EL PAíS › CFK SE REUNIO CON LULA EN ROMA, ANTES DE SU ENCUENTRO CON EL PAPA
Los unen sus experiencias al frente de sus respectivos países, así como una mirada común sobre la región y el mundo, que ayer aprovecharon para repasar. La Presidenta y el ex presidente impulsan la profundización de la relación bilateral, afectada por la crisis mundial.
› Por Santiago Rodríguez
Desde Roma
Cristina Fernández de Kirchner se reunió ayer en Roma con Lula da Silva. El brasileño fue al encuentro con la Presidenta luego de hablar en la apertura de la 39 Conferencia del Organismo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), donde reivindicó las políticas sociales como única herramienta para la erradicación de la pobreza y la inclusión y salió al cruce de los sectores del establish- ment que cuestionan a los gobiernos que toman ese camino. CFK hablará mañana como invitada especial en ese foro, otra de las tantas coincidencias que tiene con el ex mandatario brasileño con quien repasó el escenario latinoamericano e internacional, como hoy hará en su nuevo encuentro con el papa Francisco en el Vaticano.
Lula llegó al Hotel Edén acompañado por un puñado de colaboradores. De ellos, el único que entró a la reunión con CFK fue Luiz Dulci, su ex ministro jefe de la Secretaría General de la Presidencia, quien sigue siendo uno de sus hombres de mayor confianza y ahora es director del Instituto Lula. El encuentro entre la Presidenta y el ex mandatario brasilero se hizo en el Salón Ludovisi, ubicado en el primer piso.
La reunión estaba prevista a las 17.30. Puntual, Lula apareció a esa hora en la puerta del hotel. Allí lo recibió el canciller Héctor Timerman y le dio la bienvenida formal. Cristina Kirchner lo esperó directamente en el lugar del encuentro, del que participó también el secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro.
Justo a esa hora cayeron unas gotas que no llegaron a mojar el pavimento, pero de la mano de la brisa aplacaron algo el calor que ayer volvió a sofocar a Roma. El lobby del Hotel Edén, que no es amplio porque el hotel tampoco tiene tantas habitaciones, era un mundo de gente. A los integrantes de la comitiva argentina se sumaban los acompañantes del brasileño, los periodistas y las cámaras de televisión. Entre todos ellos, como podían, caminaban los huéspedes, y un rato después se sumaron 50 personas para una presentación organizada por una firma comercial. “A ver, los argentinos de este lado de la escalera así dejamos para ellos la otra mitad del lobby”, intentó poner orden un funcionario argentino a pedido de los responsables del hotel.
La reunión duró una hora y media, más de lo previsto si se tiene en cuenta que en la agenda de la Presidenta el homenaje al cineasta Fernando Birri (ver aparte) estaba pautado para las 18.30. La prolongación del encuentro obligó a Lula a correr luego para no llegar tan tarde al cóctel en la embajada de Brasil donde se celebró la reelección por otros cuatro años al frente de la FAO de José Graziano da Silva, quien fuera su ministro de Hambre Cero. En representación de la Argentina estuvieron allí el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, y el embajador argentino ante ese organismo, Claudio Rozencwaig.
“Solamente Messi va a hablar esta noche”, dijo un futbolero Lula, en referencia a la final de la Champions League entre el Barcelona y la Juventus, al pasar raudo hacia el auto que lo esperaba en la puerta cuando salía de la reunión. Acertó a medias: el equipo catalán ganó la copa, aunque el argentino no habló con sus goles. Sí hablaron sus colaboradores y destacaron el gesto de CFK de aprovechar que ambos estaban en Roma para juntarse. “Lula –contaron a Página/12– está muy agradecido por la deferencia de Cristina Kirchner. El ya no es presidente y ella podría no recibirlo.”
En los últimos tiempos el ex mandatario brasileño se ha concentrado en las actividades del Instituto Lula y desde ese ámbito promueve el debate de políticas para la región. “Está convencido de que es preciso profundizar la integración regional, que es un proceso que se ha detenido por la crisis, pero que hay que dar un salto cualitativo y avanzar en integrar sistemas de producción, de generación de energía y de educación.”
“Fue un gran diálogo entre dos líderes latinoamericano, muy interesante y en el que se pasó revista a toda la región y a temas globales”, relató Timerman. El canciller había estado más temprano en la apertura de la Conferencia de la FAO y allí escuchó la exposición de Lula. Los miembros de la representación argentina en ese organismo quedaron impresionados con el tenor y el contenido político e ideológico del discurso del brasileño.
Lula concurrió a hablar a la FAO invitado especialmente por Graziano da Silva. El ex presidente brasileño puso a su país como ejemplo de que “es posible vencer en la batalla contra el hambre”. “Por primera vez, hay una generación de brasileños que crece sin conocer el drama del hambre”, destacó Lula, y agregó que “el hambre es un fenómeno social resultado de un desequilibrio en las estructuras económicas de los países”.
El eje del discurso de Lula fue la reivindicación de las políticas sociales como única herramienta para la erradicación de la pobreza y la inclusión. Y que todo lo que se necesita es la decisión de implementar políticas de Estado y “garantizar un presupuesto público para ello”.
Luego de remarcar que “Brasil logró atender a 54 millones de personas que no comían ni las calorías ni las proteínas necesarias para vivir”, Lula explicó que la clave fue “combinar programas sociales de salud, apoyo a pequeños agricultores, valorización de sueldos y creación de empleo” y resaltó el impacto que tuvo el programa Bolsa Familia, que consiste en una asignación mensual a las personas que no tienen ingresos suficientes, para que puedan romper “el círculo de pobreza”. “La renta básica es un derecho de todos los ciudadanos, un derecho conquistado por todos aquellos que fueron siempre olvidados en mi país”, reivindicó Lula ese programa y después le apuntó a los sectores del establishment que lo criticaron y lo boicotearon. “El mayor obstáculo que enfrentamos para implementar nuestro programa –contó– fue el preconcepto por parte de un sector de la prensa de mi país, de sectores en el área intelectual, de algunos sectores ricos de la sociedad, que decían que la Bolsa Familia iría a estimular la vagancia, la pereza y que el pobre no iba a querer trabajar, que aquello era una limosna del gobierno y que formaba parte de la campaña electoral para que Lula ganase las elecciones. Yo nunca pensé que dar comida a los pobres genera tanta indignación a quienes comen carne tres veces por día.”
El turno de Cristina Kirchner en la FAO será mañana. Allí hablará también como invitada especial, pero además recibirá un premio por la lucha contra el hambre en la Argentina. Luego irá a almorzar con el presidente de Italia, Sergio Mattarella. Antes, claro, tiene el compromiso más importante de su agenda de actividades en Roma: la reunión de hoy a las cinco de la tarde con el Papa Francisco.
Ayer llegaron a la capital romana para sumarse a la comitiva que acompañará a CFK al Vaticano el presidente del Banco Nación, Juan Ignacio Forlón, y los sindicalistas Omar Viviani (peones de taxi) y Omar Suárez (obreros marítimos). En la nómina figuran también Timerman; Casamiquela; Scoccimarro; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; el embajador argentino ante el Vaticano, Eduardo Valdés; y otros funcionarios y colaboradores de la Presidenta. Será la quinta reunión entre CFK y Francisco. Como las tres anteriores en el Vaticano –el encuentro restante fue en Río de Janeiro adonde el Papa encabezó la Jornada Mundial de la Juventud–, no hay una agenda fijada de antemano. Como ayer con Lula, Cristina Kirchner repasará con Jorge Bergoglio el escenario internacional y, desde ya, la unidad y la integración latinoamericana no quedará al margen de su conversación.
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