Mar 14.07.2015

EL PAíS  › OPINIóN

Scioli y Macri ante el Mercosur

› Por Pablo Gentili *

En medio de la crisis mundial, pero también de las buenas noticias que llegan de la democracia griega, el jueves 16 y el viernes 17 sesionará en Brasilia la nueva cumbre del Mercosur. Para los gobiernos cada encuentro de alto nivel es un desafío sobre cómo consolidar el mercado común de la Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela. Y, como el Mercosur continuará y el dilema es si debilitarlo o afirmarlo, también es un desafío para cada candidato. Así ocurrió en Brasil en las elecciones que ganó Dilma Rousseff frente a Aécio Neves. Así ocurre en la Argentina, donde la política exterior aparece cada vez más como uno de los temas para la disputa electoral del 25 de octubre entre Daniel Scioli y Mauricio Macri.

El candidato del PRO ya se inclinó por el unilateralismo que siempre ha defendido la derecha local: el alineamiento incondicional con los Estados Unidos y, en Europa, con Alemania. Así lo expuso sin ambigüedades en su última gira internacional, cuando sostuvo que la Argentina debía “reinsertarse en el mundo” y abandonar el “eje bolivariano”, una expresión despectiva que utiliza para descalificar los avances en los procesos de integración regional ocurridos durante la última década, en el caso argentino gracias a la política exterior de Néstor y Cristina Kirchner.

A diferencia de su oponente, la opción que puede interpretarse a través del análisis de los pasos de Scioli apunta a la elección del multilateralismo democrático. La decisión de que un gobierno presidido por él continuará trabajando activamente por la integración latinoamericana lo llevó a reunirse con algunos de los líderes regionales con los que lo unen una relación de amistad y admiración personal, como los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y José Mujica.

En abril, Lula recibió a Daniel Scioli en San Pablo. Dialogaron durante tres horas sobre asuntos estratégicos para las dos naciones y estuvieron un largo rato a solas. En el encuentro, Scioli sostuvo que el principal socio estratégico de la Argentina debía ser Brasil y que el futuro de ambas naciones estaba indisolublemente unido, una opinión que siempre expresó el ex presidente brasileño. Fortalecer y ampliar el Mercosur, consolidar la Unasur y dotar de mayor dinamismo a la Celac fueron también temas en las reuniones con José Mujica, Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet, quien lo recibió junto con su canciller y le rindió honores de jefe de Estado. Al colombiano Juan Manuel Santos, que será uno de los invitados a la cumbre del Mercosur, el candidato del Frente para la Victoria le expresó su compromiso con el éxito del proceso de paz que vive la sociedad colombiana.

Scioli eligió expresar la posibilidad de consolidar un proceso de integración regional cuyo primer inspirador en la política argentina moderna fue Juan Domingo Perón con su proyecto del ABC (Argentina, Brasil y Chile) y que, con el retorno a la democracia, se afianzó con Raúl Alfonsín. Que el radicalismo abdique hoy de esta perspectiva, a treinta años de la importantísima Declaración de Foz de Iguazú, no deja de ser un hecho lamentable. Asimismo, el gobernador bonaerense cultiva desde hace muchos años una estrecha relación con el entonces cardenal Jorge Bergoglio y actual papa Francisco, con quien además de compartir una misma perspectiva sobre los principales asuntos de la política interna coincide en la necesidad de que el orden mundial debe sustentarse en una nueva forma de multilateralismo.

La opción sudamericana del candidato se expresa también por la designación, como coordinador de la estrategia internacional, de Rafael Follonier, quien fue la mano derecha de Néstor Kirchner en materia de política exterior, cercano colaborador de Cristina Kirchner hasta diciembre pasado y uno de los principales responsables del avance que experimentaron los procesos de integración regional en la última década.

El multilateralismo democrático puede apostar a una fuerte integración regional al mismo tiempo que al establecimiento de una nueva forma de diálogo con los Estados Unidos, a fortalecer las relaciones de cooperación con China, Rusia, India, Sudáfrica y la Unión Europea, a un mayor protagonismo en el G-77 y a la reivindicación de la negociación pacífica por la soberanía de las Malvinas y por el futuro de la Antártida y el Atlántico Sur.

Cuando Lula y Scioli se encontraron por última vez, el gobernador bonaerense aún era uno de los precandidatos presidenciales del Frente para la Victoria. Incluso en esa condición de su interlocutor, inferior a su actual categoría de candidato, Lula lo miró fijamente y le dijo: “Tendrás el gran desafío de dar continuidad y de ampliar el proceso de integración regional que creamos junto a Néstor Kirchner y Hugo Chávez. Y estoy seguro de que lo conseguirás”.

* Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).

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