EL PAíS
El repudio a Miranda volvió a encumbrar el nombre de los Bussi
Aprovechando la división justicialista, y la pésima imagen del actual gobernador de Tucumán, que igual se transformó en senador por la minoría, el hijo del detenido general Bussi ganó la elección. También se quedaron con dos de las bancas de diputados.
› Por Felipe Yapur
Una vez más la muerte marcó su huella en esta pequeña pero densamente poblada provincia. Fuerza Republicana (FR), el partido que creó el genocida preso Antonio Bussi, triunfó sobre el oficialista Partido Justicialista. Semejante resultado encuentra su explicación en la inoperancia gubernamental y en las desgarradoras imágenes de las decenas de niños fallecidos por desnutrición por la desidia de la gestión del actual gobernador Julio Miranda. El ahora también senador electo por la minoría se convirtió así en el protagonista de la peor derrota de la historia del PJ vernáculo. Anoche, al cierre de esta edición, con el 75 por ciento de las mesas escrutadas, el bussismo no sólo se quedaba con las dos bancas de senadores sino también con dos de los cinco escaños de diputados nacionales.
Sin duda, los comicios de ayer pueden ser considerados atípicos. De acuerdo con las proyecciones que se pueden realizar, apenas el 50 por ciento del electorado –879.698 personas– concurrió a votar. Así el bussismo obtendría casi la misma cantidad de votos que en las elecciones de junio pasado cuando se eligió gobernador. En esa oportunidad alcanzó los 122.000 sufragios. Esa continuidad muestra que la detención de Bussi no provocó demasiado efecto entre los electores. Esto es, la victimización que se realizó a partir de la prisión del anciano general no generó el efecto que se esperaba en el elector bussista e incluso en el no peronista.
Tal vez allí resida la cautela con que tomó el triunfo el senador electo, Ricardo Bussi, cuando dijo que su partido había ganado en la mayoría de la provincia, para luego hacer una tibia referencia a la posibilidad de que esto pueda provocar la libertad de su padre preso por el secuestro y posterior desaparición en 1976 del senador del PJ, Guillermo Vargas Aignasse.
Si la alegría era el denominador común en la sede del partido bussista -donde funcionó previamente una veterinaria con internación de animales–, en la sede del PJ la desazón no hacía diferencias. Miranda, quien en toda la campaña no apareció ni siquiera en los pocos actos que se realizaron, hizo ayer todo lo posible para pasar inadvertido. Sólo unos pocos afiliados justicialistas pudieron verlo cerca de las 22, cuando junto a unos cuantos colaboradores llegó hasta una confitería ubicada en el parque 9 de Julio. A esa hora, una feroz lluvia tropical se abatía sobre la provincia luego de meses de sequía y varios días de intenso calor.
Bajo el agua y favorecido por la oscuridad, el actual gobernador llegó en silencio. Apenas saludó a los que allí se apretujaban anotando los datos que enviaban los fiscales. Nadie podía siquiera fingir una sonrisa. Miranda rápidamente ingresó a un salón reservado donde se sentó a evaluar el comicio con el resto de los candidatos y unos pocos dirigentes. “No supimos medir el efecto que iba a producir la detención de Bussi”, argumentó Miranda, quien en su juventud supo vender garrafas de gas para luego convertirse, en una carrera meteórica, en uno de los hombres más ricos de la provincia. Sus interlocutores quedaron estupefactos cuando escucharon las excusas del gobernador derrotado.
“Hermano, cuando tenés un candidato como Julio, no ganás ni llevando a Dios y María Santísima juntos de compañeros en la boleta”, se justificó otro de los candidatos del PJ. El oficialismo había confiado su triunfo a la fuerza del aparato partidario y a la escasa concurrencia de votantes. Pero ni siquiera eso alcanzó. “Los punteros recibieron la plata para el transporte, se la guardaron en los bolsillos y jamás la sacaron de allí”, continuó el candidato justicialista. Es más, reconoció que mucha de la gente que fue transportada a las escuelas terminó votando en contra del actual gobernador. El corte de boletas resultó alto, tanto que el diputado electo Gerónimo Vargas Aignasse, sacó más del cinco por ciento de sufragios que Miranda. Demudado, el dirigente sólo atinó a encogerse de hombros cuando este diario le preguntó por qué habían aceptado la postulación de Miranda, que significa remontar la peor gestión del PJ de los últimos 20 años.
La administración de Miranda no sólo provocó el mayor índice de desempleo de la historia –que se tradujo en una fuerte corriente migratoria todavía no medida– y el cierre de miles de fuentes de trabajo, sino también la muerte de decenas de niños por desnutrición que el Estado provincial no supo prevenir y mucho menos atender correctamente cuando estalló la polémica. La situación sanitaria apenas si mejoró después del Operativo Tucumán que encabezó la entonces primera dama, Hilda González de Duhalde. Miranda creyó que con desaparecer de la escena pública los problemas y los desastres de su gestión también desaparecían. La performance del PJ local es tan mala que ya es histórica. Las proyecciones aventuran una cosecha de menos de 100.000 votos. Esto significa que en menos de cuatro meses dilapidó cerca de 200.000. El gobernador electo del PJ, José Alperovich, obtuvo 271.579 sufragios en junio pasado.
Al cierre de esta edición, el escrutinio provisorio arrojaba los siguientes datos. Para senadores, FR obtenía el 33,91 por ciento contra el 20,38 por ciento del justicialismo. Esto significa que Bussi hijo y Delia Pinchetti son los senadores por la mayoría. Miranda por la minoría. En diputados, en tanto, FR lleva –con el 29,83 por ciento de los votos– a Roberto Lix Klett y Eusebia Jerez a la Cámara baja. El PJ, con 22,13 por ciento, incorpora a Vargas Aignasse y Susana Díaz. El Frente Cívico, con 17,23 por ciento, se adjudicó una banca para el ex fiscal anticorrupción, Esteban Jerez.