EL PAíS › LA PRESIDENTA, CON EXCELENTE IMAGEN POSITIVA. EL FPV, CON LA MAYOR INTENCION DE VOTO
Una encuesta muestra que CFK tiene el 49 por ciento de aprobación y su partido, el 35 por ciento de intención de voto, un potente núcleo duro. Un sólido 54 por ciento ve el período kirchnerista como positivo.
› Por Raúl Kollmann
La medición de principios de noviembre le permite a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ostentar la mejor imagen positiva de los últimos tiempos, 49 por ciento, y un dato que hace tiempo no registraba: la imagen positiva supera a la negativa. “Venía subiendo desde que empezó la pelea con los fondos buitre y es posible que también haya influido su enfermedad”, analizó Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP). En paralelo, el Partido Justicialista-Frente para la Victoria retiene su supremacía como fuerza con más votos, con casi el 35 por ciento de los sufragios, lo cual refleja la potencia de la marca del peronismo. Después, esto se traducirá en candidaturas, pero ese 35 por ciento ya habla –como se menciona desde hace rato– de un núcleo duro del oficialismo, que lo acompañó aun en sus momentos de peor performance.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por el CEOP a nivel nacional, entrevistando a 1085 personas de todo el país, respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. El trabajo se hizo en los últimos días de octubre y se procesó la semana que acaba de terminar.
“Es un buen momento de la imagen presidencial –señala Bacman–. Con algunos altibajos, viene mejorando desde la crisis con los fondos buitre. La gente aprueba la forma en la que actúa en ese conflicto. Es muy posible que también haya influencia de la enfermedad, que siempre plantea un ambiente mayor de solidaridad y comprensión.”
Los datos ratifican los puntos de apoyo que hoy tiene CFK. Por un lado, los jóvenes. Entre los menores de 35, la imagen positiva trepa al 54 por ciento. Es una base de fuerte valor para el Frente para la Victoria. Pero del otro lado está la base tradicional del peronismo, los sectores de menos poder adquisitivo. “Es cierto –explica Bacman–, yo diría que en el Gran Buenos Aires la imagen positiva de Cristina está por arriba del 60 por ciento. Se supone que son los más castigados por la inflación. Sin embargo, no es lo único que se mira en esos sectores. Mucho más importante es, por ejemplo, la existencia de trabajo. No dudo que pesan también la Asignación Universal por Hijo, las jubilaciones y el programa Conectar Igualdad. Diría que los sectores más vulnerables tienen la mirada de que hay cierta protección. Lo más problemático para el oficialismo y para la imagen presidencial son las grandes ciudades: Capital, Rosario, Córdoba, Mendoza, pero en las segundas ciudades y en los cordones, la imagen presidencial es fuerte.”
Para Bacman es importante que dentro de los que tienen buena opinión de la Presidenta, hay una franja del 33 por ciento que tiene muy buena imagen de la mandataria. Aquí aparece lo que se llama el núcleo duro del kirchnerismo, algo así como los incondicionales. “También tenemos para decir y es algo que se verá en toda la encuesta, que vemos una sociedad dividida casi en dos: porque efectivamente hay un 49 por ciento que opina bien, pero casi el mismo porcentaje opina mal de la Presidenta. Este mes, Cristina volvió a datos que no registraba hace mucho: que la imagen positiva supera levemente a la imagen negativa. Sin dudas podría ser al revés. Lo que se ve es ese cuadro de división casi al medio del electorado”, explica el titular del CEOP.
Uno de los debates centrales del proceso electoral que se viene es la existencia o no de una voluntad de los ciudadanos de cambiar el rumbo en forma total o casi total. En ese aspecto, el CEOP les pidió a los encuestados una evaluación sobre los 11 años de gestión kirchnerista. En ese cuadro se percibe una mayoría, 54 por ciento, que opina que este período fue positivo, mientras que 43 por ciento lo evalúa como negativo. Es obvio que una parte del 54 por ciento son personas que tienen algún enojo con el oficialismo pero que, igual, consideran que hubo logros.
“Este cuadro demuestra que es un error hablar de fin de ciclo –sostiene Bacman–. Esta misma pregunta hecha a principios de siglo sobre el menemismo hubiera arrojado que el 25 por ciento decía que el ciclo de Carlos Menem fue positivo y el 75 por ciento hubiera dicho que fue un ciclo negativo. Esto explica por qué el riojano sacó algo parecido a ese 25 por ciento en las elecciones de 2003, pero también explica por qué se retiró del ballo-ttage contra Menem: sabía que el 75 por ciento le votaba en contra. Incluso podía haber sido más, casi seguro perdía votos obtenidos en la primera vuelta. El cuadro es ahora muy distinto. Insisto en el concepto de sociedad muy dividida, pero incluso en gente que está enojada con el Gobierno, creo que no hay voluntad de hacer un cambio grande, arriesgado. Me parece que algo así hemos visto en Brasil y Uruguay, con Dilma y Tabaré. El modelo es un modelo que conoce y terminó pesando mucho a la hora del voto. Fíjese que el candidato del FpV no necesitará hablar de lo que va a hacer, sino de lo que ya se hizo. Del otro lado hay una cruzada épica, orientada hacia lo anti K, pero todavía no se sabe bien con qué modelo”.
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