Daniel Scioli juega la campaña previa a las PASO como un boxeador confiado en las tarjetas: parado en el centro del ring, deja que sea su rival el que tire mayor cantidad de golpes y espera el momento para responder. Florencio Randazzo cumple a la perfección ese rol de underdog, atacando verbalmente a su adversario aun cuando a veces ese arrojo lo deja con la guardia baja. El gobernador de Buenos Aires, en tanto, mide antes de contraatacar. Ayer, un día después de que el ministro de Interior y Transporte volviera a fustigarlo por la opinión de su asesor en economía, Miguel Bein, favorable a negociar con los fondos buitre, Scioli devolvió el embate. “Puedo escuchar opiniones de economistas, especialistas en minería, energía y agroalimentos, pero las decisiones finalmente las tomo yo. Hoy la política es la que conduce la economía”, respondió.

“Se acabó la época en que la economía conducía la política”, insistió el precandidato, consultado por las críticas que levantó Bein al sostener que habría que ofrecerles a los fondos especulativos en litigio con la Argentina un pago con una quita del 30 por ciento, contradiciendo la política oficial sobre la materia que lleva adelante el gobierno nacional. “Sabemos las situaciones que generó en el pasado, la organización económica tiene que estar al servicio de los objetivos políticos y hoy el objetivo político central es el mercado interno, el desendeudamiento, la industrialización”, agregó Scioli, que ayer compartió la inauguración de un hospital con el intendente de Merlo, Raúl Othacehé, recientemente regresado al peronismo tras una aventura en el Frente Renovador.

“Tengamos tranquilidad, la confianza en los caminos que está tomando la conducción política, en este caso de la Presidenta, para la estrategia que ella lleva adelante para entregar una Argentina pujante en lo productivo, inclusiva en lo social y con una gran capacidad para, a partir de este desendeudamiento, que el crédito esté al servicio del sector privado, para buscar inversiones y capacidad productiva, que esté al servicio del sector público para las obras de infraestructura”, agregó el gobernador bonaerense, que se pronunció en contra de “terapias de shock” y las “políticas de ajuste” y propuso en cambio “previsibilidad, certidumbre, confianza, tranquilidad”.

Además, el gobernador volvió a elogiar al ministro de Economía, Axel Kicillof, cuando pidió que a la hora de hacer diagnósticos sobre la economía se tengan en cuenta “con respecto al año pasado de qué manera van evolucionando los indicadores, de qué manera se ha logrado estabilizar las reservas, las utilidades”, en contraste con lo que se auguraba. “Esto se está haciendo con mucha responsabilidad, por eso yo salí a rescatar esto en los peores momentos, cuando los pronósticos en Argentina eran muy agoreros y pesimistas”, recordó.

Randazzo, que había acusado a Scioli de tener un “doble discurso” en este tema, ayer volvió a manifestar que no está “de acuerdo con pagarles a los fondos buitre con una quita del 30 por ciento de la deuda” y a pedir un “debate de ideas” con su adversario antes de las primarias de agosto. “Nosotros queremos saber qué piensa Scioli sobre la aplicación de la ley de medios, ya que nunca dice lo que piensa; qué piensa en materia de derechos humanos, ya que no mucho tiempo atrás dijo que la derogación de la ley de obediencia debida y de punto final era de países poco serios; y qué piensa de la connivencia de civiles con militares para la expropiación de empresas”, lo desafió.

En la disputa volvió a terciar el jefe de Gabinete y precandidato a gobernador bonaerense, Aníbal Fernández, que le quitó importancia a la opinión de Bein. “Son asesores. No me importa mucho lo que opinen. Nunca lo escuché a Scioli decir eso”, respondió a una consulta periodística sobre el asunto. No es la primera vez que el funcionario con despacho en Casa Rosada cuestiona el tono o la pertinencia de las críticas de Randazzo sobre su rival en la interna del Frente para la Victoria.