EL PAíS › LO QUE LA DIPUTADA DECLARO POR CUATRO HORAS EN LA CAUSA NISMAN
Espías iraníes en el Buquebus, sicarios venezolanos, la nueva pareja de la ex del fiscal, la Federal, la seguridad de Le Parc... todos acusados en un relato lleno de “me dijeron” y de hasta “una señora fanática mía que me lo contó”, pero sin fuentes ni pruebas que se puedan verificar.
› Por Raúl Kollmann e
Irina Hauser
La diputada Elisa Carrió pidió declarar en la causa en la que se investiga la muerte de Alberto Nisman. Exigió hacerlo personalmente porque dijo que tenía datos clave para aportar. A lo largo de las cuatro horas en las que estuvo ante la fiscal Viviana Fein y su secretario Bernardo Chirichela combinó tres cosas. En primer lugar, mencionó cuestiones que no se relacionan con la muerte de Nisman: “El ex presidente de la Comisión Bicameral de los atentados, Carlos Soria, me dijo que la esposa lo iba a matar y al final lo mató”; “en el entierro de Nisman me llamó la atención que su ex esposa, Sandra Arroyo Salgado, estuviera de tacos altos negros”, o “ya en 1995, Alfredo Bravo me dijo que los hijos de Ernestina no eran hijos de de- saparecidos”. En segundo lugar, Carrió señaló supuestos hechos que en la fiscalía mandaron a investigar. “En el Buquebús del 18 de enero por la noche, de Uruguay a Argentina, había una cantidad de personal de Inteligencia de Medio Oriente que estaban controlando la hora en la que Nisman iba a aparecer muerto.” En el análisis de la nómina de pasajeros, no aparece ningún ciudadano originario de Medio Oriente y, por ahora, no se detectaron pasaportes o documentos falsos. “El contador de la pareja de Arroyo Salgado es el mismo que el del edificio Le Parc y el mismo que el de una empresa de Stiuso.” Se comprobó que Julio César Jiménez no es contador de ninguna empresa, sino que se dedica a registrar a miles de empresas en la Inspección General de Justicia y no es contratado por los empresarios sino por los escribanos. Por último, Carrió mencionó puntos centrales que hasta el momento no se pudieron verificar: “Me dijeron que el asesinato de Nisman fue cometido por la Inteligencia iraní, algo que me consta, intervinieron sicarios venezolanos, lo que no me consta, y tuvo la cobertura de la empresa de seguridad de Le Parc, con zona liberada que brindaron policías federales que responden a Aníbal Fernández, no a Sergio Berni”; “yo acuso al general (César) Milani de haber participado del asesinato de Nisman como conexión local”.
A lo largo de las cuatro horas, Carrió mencionó decenas de veces a distintas fuentes, sin identificarlas.
Por ejemplo, respecto de los iraníes, que provendrían de Uruguay, o los sicarios venezolanos, Carrió declara que “me comuniqué con la gente de Uruguay para obtener el dato y la oficina de migraciones de dicho país no lo informa ya que está bloqueado para todos. Es un secreto de Estado. Al pretender chequear el paso migratorio en la Argentina ocurrió lo mismo, está bloqueada también la información. En dicho momento alguien me mandó a decir ‘la señora tiene razón’. Y ése es el secreto mejor guardado. Efectivamente, yo estaba sabiendo algo que no debía saber. Me dijeron que el atentado fue así. Inteligencia iraní, lo que me consta: sicarios venezolanos, lo que no me consta, y cobertura de la empresa de seguridad de Le Parc”. ¿Quién es el alguien que le da esa versión? Carrió no lo dice, de manera que no se puede chequear. La diputada alega que por ser representante del pueblo puede reservar sus fuentes.
“El 31 de enero viajé con mi hijo a Punta del Este –relata Carrió–. Empecé a verme con muchísimos uruguayos, entre ellos un periodista de El Observador, donde me informó que en diciembre se habría detectado un intento de atentado terrorista a la Embajada de Israel en Montevideo. Casualmente la persona filmada era el segundo de (Mohsen) Rabbani, es decir el traductor entre Hugo Chávez y el ex presidente de Irán Ahmadinejad. A su vez, políticos uruguayos me comentan que están muy preocupados por la cantidad de funcionarios de la embajada iraní en Montevideo.” En el relato, no aparece identificada ninguna fuente, ni el periodista uruguayo ni los políticos que afirman tal cosa.
Carrió menciona la supuesta complicidad de la empresa de seguridad de Le Parc de manera asombrosa: “Todos estos edificios están controlados porque vive gente, desde narcotraficantes hasta ministros y sus parientes, pero también están en countries, donde hay zonas vinculadas al poder. Nilda Garré vende estas empresas de cobertura ya que en realidad eran empresas de Inteligencia, pero figuraban como de seguridad. Mariana Zuvic, presidenta del ARI en Santa Cruz, alquila un departamento en otra torre y me refirió que 15 días antes del crimen, lo cual me parece un dato relevante, se cortó toda energía y se anularon todas las cámaras de seguridad, en todos los complejos de Le Parc. Aclaro esto porque es verosímil que los sicarios ingresaron mucho antes, hay personas que han estado casi un mes antes. Según los chequeos que yo realicé, a niveles de otras Inteligencias, la empresa es de cobertura y es parte de la zona liberada”. Carrió no explica de dónde sale que Garré –hoy embajadora ante la OEA– vende empresas de seguridad, quién afirma que los sicarios entraron 15 días o un mes antes y cuáles son los otros servicios de inteligencia que, supuestamente, le dieron información.
Aunque lo fue declarando por tramos, a lo largo de las cuatro horas, la diputada y aliada de Mauricio Macri sostiene que iraníes basados en Montevideo, más precisamente en la Embajada de Irán en Uruguay, fueron los que organizaron el supuesto crimen de Nisman. Para la ejecución se utilizaron sicarios, posiblemente venezolanos, que se instalaron en Le Parc. Carrió no tiene ningún dato: no sabe ni cómo entraron al país ni con qué nombres, tampoco aporta elementos que expliquen cómo alguien pudo llevar a Nisman hasta el baño, ejecutarlo a menos de un centímetro, sin pelea, sin rastros en el baño ni en el cuerpo del fiscal y cómo los sicarios salieron del baño dejando la puerta cerrada y el cuerpo de Nisman apretado contra la entrada, impidiendo la apertura de la puerta.
Hay una historia, también asombrosa, que sí aporta. Dice que el 18 de enero (día de la muerte del fiscal) por la noche, una cantidad de personas de Inteligencia de Medio Oriente viajaron de Montevideo a Buenos Aires en Buquebus, porque “estaban controlando la hora en que iba a aparecer el muerto. Estaban esperando el resultado porque ya lo habían matado y debían corroborar la hora”.
Según Carrió, la versión le llegó de una señora que se sentó al lado de ella cuando volvía de Punta del Este, “era fanática mía” y –según dijo– esa señora estuvo hablando con el embajador de Uruguay en la Argentina, Guillermo Pomi. Carrió no sabe cómo se llama la señora y Pomi negó haber dicho que se encontró con gente que hablaba farsi en el buquebús o que fueran agentes de inteligencia.
Más allá de ello, la historia parece tener un déficit inicial: no se entiende por qué agentes de Inteligencia tienen que viajar en Buquebús hacia la Argentina para “controlar la hora en la que Nisman iba a aparecer muerto”. Esa tarea se puede realizar hasta desde Irán. Es posible que Carrió pueda aclarar el punto.
De todas maneras, la fiscal Fein pidió las listas de pasajeros de aquel domingo 18 de enero y no se verifica la presencia de pasaportes de Medio Oriente y tampoco se percibe –a primera vista– la existencia de falsificación de documentos.
Hay un dato adicional. Carrió afirma que los iraníes toman el Buquebús en Montevideo, pero no bajan en Buenos Aires. “Vuelven al Uruguay en el mismo Buquebús, no es traslado, es reunión”, afirma literalmente. Tanto Migraciones de Argentina como de Uruguay argumentan que esa maniobra no se puede hacer. El trámite migratorio de los dos países se hace en el lugar de origen y es obligatorio bajar del barco. Hay una revisión del buque de la misma manera que se hacen revisiones en los aviones cuando llegan a un aeropuerto. Nadie puede quedar arriba del barco.
El viernes 16 declaró ante la fiscalía de Fein la administradora del complejo Le Parc. En esa ocasión entregó un CD con el listado de todas las personas propietarias e inquilinas de todos los departamentos de las torres. Una primera revisión indica que no se aprecia que hayan vivido allí personas que abandonaron el país el día 18 de enero o en los días siguientes, después de la muerte de Nisman. Seguramente es una investigación que Fein seguirá en detalle, aunque por ahora el centro del expediente es probar si al fiscal lo mataron o se quitó la vida. Ese es el objetivo de las juntas médica y criminalística. Por ahora, los dictámenes parecen acercarse muchísimo más a la hipótesis del suicidio que a la del homicidio, lo que pone en duda la historia de los sicarios que vivían en Le Parc.
De todas maneras, Fein mandó a revisar en detalle los listados de los vecinos del edificio –lo que ya empezó dando resultado negativo– y desde la semana pasada se están visualizando las cámaras del edificio. Es un trabajo que hace la división cibercrimen de la Metropolitana. Tampoco en esa visualización se apreció, por ahora, nada extraño.
En la versión de la diputada, el supuesto asesinato de Nisman contó con la complicidad, zona liberada, de la Policía Federal y de la empresa de seguridad del edificio, SIE. Sin embargo, Carrió empezó a sospechar también de la nueva pareja de Arroyo Salgado, Guillermo Elazar. “Ordené investigar a la empresa de seguridad de Le Parc y a Elazar, que tienen el mismo contador, Juan José Jiménez. Nos encontramos con algunas sorpresas. El mismo contador está en la empresa (American) Tape, a nombre de Stiuso y que también estaba en una empresa llamada Veng S.A. integrada por un señor Veng y el Invap.” Con esta vinculación a través del contador, Carrió dejó planteado que existía un complot de grandes dimensiones: la empresa de seguridad, manejada por Garré y Milani; la custodia de la Federal, que respondía a Aníbal Fernández; la nueva pareja de Arroyo Salgado, y el Invap, que supuestamente tenía un acuerdo nuclear secreto con Irán.
El contador Jiménez fue llamado a declarar y lo hizo el 18 de mayo. Contó que no es contador de ninguna empresa, sino que se ocupa de hacer inscripciones y trámites ante la Inspección General de Justicia. Pero ni siquiera hace las gestiones por pedido de las empresas, sino que las hace por requerimiento de los escribanos que actúan en cada caso. Por esa razón, no conoce a ninguno de los dueños o representantes de las 80 empresas para las que hace trámites todos los meses. En otras palabras, que nunca habló ni conoció a los dueños de SIE, ni a Elazar ni a Stiuso.
De acuerdo con la versión de Carrió, detrás del supuesto asesinato de Nisman estaba “el plan nuclear”. La diputada no cita fuentes –“yo hice un chequeo con autoridades de distintos organismos”– y no queda claro si Argentina estaba colaborando clandestinamente con el plan nuclear iraní (lo da a entender) o si los iraníes atacaron a la Argentina y buscaron sembrar una situación de caos con la muerte de Nisman para presionar y conseguir la colaboración en la cuestión nuclear, en especial mediante agua pesada.
De todo esto no hay evidencia y ni siquiera fue denunciado por Nisman en el escrito contra la Presidenta y el canciller. Pero, además, tampoco Estados Unidos o Israel señalaron que hubiese colaboración argentina con el complejo atómico iraní de Arak, que está siendo monitoreado por la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Tampoco se entiende otro diagnóstico que figura en la declaración: “Estados Unidos quiere atar a Irán, no por Irán, sino para atar a China”. La enigmática frase está casi al final de su declaración, como una conclusión. El problema es que al principio de su exposición, la diputada mencionó que la muerte de Nisman “es un acto terrorista, porque busca generar un desorden y generar otro orden, un orden represivo, un orden de anarquía o para generar un nuevo sistema de Inteligencia a cargo de Milani”. Desde este punto de vista, se interpreta que intervinieron iraníes, pero que también había un objetivo local.
En todo caso, la idea es que hubo una gran operación para matar a Nisman, que incluyó a iraníes, venezolanos, Milani, Garré, Aníbal Fernández, la pareja de Arroyo Salgado, Stiuso, el Invap y con el objetivo de presionar a la Argentina para que colabore con el plan nuclear iraní; sembrar caos para beneficiar al supuesto aparato de inteligencia de Milani, justificar que las escuchas telefónicas queden en manos de Alejandra Gils Carbó y romper el control a Irán aunque en verdad tenía como objetivo último atar a China.
A lo largo de la extensísima declaración, Carrió tocó temas que tenían poco que ver con la muerte de Nisman, pero los dejó caer como al pasar. Y deslizó cuestiones que son imposibles de comprobar.
- “En diciembre de 1995 fui designada miembro de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados. La presidía Carlos Soria, el cual siempre decía que la mujer lo iba a matar y lo mató.”
- “En esa época, las relaciones en el Parlamento eran de amistad, no era como ahora donde la relación personal está prohibida por el Gobierno. Era un Congreso, no un campo de espías secretos y de delación.”
- “Yo pedí que me dejaran ser de la Comisión de Seguimiento de la AMIA. Fui vetada por todos. Soria me dijo ‘gorda, vos no podés entrar porque vas a decir la verdad’.”
- “Recién en el año 1999 son imputados por el atentado (a la embajada de Israel) iraníes, vinculados a Al Qaida, gracias a la actuación del juez Fayt.” Es la primera vez que se vincula a Al Qaida con los atentados de Buenos Aires. Nunca lo hizo Nisman ni Estados Unidos ni Israel ni apareció en la causa judicial. Es más, Al Qaida es de raíz sunnita y los ayatolás son sunnitas, con un fuerte conflicto entre ambas ramas del Islam.
- “Fui a La Tablada al entierro de Nisman. Yo registré todo lo que sucedió y me llamó la atención que la señora Arroyo Salgado llegó con un vestido de seda beige y encaje negro y con tacos muy altos negros. Nunca la vi así.”
- “En su discurso en el cementerio, Arroyo Salgado dijo tres veces que Nisman confiaba en ella y señaló que ahora tenía un compañero que la iba a cuidar y proteger. Yo pregunté quién era el compañero y me mostraron a un hombre joven, apuesto, que estaba detrás de un árbol. No pude resistir el final y me fui. Ordené investigar.”
Transcurridas las cuatro horas, Carrió dejó planteada una especie de promesa, que habrá que ver si cumple: “Lo último que quiero decir por fin es que quizás sea mi último testimonio en veinte años de golpear a la puerta de los Tribunales para que haya justicia. Lo hago por amor a mi país y a mi patria. He amado a la Justicia. Mucho más que a la política. No sé si tiene sentido. Sí, tiene sentido en Dios”. Inmediatamente dice la transcripción: “se da por terminado el acto”.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux