo económico de la ONU para América latina y el Caribe. “Es una propuesta muy interesante”, dijo a Página/12 Alvarez, cuya candidatura compite con la de otros latinoamericanos de peso, como el brasileño José Serra.
El encuentro se realizó por la mañana, en el despacho de Annan en el piso 38 del edificio de la ONU. Allí hablaron sobre las trabajosas negociaciones con el FMI, la deuda de la Argentina con el organismo y la situación de Gabriela Arias Uriburu, cuyos hijos fueron secuestrados por su padre y llevados a Jordania.
En medio de la charla, Kirchner sugirió la posibilidad de que Alvarez ocupe la jefatura de la Cepal. “Es la propuesta oficial”, dijo Kirchner que, con la frase, buscaba bloquear la candidatura de otro argentino, el ex ministro José Luis Machinea, cuyo nombre había sido mencionado durante la última semana como el favorito de la Rosada.
Como suele suceder con algunos economistas latinoamericanos, aun con aquellos que fracasan ostensiblemente en la gestión, Machinea había logrado reciclarse como tecnócrata internacional. En este caso en el BID, donde recaló luego de su paso por el gobierno de la Alianza. Su nombre, que habría sido sugerido por los economistas de la Cepal, contaría con el aval de Enrique Iglesias, el titular del BID.
Sus chances se redujeron drásticamente a partir del veto de Kirchner. Sin embargo, esto no significa que el camino de Alvarez esté totalmente despejado. De hecho, su postulación compite con otras candidaturas de peso, como la de Serra, que se hizo famoso gracias al ambicioso plan de salud que implementó en su paso por el ministerio durante la gestión de Fernando Henrique Cardoso. Designado por Cardoso como candidato a sucederlo, Serra fue aplastado por Lula en las presidenciales del 2002.
El mecanismo de designación es sencillo. Cada país puede formular una sugerencia, pero la decisión depende de Annan, responsable de elegir al titular del organismo, equivalente a un subsecretario en la jerarquía de la ONU.
“Quiero ser cauto, porque no es una decisión mía, ni siquiera del Gobierno argentino. De todos modos puedo decir que sería interesante, porque tiene que ver con la idea de trabajar en el pensamiento estratégico”, explicó Alvarez.
Prudente, el ex vice prefirió esperar el resultado de la gestión, aunque es evidente su entusiasmo con una propuesta que –a diferencia del anterior ofrecimiento de Kirchner, la embajada en México– parece hecha a su medida.
Desde su famoso portazo, y luego de un período sin brújula, Alvarez busca convertirse en una especie de nexo entre el ámbito académico y el mundo de la política. Como parte de su plan de autorreciclado, Chacho sigue con sus clases, lanzó un centro de estudios y prepara un programa de televisión. Si se convierte en el nuevo titular de la Cepal, quedaría a cargo de un organismo de renombre, con peso en los medios académicos y al que podría imprimirle una nueva visibilidad política.
Creada en 1948 para monitorear el desarrollo de Latinoamérica y el Caribe, la Cepal marcó desde un principio diferencias con otros organismos económicos del sistema ONU, como el FMI y el Banco Mundial; en los ‘50 defendió un enfoque desarrollista y en los ‘60, orientada por Raúl Prebisch, cobró reputación mundial gracias a la teoría de la dependencia. A partir de los ‘80, opacada por ofensiva neoliberal, la Cepal perdió relevancia. Aunque últimamente sus informes cuestionaron el papel de otros organismos internacionales en las crisis latinoamericanas, aún no logró recuperar su lugar en el debate económico mundial.