EL PAíS › HASTA AHORA, LAS PERICIAS APUNTAN A QUE EL FISCAL SE DISPARO A SI MISMO
El centro de la investigación de la fiscal está en los resultados de la autopsia: no había terceros en la escena. La hipótesis se fortaleció con las pruebas de ADN. Cómo sigue la búsqueda de otras pruebas que lo confirmen y los avances sobre presiones o inducción.
› Por Raúl Kollmann
El expediente judicial por la muerte de Alberto Nisman avanza en varias líneas, pero con una afirmación que sobrevuela todo: en el deceso del fiscal no actuó ninguna otra persona. El se disparó a sí mismo. La cercanía del tiro a menos de un centímetro, el hecho de que no haya rastros de pelea en el baño, que Nisman no tuviera heridas defensivas y, desde el viernes, la verificación de que las muestras de ADN encontradas en el baño son exclusivamente del propio Nisman, configuran un cuadro probatorio que indica que el fiscal se sentó en el baño y se disparó. Aun así, hay que confirmarlo con pruebas que faltan. La fiscal Viviana Fein, supervisada por la jueza Fabiana Palmaghini, tiene la obligación de investigar si hubo presiones o inducción al suicidio. En ese terreno, avanzan sobre todo lo que rodeaba a Nisman: su trabajo, el sorpresivo viaje de regreso, el extraño informático Diego Lagomarsino –que viajó con él varias veces al extranjero–, los cuatro celulares del fiscal, sus computadoras y el movimiento en el edificio Le Parc.
Por ahora, el punto nodal del expediente es la autopsia. Lo que concluyeron los doctores Héctor Di Salvo y Fernando Trezza, supervisados por el decano Luis María Godoy, es que “no hubo presencia de terceras personas en la muerte del doctor Nisman”.
Los forenses se basaron en tres cosas:
- La distancia del disparo, menos de un centímetro.
- El cuerpo exhibía espasmo cadavérico, lo que significa que en vez de un relajamiento, por la cercanía del disparo, el cuerpo adquirió rigidez inmediata. Es por eso que el dedo quedó doblado, en la posición en que efectuó el disparo.
- Nisman no tiene lesiones defensivas, es decir que no participó de una pelea antes de su muerte.
A esto se agregan dos datos que tienen que ver con la escena de la muerte.
- No hay rastros de lucha en el baño. Ni arrastramiento del cuerpo ni sangre esparcida en distintos lugares.
- Todo indica que el fiscal se pegó el tiro sentado sobre el inodoro y cayó hacia la puerta, bloqueándola. Eso hacía imposible abrir la puerta desde afuera del baño sin producir un arrastramiento. Así lo encontraron los custodios, pero estaba su madre como testigo.
El viernes, la fiscal Fein comunicó que todas las muestras de ADN recogidas en el baño pertenecen al propio Nisman. Se tomaron muestras del short, la remera, la pistola, el cargador, cartuchos y vainas. No se especificó si las muestras surgieron de la sangre que quedó en una mancha de unos 70 centímetros o si también se hizo lo que se llama ADN de contacto, es decir de las células que quedan de la piel en el arma. Cuando se le preguntó a la fiscal por qué no hay ADN del informático Diego Lagomarsino en la pistola, la fiscal contestó que “una huella (la de Nisman) tapó la otra (la de Lagomarsino)”.
La fiscal está esperando que la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, que representa a las hijas como querellante, presente peritos de parte para revisar, por ejemplo, las cámaras de seguridad. Fein quiere ver si la secuencia relatada por el informático Diego Lagomarsino es verídica. Hay un dato que vertió el subordinado de Nisman y que encaja con que el fiscal se haya disparado a sí mismo.
Lo primero es que lo citó el sábado a las tres, cuatro o cinco de la tarde (está en duda) y la realidad es que lo hizo exclusivamente para pedirle la pistola. Lo notorio es que no se la pidió para el día siguiente o el lunes, sino que lo mandó de inmediato a su casa a buscarla. Es decir que lo obligó a hacer un viaje de Puerto Madero a Martínez a buscar el arma.
Cuando Lagomarsino llegó a su casa, estaba su esposa con unas amigas y no quería sacar el arma delante de ellas. Eso implicó una demora. Llama la atención que en ese momento vuelve a comunicarse Nisman para preguntarle si encontró la pistola y por qué se estaba demorando.
Por último, está claro que el fiscal quería la pistola de inmediato, por lo que obligó a Lagomarsino a volver desde Martínez a Puerto Madero, ya a las ocho de la noche. No le dijo al informático: “dejá, me la traes mañana o el lunes”.
Como publicó este diario, una jueza amiga de Lagomarsino se comunicó con Página/12 el miércoles 21 de enero. El informático había estado en casa de la magistrada y le contó todo lo ocurrido aquel sábado en que le llevó el arma. Lagomarsino dijo en casa de la jueza: “Ahora, atando cabos, me doy cuenta de que cuando me pidió el arma, Alberto (por Nisman) ya sabía lo que iba a hacer”. Se trató de una clara referencia a que Nisman ya tenía tomada la decisión de dispararse a sí mismo.
Cuando le tome declaración otra vez, la fiscal Fein va profundizar sobre todo esto. Antes querrá ver si la secuencia relatada por Lagomarsino se verifica en las imágenes de las cámaras de seguridad.
Este diario también ratifica que Lagomarsino le dijo a su jueza amiga que Nisman recibió un llamado de Jaime (Stiuso) advirtiéndole que no confiara en su custodia y que les pusiera seguridad a sus hijas. Si el informático no lo declara, la jueza se presentará ante la fiscal.
De acuerdo con lo declarado por colaboradores de Nisman, éste esperaba que le entregaran una serie de escuchas para fortalecer la denuncia que presentó contra la Presidenta, el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, los dirigentes Luis D’Elía, Fernando Esteche y el referente chiíta argentino Yussuf Khalil. Por lo que dijeron los empleados, esas escuchas nunca le llegaron a Nisman.
La fiscal, sobre la base de esas declaraciones, está mirando qué trascendencia tuvo esto en la muerte del fiscal.
Se esperaba para este fin de semana el estudio toxicológico, complementario de la autopsia. Es el que puede indicar si Nisman consumió o lo hicieron consumir un fármaco. La hipótesis que Fein necesita descartar es que al fiscal lo hayan dormido y que, estando inconsciente, armaron una escena de suicidio. Se trata de una alternativa muy remota que ni siquiera encaja con la forma en la que se encontró el cuerpo, trabando la puerta de entrada al baño.
El otro estudio pendiente es la anatomopatología, también complementaria de la autopsia. Es un estudio de varios órganos y del orificio del disparo. La piel que rodea el orificio se analiza microscópicamente y ahí se ratifica la distancia del disparo. De todas maneras, hay muy pocas chances de que forenses de tanta experiencia como Di Salvo y Trezza se hayan equivocado.
Los peritos de parte que presente Arroyo Salgado seguramente también intervendrán en las pericias sobre los cuatro teléfonos de Nisman y sus computadoras. Las comunicaciones encierran parte de la vida privada del fiscal, por lo cual Fein quiere que su familia asista a los trabajos que se hagan.
Hay que ver si en esos celulares y en las computadoras se puede encontrar algo que oriente sobre el desenlace del domingo 18 de enero. Y no sólo lo que ocurrió ese día o el anterior, sino también en las jornadas previas a la vuelta de Nisman a la Argentina cinco días antes, en plena feria judicial.
Durante la semana que empieza mañana, se intentará hacer una especie de contraprueba respecto del barrido electrónico de la mano de Nisman. Como ya se sabe, no aparecieron rastros de plomo, bario y antimonio en gases emitidos por el fulminante.
La contraprueba es poco confiable, porque una clave es cuánta pólvora tenía el proyectil que, en principio, se disparó el propio Nisman. Sucede que se trata de una bala vieja, de un lote que Lagomarsino tenía guardado junto con el arma. El problema es que esos proyectiles pueden tener determinada cantidad de pólvora en una bala y poca en otra.
De todas maneras, la pericia se hará y va a ser otro dato a incorporar en el expediente.
Durante los próximos días seguirá declarando el personal de la Unidad Especial AMIA. Seguramente le permitirá a la fiscal y a la jueza tener una idea del estado de ánimo del fiscal, las escuchas que le prometieron y las presiones que podría estar sufriendo. Por lo que sabe –según declaraciones de quienes hablaron con él ese sábado a la tarde–, Nisman estaba muy preocupado por la audiencia en el Congreso: si los legisladores del Frente para la Victoria le iban a hacer preguntas o no; si se iba a permitir la presencia de cámaras. En todo este tema Fein también está trabajando.
Era pública la relación de Nisman con Stiuso y con los integrantes de la Secretaría de Inteligencia. Sin embargo, hasta ahora no se determinó quién en concreto trabajaba con él y la lógica indica que deberán ser llamados a declarar.
Parece nítido que el regreso intempestivo de sus vacaciones jugó un papel de importancia en el desenlace final. Quienes deberían responder preguntas sobre eso no sólo están entre los que eran los empleados en la Fiscalía sino también en quienes estaban o están en la Secretaría de Inteligencia. Es público y notorio que una hipótesis de lo que pasó –sobre todo la denuncia contra la Presidenta– es que se trató de una operación de respuesta al descabezamiento de la SI. Por ahora no se dio ningún paso para investigar en esa dirección.
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