EL PAíS › A 39 AñOS DEL GOLPE > OPINIóN
› Por Julián Domínguez *
Han pasado 39 años del golpe cívico-militar más sangriento de nuestra historia. Por una razón meramente cronológica, a quienes crecieron en democracia les resulta casi imposible entender la sola idea de que hubo un tiempo en que el terrorismo de Estado disponía a su antojo de la vida y los bienes de cualquier argentino. Que se podía encarcelar, secuestrar y asesinar sin el menor miramiento. Pero esto ocurrió.
“Ya pasó”, dirán los que pretenden que el olvido se lleve las enseñanzas que ese horror nos dejó. Eso pasó, diré yo, y porque pasó es imprescindible recordarlo. Tener memoria de lo ocurrido no implica solazarse en el dolor y la tragedia: tener memoria es estar atento a que lo ocurrido no nos vuelva a pasar.
En estos 39 años hemos tenido avances y retrocesos. Es necesario recordar el coraje de Raúl Alfonsín para establecer el Juicio a las Juntas, como así también recordar que ese paso adelante se vio truncado por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Más tarde, los indultos de la década del ’90 atrasaron aún más el reloj de la historia.
Con la llegada de Néstor Kirchner volvimos avanzar en el camino correcto. La derogación de leyes e indultos fue decisoria para poder mirar el futuro sin sombras del pasado.
El gobierno de Cristina Fernández siguió y profundizo esa política de Memoria, Verdad y Justicia, y esa etapa oscura y sus actores –que especulaban con que el tiempo los amnistiara– han debido responder por sus crímenes.
Recordar lo que trajo aparejado el 24 de marzo debe servirnos para distinguir quiénes son los actores y cuáles los intereses que hoy como ayer, al no tener votos, viven buscando la desestabilización de los gobiernos democráticos y populares. Porque si bien son siempre intereses minoritarios los que atentan contra la voluntad popular, no siempre esos intereses llevan ropa verde oliva.
Pero este 24 de marzo nos encuentra con una buena noticia: la recuperación de la política como eje central de la construcción de una Nación trajo aparejada la vuelta de la juventud a la militancia y al compromiso social. Estos jóvenes han crecido lejos de aquellos horrores, son memoriosos del pasado, conscientes del presente y celosos guardianes de su futuro, que es el futuro de la Patria toda.
* Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.
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