EL PAíS
› RODRIGUEZ Y MACALUSE, JEFES DEL ARI CUANDO CARRIO SE VAYA
Los sucesores van de jeans y zapatillas
› Por José Natanson
En diciembre, Elisa Carrió dejará el Congreso. A pesar de la resistencia de sus seguidores, la chaqueña argumenta que el paso al costado es indispensable para abrir el camino a las nuevas generaciones, y por eso tiene en mente a dos dirigentes jóvenes como futuros reemplazos. A fin de año, Marcela Rodríguez y Eduardo Macaluse –dos diputados cercanos a Carrió, que militan en el ARI desde el principio y suelen vestir de sport- se convertirán en los jefes del principal bloque del centroizquierda.
Cuando se complete el interminable proceso electoral, el ARI contará con un bloque de once diputados, que podría estirarse a dos o tres más de acuerdo con el resultado de los comicios provinciales que aún no se realizaron. Si se cuentan los cuatro posibles aliados del interbloque -del PI, el Frente y otras fuerzas amigas– sumarían unos 15, la cuarta bancada en importancia luego del PJ, el radicalismo y los provinciales.
Carrió fue hasta ahora la líder política y la cara visible del bloque, que utilizó como tribuna para sus principales movidas políticas: la Comisión de Lavado, las críticas a Domingo Cavallo, el juicio a la Corte. A pesar de que la lucha parlamentaria constituye parte importante de su trayectoria, la chaqueña decidió no renovar su banca. El argumento es que su figura encandila, opaca al resto de sus partidarios e impide el crecimiento de otras dirigentes.
Carrió ya decidió los nombres de sus reemplazantes. Abogada, con un master en Yale, Marcela Rodríguez trabajó en el Consejo de la Consolidación Democrática durante la gestión de Raúl Alfonsín, que más tarde la llevó como asesora a la Convención Constituyente de 1994. Hiperactiva como pocas, Rodríguez trabajaba como directora del Centro de la Mujer de Vicente López cuando Carrió, a quien había conocido en la constituyente, la convocó como asesora. Tenían –aún tienen– grandes diferencias: Rodríguez es agnóstica y defiende la despenalización del aborto, que la chaqueña rechaza. Igual, Carrió le encargó temas clave, como la redacción del preinforme de la Comisión de Lavado, y le dio un lugar importante una vez que ingresó como diputada: Rodríguez coordinó el programa de gobierno del ARI y es la representante de su partido en el Consejo de la Magistratura.
El otro futuro reemplazo, Eduardo Macaluse, tiene 44 años. De joven se dedicó al trabajo social junto al obispo neuquino Jaime De Nevares, ocupación que alternaba con su rol como profesor de lengua y literatura. Aunque comenzó militando en el peronismo, más tarde se acercó a Fernando “Pino” Solanas, a quien ayudó en la construcción del Frente del Sur. En simultáneo con su militancia política, Macaluse desarrolló una larga trayectoria en el gremio docente. Integró el consejo directivo de Ctera hasta que en 1999 renunció para asumir como diputado, como parte de un acuerdo entre Suteba, el poderoso sindicato de los docentes bonaerenses, y el Frepaso. Amigo de Chacho Alvarez, Macaluse se alejó de la Alianza luego de los primeros giros conservadores del gobierno de Fernando de la Rúa y emigró al ARI, donde construyó una buena relación con Carrió.
Rodríguez y Macaluse no sólo comparten la confianza de la chaqueña y la identificación generacional. También cultivan cierto desparpajo en el vestir: Rodríguez suele aparecer en el Congreso de jean y zapatillas, con su larga melena de rulos; Macaluse esquiva el traje cada vez que puede, y fue apodado el “diputado hippie” por sus compañeros de bloque.
A partir de diciembre, la idea es cambiar la conducción unificada de la bancada y establecer un esquema colegiado, que incluirá a los dos diputados. Uno se ocupará de liderar el bloque y el otro de la relación con los aliados, algunos de los cuales integran el interbloque y otros no: los socialistas, por ejemplo, no tienen relaciones parlamentarias formales con el ARI, pero suelen votar los mismos proyectos.
Los elegidos de Carrió no estarán solos. Compartirán la bancada con otras figuras, como la líder de Ctera, Marta Maffei, que a pesar de su dimensión no quiere ocupar un lugar en la conducción del bloque. Tambiénestará Graciela Ocaña, durante años mano derecha de Carrió, que se alejó de la chaqueña luego de rechazar la candidatura a gobernadora. El tucumano José Vitar, ex chachista de larga trayectoria, no tiene garantizado su ingreso al Congreso. Y Rafael “Balito” Romá, el dirigente del ARI más experimentado, prefirió no renovar su banca.