“La verdad es que nos cuesta mucho vivir con 3 mil pesos.” Con esta frase, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, justificó ayer la decisión oficial de poner fin al tope de 3 mil pesos en los sueldos de los funcionarios. El decreto que fijó el techo de los ingresos oficiales se firmó durante la breve gestión presidencial de Adolfo Rodríguez Saá. Y, a pesar de su prédica de austeridad, el gobierno de Néstor Kirchner ya anunció su decisión de no prorrogarlo cuando venza a fin de año. “Voy a hablar sin eufemismos para que la gente me entienda: nosotros no sacamos plata de la SIDE, no distribuimos sobres negros, no existe ninguna empresa que nos financie, nada de eso existe con nosotros”, señaló Fernández. En otras palabras, dejó entrever que habrá un aumento de salarios para ministros y secretarios de Estado. “Nos parece insostenible seguir con esta lógica”. Y puso un ejemplo: “Un buen amigo me dice: ‘Mirá, en cualquier momento te hago un piquete yo, porque no puedo ir más’”, dijo justo en momentos en que el Gobierno atraviesa una delicada relación con los piqueteros, quienes reclaman pagos de subsidios de 150 pesos.