EL PAíS › EL HIJO DE SUS DíAS
Carlos Ulanovsky (periodista y escritor): “Admiré mucho a Galeano porque era un tipo coherente, algo no tan frecuente. Era un tipo que vivía como decía, como pensaba y como escribía. Eso me consta. Me gustaban muchas cosas de él. Por ejemplo, que escribiera a mano. Le hice varios reportajes. El primero fue para La Maga, en 1994. El tenía una cosmovisión, era un tipo tremendamente culto que podía opinar absolutamente de todas las cosas. Por otro lado, hablaba como si estuviera escribiendo. Repito: me gustó mucho que él escribiera a mano. Y me regaló alguna de las libretas en las que escribía. Lo hacía en libretitas chicas con plumas de punta muy finita. Y la verdad, lo que resultaba de eso era una especie de mapa. Yo a ese recuadro le puse ‘La búsqueda del tesoro’, porque era como una búsqueda del tesoro de las palabras. También me gustó que Galeano, sin ningún tipo de prejuicios, se hubiera puesto a escribir sobre fútbol. Además, porque le gustaba el fútbol. Era un tipo capaz de ver el fútbol de Costa Rica. Y era un fanático de Nacional de Montevideo, pero el jugador que más admiró en su vida fue de Peñarol, se llamaba Julio César Abbadíe. Era un wing a la antigua usanza, tipo Garrincha, muy gambeteador. Y decía que aun traicionando a sus colores, porque era fanático de Nacional, el jugador que más admiró fue de Peñarol. Desde la izquierda, fue un tipo que nunca traicionó sus convicciones”.
Leonardo Padura (escritor cubano): “Destaco de Galeano su visión latinoamericanista y a la vez universal, así como su búsqueda de una posible utopía para construir una sociedad mejor. Galeano, desde América latina, asumió todo el proceso de las revoluciones, de las frustraciones y las dictaduras que ocurrieron en los años ’70 fundamentalmente. Es una amarga coincidencia el hecho de que en el mismo día hayan muerto Galeano y el alemán Günter Grass. Galeano y Grass tienen tanto en común, no tanto por el tipo de obra que escribían como por la posición intelectual y civil que tuvieron”.
Ricardo Forster (secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional): “Para pensar en Galeano tengo que retrotraerme a mis quince, dieciséis años, al año ’72, ’73, al impacto de la lectura de Las venas.... Allí hay un antes y un después. Es un texto que marcó a más de una generación, que ofreció una visión intensa y profunda de América latina, que se inscribió también en un momento histórico muy potente del continente. Se publicó en 1971, con Salvador Allende como presidente de Chile, la irradiación de la Revolución Cubana, era una lectura a contrapelo de la historia de América latina, la historia de los humillados, olvidados y explotados. Un libro generacionalmente muy intenso, demarcatorio. Ahí hay algo muy poderoso en Galeano: es el libro con el que más se lo recuerda, no creo que sea el mejor en términos literarios o el que más le gustara a él, pero sí el políticamente más decisivo. Constituyó, además, una innovación en una determinada línea de construcción de América latina. Desde ahí hay que leer a Galeano, por lo que significó en cuanto a la valoración de tradiciones utópicas, el modo en que se inscribió en la historia caliente de América latina, desde allí dibujó el recorrido hacia adelante. Desde Montevideo pensó la complejidad de su época, de América latina. Vivió la experiencia del exilio. Primero en la Argentina, donde fue parte de una aventura que tuvo a Crisis en el centro; Galeano como periodista y editor forjó una tradición cultural en nuestro país, del mismo modo que lo hizo en Uruguay con Marcha y con Brecha. Después, su tiempo de exilio en España le permitió revisar, en los años de oscuridad y tragedia de las dictaduras, la historia de América latina. En él hay una fuerte combinación de escritura política, dimensión ética e intento de poetizar las historias de los olvidados”.
César Luis Menotti (director técnico): “Cuando se mueren los malos uno siente una vibración fea, pero cuando se mueren los buenos es muy injusto, sobre todo siendo Eduardo Galeano tan joven. Era un genio de la literatura, representativo de esta región tan maltratada y tan ofendida como somos los sudacas. Tenía una visión del fútbol como un lugar de expresión popular. Era un militante de un mundo mejor. Por sobre todas las ideologías, defendió siempre lo popular, lo que está ligado a nosotros como hecho cultural. Y el fútbol evidentemente es un hecho cultural”.
Elena Poniatowska (escritora): “Galeano nos devolvió una historia que no se nos olvidará. Puso en nuestras manos una historia de América comprensible y estremecedora. Galeano recogió los episodios, los sentimientos y las ideas de nuestra historia que más lo impactaron, y nos los devolvió de modo que no se nos olvidará”.
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