Aníbal Ibarra quiere volver a ser jefe de Gobierno de la Ciudad. Se jacta de haber sido el único que pudo vencer a Mauricio Macri en las urnas y asegura que puede imponerse de nuevo ante el PRO. En su despacho en la Legislatura, que ocupa desde hace ocho años, recibió a Página/12 y habló de los comicios porteños, de los nacionales, de Cromañón y de lo que haría en caso de llegar nuevamente a administrar la Ciudad.

–¿Por qué decidió en esta ocasión ir por adentro del Frente para la Victoria, a diferencia de lo que sucedió en 2011 y 2013?

–Más allá de alguna coyuntura electoral, yo tengo una relación con el Frente para la Victoria desde el comienzo del gobierno de Néstor Kirchner. Compartimos momentos importantes, como la recuperación de la ESMA en el 2004, y siempre fuimos aliados, a pesar de las críticas, que las hubo y las hay. En la Legislatura también compartimos un interbloque durante muchos años. Por eso es natural que participemos de este espacio.

–Hay siete precandidatos en el FpV que representan al espectro progresista. ¿No hubiera sido conveniente unificar posturas?

–No fue posible eso. De todas formas llegamos a un acuerdo político interesante con Jorge Taiana y con Carlos Heller y llevamos una lista de legisladores comunes. Después veremos quién llega. Gabriela Cerruti decidió acompañar la lista oficial. Lo bueno es que en las PASO la gente va elegir cuál es su candidato. No son esas internas en las que todos somos enemigos. Yo quiero que les vaya bien a todos porque mi objetivo es ganarle al PRO en julio y fortalecer el espacio para agosto y para octubre.

–¿A quién va a votar en agosto?

–Para empezar falta mucho para agosto. En la Ciudad a último momento aparecieron candidatos que no iban a ser y otros que iban a ser al final no fueron. Pero para no esquivar la pregunta: debo decir que me siento más cerca políticamente de Jorge Taiana. Luego de eso, acompañaré al que gane las PASO del Frente para la Victoria.

–Da la sensación de que hoy no se le puede ganar al PRO en una ciudad que históricamente tuvo un voto progresista y que en algún momento fue mayoritario.

–Yo ya le gané al macrismo. Voy a las PASO porque creo que se le puede ganar al macrismo en julio. En Buenos Aires hay un tercio de voto conservador, un tercio de voto progresista, donde está también el peronismo de centroizquierda, y luego hay un tercio que oscila según el momento y la circunstancia. El voto en la ciudad es complejo, tiene componentes de voto nacional y de cuestiones locales. Mi objetivo es hablarle a la mayor cantidad de ciudadanos, incluyo a los que tienen una idea distinta sobre lo que hacer a nivel nacional. Dejemos de lado las elecciones presidenciales, que no son ahora, y hablemos de la ciudad de Buenos Aires. ¿Queremos que nos endeuden como hicieron estos años? ¿Queremos que nos aumenten los impuestos de una forma descarada? ¿Queremos que baje el presupuesto de Vivienda y salud y crezca el de Publicidad? Bueno, yo creo que necesitamos otra ciudad.

–¿Qué cambió Macri de aquel rival suyo en 2003 a este precandidato presidencial?

–El Macri de ahora tiene un (Jaime) Duran Barba que va con la filosofía de que no importa la realidad, sino lo que la gente cree. El tipo puede decir que el PRO es un partido de izquierda, aunque sea un disparate, y hasta ahora le ha sido eficaz, con la ayuda de muchos de los medios. Yo lo veo como una suerte de (el ex presidente de Brasil, Fernando) Collor de Mello, salvando las diferencias.

–¿Y qué cambió en Ibarra en todo este tiempo?

–Tengo más experiencia, más conocimiento, hoy haría una política de construcción de poder que siendo jefe de Gobierno nunca hice. Yo gobernaba en minoría legislativa, buscando acuerdos, y pude hacerlo bien. Pero es necesario tener tropa propia porque cuando uno pisa determinados intereses corporativos y económicos se necesita tener una construcción política para resistir los embates.

–¿Usted atribuye a haber tocado intereses el juicio político que tuvo en su contra?

–No sé si tanto. Sí que importantes sectores de la política porteña tomaron la tragedia de Cromañón para hacer un juicio político y quedarse con el gobierno. Eso sin dudas. Han utilizado una tragedia para sacar rédito y han sido eficientes en ese sentido. Después han hecho lo mismo en el caso de los accidentes ferroviarios, para sacar ventaja política, y hasta en el caso Nisman, que no se sabía qué había pasado pero ya la culpable era Cristina Kirchner. Pero efectivamente yo hacía un gobierno que no había cerrado con ningún tipo de corporaciones, ni siquiera de la corporación política, y por eso aprovecharon la tragedia para hacerme un juicio político y sacarme del gobierno.

–¿Qué significa Cromañón para usted luego de diez años?

–Cromañón fue una tragedia tremenda, dolorosísima, que a mí me ha marcado en lo personal y en lo político en aquel entonces y me va a acompañar hasta el último de los días. Lo que sí creo a la par de eso es que fue un hecho donde se callaron muchas verdades y se dijeron muchas mentiras para quedarse con el gobierno. Es bueno reflexionar a la distancia sobre eso. En ese sentido, yo di la cara siempre y la seguiré dando.

–¿Hace alguna autocrítica? ¿Se podrían haber implementado mejores controles?

–Básicamente, Cromañón pasó a pesar de todo el esfuerzo que hicimos para controlar. Siempre las cosas se pueden hacer mejor y en ese sentido debo decir que la normativa era obsoleta, pero nadie había propuesto modificarla antes de que sucediera. Y aun así, uno puede tener la mejor normativa y si se arrojan 300 bengalas en un lugar cerrado y la policía recibe plata para mirar para el costado, puede pasar lo peor.