EL PAíS
› FESTIVAL INTERNACIONAL DE BUENOS AIRES
EL CIERRE DEL FESTIVAL SERA A TODA MUSICA Y BAILE
“Celebraremos lo marginal”
El grupo Les Yeux Noirs, integrado por judíos, gitanos y serbios, cerrará hoy el encuentro con un show gratuito al aire libre en la calle Corrientes. Su música es un mapa artístico de Europa Central.
› Por Diego Fischerman
Judíos, gitanos, serbios. Casi una colección de los perseguidos más perseguidos de Europa (aunque en épocas distintas). Y también el material con el que el grupo Les Yeux Noirs (los ojos negros) compone su repertorio. Un nombre que podría ser toda una declaración de principios, frente al paradigma de la pureza rubia. Sin embargo, Eric Slabiak, uno de los dos hermanos violinistas que comandan esta orquesta que funciona como una especie de aplanadora folklórica explica que se trata, sencillamente, “de una canción rusa; bellísima, seductora, que habla de cómo el calor de unos ojos negros puede lograr milagros”.
Olivier, el otro hermano violinista, cuenta que tenían un tío que tocaba música klezmer, que “todo empezó un poco por casualidad, porque nos pidieron que tocáramos en una fiesta”, que ellos estudiaban en el Conservatorio de Bruselas y que él les enseñó a tocar esa música. Otro de los integrantes del grupo es gitano y juntos han diseñado un estilo en que de lo que se trata, más bien, es de una suerte de mapa (sin límites precisos y donde las fronteras se mezclan), de las músicas populares de Europa Central. Pero, también, de las otras tradiciones que son parte de su formación, incluyendo la académica y, también, el jazz y el rock. Integrado además por François Perchat en cello, Pascal Rondeau en guitarra acústica y voz, Franck Anastasio en bajo eléctrico y voz, Marian Miu en cymbalon y Adje Tafial en batería, Les Yeux Noirs será el encargado de cerrar, hoy a la noche, el Festival Internacional de Teatro con una fiesta a su medida. Primero, a las 21, serán Kevin Johansen + The Nada. Y media hora después Les Yeux Noirs se pondrán al frente de un gran concierto y baile sobre la calle Corrientes, entre Montevideo y Paraná (la cuadra del Teatro San Martín).
“No hay un mensaje político explícito en nuestra música”, asegura Eric. “Sin embargo el sólo hecho de que exista ya es un mensaje en sí mismo. Se trata de formas de expresión que celebran la idea de lo distinto, de la persistencia a través de siglos de lo minoritario, de lo marginal”. Olivier agrega que “igual que con la aparición de las cinematografías de muchos lugares de Europa que estaban afuera de las industrias centrales, esta música muestra culturas sobrevivientes. Además, para pueblos como el gitano, que no tiene literatura, la forma de comunicación es la música. Funciona como una manera de reconocerse entre sí y hasta incluso como una especie de conversación. Uno tiene la guitarra, el otro el violín, otro más el cymbalon y, en vez de hablar, uno se pone a tocar y los otros lo siguen”. Les Yeux Noirs cantan en yddish, ruso y romaní. Sus canciones provienen de esos lugares y, también, de Armenia o Hungría. Desde hace diez años son, en Europa y en Estados Unidos, donde ya han estado de gira, un fenómeno cada vez más amplio. El público, dicen, se siente en sus conciertos como si estuviera en una fiesta. “Sin embargo, las temáticas de las canciones no son siempre festivas. Hablan de amor, de tristeza, de soledad, del hogar y de la falta de hogar”, dice Eric. “Lo que sucede es que las melodías y el impulso rítmico parecen tener una gran cercanía con el baile y, por otra parte, se trata de culturas en las que el baile y el canto colectivo no están escindidos de la vida cotidiana e, incluso, de la tristeza o la melancolía”. En cuanto al cambio de contexto que significa hacer esta música en concierto y a lo que esa mudanza puede influenciar la música en sí, Olivier afirma: “Pensamos un concierto como si fuera una reunión de un clan o de un grupo en una caravana. Tratamos de borrar las distancias entre el escenario y el público y nos preocupa que en el orden de las canciones haya una secuencia dramática, que haya un relato y que en ese relato se note un crescendo”.
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