EL PAíS › OPINION
› Por Soledad Vallejos
El pudor y la incredulidad hacen que me cueste muchísimo escribir esto: en unos años, la vida cotidiana podría ser muy distinta a esta que vivimos hoy. Ya lo vimos en fotos y videos increíbles: el miércoles, en la plaza del Congreso y sus alrededores eran miles. Hombres manifestando en contra del machismo con pancartas caseras escritas en cartulinas; mujeres mayores animándose a contar –o asumir– por primera vez que fueron víctimas de violencia; niñas y niños que habían hablado en las escuelas sobre igualdad entre mujeres y varones; adolescentes que habían llegado en micros alquilados por sus colegios. Me lo contaron colegas de distintas radios: en las provincias pasó lo mismo. Hubo manifestaciones en Mendoza, en Córdoba, en Ushuaia, en Santa Fe, en tantos lugares que no podría repasar la lista completa. Una periodista tucumana amiga, Rosalía Cazorla, me contó ayer, al aire, mientras amanecía, su reporte de Amaicha del Valle, una comunidad calchaquí donde viven algo más de mil personas. Allí, dijo, en ese lugar pequeño, donde los reclamos sólo se organizan por derechos territoriales y donde cualquier acción individual retumba como un estruendo, el miércoles, cuando caía el sol, cincuenta mujeres se reunieron en la plaza para sumarse a Ni una menos.
Desde hace un día y una noche, a algunas –quizás a todas– de las involucradas en lo que terminó siendo un atardecer de multitudes memorables desparramadas por todo el país, no deja de resonarnos una pregunta: ¿cómo sigue esto? Cómo saberlo. Es difícil dar una respuesta, pero tal vez sí se pueda hablar de intuiciones y decir, a partir de algunos datos, que esto sigue hoy, sigue mañana; en el futuro inmediato y –posiblemente– en el largo plazo. La invitación a salir a las calles se escuchó primero en las redes sociales, y el rol de la circulación de la información en el espacio virtual fue tan contundente que, ayer, Twitter dio a conocer algunos números.
“Entre el 11 de mayo y hoy (por ayer), se generaron más de 958.000 menciones con el hashtag #NiUnaMenos”, detalló Agustín Giménez, representante de la plataforma en Argentina. El miércoles pasado, las menciones fueron más de 500 mil. Los tuits “que más impacto lograron en el #NiUnaMenos” fueron cuatro: uno de la actriz Lali Espósito (protagonista de la telecomedia Esperanza mía: “HOY #NiUnaMenos”), uno de la también actriz Griselda Siciliani (“Es muy violento ver a los violentos con el cartelito de #NiUnaMenos... Estemos atentos. Suelen mostrarse encantadores... #NiUnaMenos”), otro del usuario anónimo @elcosodelapizza (cuyos más de dos millones de seguidores replicaron su “Espero que el #NiUnaMenos no quede en una simple marcha y mañana volvamos a la vida normal. Que esto sea una reflexión”) y uno de la celebérrima cantante y actriz Tini Stoessel (“#NiunaMenos #NiUnaMenos ME SUMO”). Eso es lo mismo que decir que dos de los cuatro usuarios que más impacto generaron en las conversaciones al respecto se dirigieron al público adolescente. Y que ese público respondió. Giménez también especificó (o habría que decir “tuiteó”, porque compartió esa información en la misma red social), además, cuáles fueron los términos asociados con más frecuencia al tema #NiUnaMenos: “violencia de género”, “big bang”, “violencia machista”, “las mujeres”, “las marchas”, “plaza congreso”, “un rato”, “unidosar”, “los hombres”, “maria del carmen”, “las calles”.
Otros reportes suman más detalles. El pico de conversaciones globales del tema (que llegó a ser trend topic global, algo que medios de todo el mundo también acompañaron ayer) fue el miércoles a las 20: más de 13.400 menciones por minutos. Y para entonces, la concentración del Congreso hacía rato había terminado, pero la multitud estaba lejos de desconcentrarse. Lo mismo pasaba en las provincias. En Twitter, el tema consiguió una audiencia de 1.734.150.878 usuarios.
Otro informe, este de la consultora Es Viral, recorrió qué sucedió con el tema enlazando el camino desde los primeros pasos en Twitter con sus correlatos en el mundo no virtual. 687 políticos se retrataron con el cartel #NiUnaMenos: “99 diputados, 34 senadores, 180 intendentes, 11 gobernadores”. Además, “los seis principales candidatos a presidente se mostraron apoyando la marcha”. También “participaron 834 organizaciones sociales y referentes (clubes, sindicatos, ONG)”, “2137 personalidades en Argentina”, “280 personalidades en el exterior (Chile, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia”, “67 artistas y diseñadores”. Todo eso se tradujo en la vida fuera de Internet.
En las calles, el miércoles había chicas y chicos, adolescentes. Llegaban y se manifestaban juntos. En muchos casos, eran compañeras y compañeros de colegio para quienes una de las actividades del día era participar de un acto público en contra de la violencia machista. Ellos, pero también las niñas y los niños de primaria, de jardín, vieron las plazas llenas, las cartulinas, las remeras caseras. Escucharon a viejas y viejos emocionados. En el después, las redes sociales siguieron acercando postales del durante: un escritor contó en Facebook que donde vive, una ciudad conservadora de provincias, se reunió muchísima gente; que una señora mayor que caminaba con esfuerzo y a la que no conocía le agradeció por estar ahí; le dijo, la señora, que tenía cinco by pass, pero que de joven se había separado porque era víctima de violencia. Esa señora estaba en la concentración para que sus nietas aprendieran.
En todo el país, niñas y niños escucharon palabras parecidas. Cambiar es posible.
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