Sáb 11.04.2015

EL PAíS  › EL CNB, QUE ABSORBIO AL FELTON BANK, CERTIFICO QUE NILDA GARRE NUNCA TUVO CUENTAS EN ESAS ENTIDADES

“No hay registro de una cuenta a su nombre”

El banco informó que la embajadora no figura ni figuró como titular, cotitular o firmante en nombre de alguna empresa. Clarín y la revista brasileña Veja aseguraron que Garré y Máximo Kirchner compartían un depósito por 40 millones de dólares.

› Por Raúl Kollmann

La historieta llega a su fin. El banco CNB, que absorbió al Felton Bank de Delaware, certificó que la embajadora argentina ante la OEA, Nilda Garré, nunca tuvo cuenta ni en el CNB ni en el Felton. Con enormes despliegues en tapa, la revista brasileña Veja y el diario Clarín difundieron el 30 de marzo que Garré y Máximo Kirchner fueron cotitulares de una cuenta a la que le pusieron número y todo: 00049852398325985. Habría sido abierta en 2005 y tuvo un saldo de 41 millones de dólares. Los datos parecieron falsos desde el principio, porque el Felton, un banco muy chico, tenía depósitos totales por 71.819.000 de dólares y resultaba imposible que en una sola cuenta hubiera 41.700.000, es decir más de la mitad. Pero la confirmación de la falsedad llegó ayer: la vicepresidenta asistente del CNB, Cassandra Guy, le hizo llegar una carta a Garré diciéndole que, después de revisar los archivos, “no existe ningún registro de una cuenta a su nombre en el CNB o en el Fulton” (ver facsímil en tapa).

No bien se publicó la información sobre la cuenta que habrían compartido entre 2005 y 2009 Máximo Kirchner y Nilda Garré, el hijo de los dos últimos presidentes dio un largo reportaje para denunciar que se trataba de una mentira. “No sólo la información es falsa, sino ridícula. Todo es una mentira cuidadosamente planificada y dirigida. Nunca, nunca, nunca tuve una cuenta en el exterior.”

Garré también respondió: “Nunca tuve una cuenta fuera del país. Las únicas cuentas que tengo son la del Banco de la Nación Argentina, sucursal Miami, que abrí para el depósito de mis haberes como embajadora en Venezuela y otra en el Banco HSBC, sucursal Washington, que abrí como el resto de los funcionarios de la Misión ante la OEA par el giro de mis haberes desde el Banco Nación de Miami”. Ya antes, cuando Clarín publicó su primera versión de la existencia de la cuenta, Garré le había anticipado a ese diario que era falso, detalle por detalle, y que no tenía cuentas en ningún lado. Pese a ello, la nota igual fue publicada.

Al estar en Washington, por su cargo diplomático, Garré resolvió dirigirse al CNB por dos vías. El martes de la semana pasada mediante una nota cursada a través de fax, para acelerar el trámite, y el miércoles con una carta documento. Le reclamó al banco que certificara si Garré tuvo algún tipo de cuenta ya sea como titular, cotitular o firmante en nombre de alguna empresa, para cubrir todas las alternativas posibles. El CNB respondió ayer haciéndole llegar la carta, con membrete, firmada por la vicepresidenta y auditora del banco. Es una comunicación oficial.

El CNB absorbió al Felton Bank el 1º de enero de 2011. Se trata de un banco más grande, con sede en Maryland, mientras que el Felton era una entidad chica, situada en una especie de paraíso fiscal norteamericano, el estado de Delaware. La carta de Cassandra Guy está originada en Maryland porque ahora la central está en ese estado. El texto dice, literalmente: “Estimada señora Garré. En referencia a su pedido, hemos revisado nuestras cuentas y no hay registro de una cuenta a su nombre ni en el CNB ni en el Felton Bank”.

La acusación fue de enorme gravedad porque se intentó poner como trasfondo la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman. En línea con la publicación de la revista Veja, donde se llegaba a afirmar que la relación entre Garré y el presidente Chávez seguía los parámetros de 50 sombras de Grey, la secuencia era que los fondos fueron depositados desde Venezuela, pero –supuestamente– era dinero de Irán para comprar impunidad para los sospechosos de haber perpetrado el atentado contra la AMIA. El origen de la información mencionada por Clarín fueron “dos fuentes bancarias y un documento”. El documento no se publicó y las dos fuentes se mantuvieron en el anonimato.

La revista Veja publicó los mismos, idénticos, datos que Clarín, aunque poco tiempo antes. La nota fue escrita por el periodista Leonardo Coutinho, al que la derecha republicana invitó a presentar un informe sobre el terrorismo iraní en Brasil. El texto fue publicado luego en el sitio oficial del Tea Party, es decir la ultraderecha republicana.

En la revista Veja el manejo fue parecido al de Clarín: el origen de los datos –señalaron en la nota– fue “un especialista americano en investigaciones del sistema financiero”. Veja ni amagó con identificar al especialista y no se privó de poner un título escandaloso. Sin embargo, después de transcribir el dato de la supuesta cuenta, apenas un párrafo más abajo, Coutinho señaló: “No fue posible confirmar de manera independiente la titularidad de esas cuentas”. O sea que se desmintió a sí mismo.

Veja y Clarín utilizaron el condicional para escapar a la evidencia que no era difícil de encontrar. El informe oficial de Delaware sobre los bancos y del Federal Deposit Inssurance Corporation (FDIC), que es la organización estatal de cobertura de los depósitos, registra que el Felton de Delaware sólo tenía 71.819.000 dólares en depósitos al 31 de diciembre de 2010. Antes de esa fecha, nunca llegó a los 80 millones, de manera que la cantidad se mantuvo constante. La FDIC únicamente cubre los depósitos menores a 250.000 dólares y en el informe oficial ese organismo señala que el 91 por ciento de lo depositado en el Felton estaba cubierto. En un informe similar, se dice que sólo 6.079.000 de dólares quedaron fuera de la cobertura, de manera que es imposible la existencia de un depósito de 41 millones de dólares.

Las fechas y las especulaciones resultaban incongruentes en sí mismas. Por un lado, se trató de vincular esos fondos con un acuerdo con Irán. La hipótesis es que se habría pagado por un memorándum que se firmó ocho años más tarde, en enero de 2013, es decir, que debía existir un entendimiento previo. Pero lo cierto es que, en el medio, la Presidenta habló todos los años en la Asamblea General de las Naciones Unidas denunciando que Irán no colaboraba con la Justicia argentina y en 2007 se consiguieron las capturas con alertas rojas contra los funcionarios de Teherán. También se mencionó que de por medio había colaboración nuclear, un despropósito que ni siquiera Nisman tomó en cuenta para su denuncia.

La otra alternativa fue relacionar los 41 millones con el dinero de un fideicomiso establecido con Venezuela a raíz de la compra de combustible al país caribeño y, a cambio, la venta de maquinaria agrícola argentina a Venezuela. La denuncia fue realizada por el embajador argentino en Caracas, Eduardo Sadous, hoy con procesamiento confirmado por falso testimonio. Respecto del fideicomiso de 90 millones de dólares, el dinero siempre estuvo en manos venezolanas –nunca en manos argentinas– y Caracas restituyó los fondos una semana después de que los sacó. En este caso –citado por Veja– no coinciden las fechas: el fideicomiso fue en 2004 y la cuenta –que ahora se demostró que no existe– se habría abierto en 2005.

En el trasfondo de la denuncia de la falsa cuenta en el Felton Bank estuvo la derecha republicana –íntimamente ligada a los fondos buitre– que tenía como prioridad oponerse a la firma del tratado que concretaron Estados Unidos, China, Rusia, Alemania, Francia y el Reino Unido con Irán: el llamado acuerdo Cinco más Uno, orientado a limitar el desarrollo nuclear de Irán y reducir el nivel de conflicto con el país persa. La sorpresiva denuncia de Nisman de enero pareció orientada al mismo objetivo, en sintonía con los servicios de Inteligencia norteamericanos, israelíes y los mandos de la ex SIDE. El hombre de Veja, Coutinho, es el primer proveedor de los datos, luego transcriptos por Clarín, en textos en los cuales sostiene que Brasil es el gran reducto del terrorismo iraní. Se nutre de los think tanks republicanos y luego ofrece sus pseudoinvestigaciones como base para nuevas denuncias que cierren el círculo. Si son falsas y sin documentación que las respalde, no parece un problema demasiado serio.

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