La Guardia de Auxilio del gobierno porteño se presentó ayer a la mañana en la esquina de Rivadavia y Callao e instaló una gran grúa con cabina para comenzar una demolición parcial de la cúpula de la Confitería del Molino. El ataque a la pieza patrimonial no pudo concretarse por un simple accidente: cuando la grúa estaba llegando a la base de la cúpula comenzó a perder el líquido a presión de su pistón. La máquina se trabó, hubo que cubrir la mancha de aceite con cal y arena, y los empleados de la guardia anochecieron “esperando al service” para bajar la grúa y retirarse. Según estos empleados, se iba a realizar un “cateo preventivo” de la estructura de la cúpula, consistente en golpearla para desprender partes. El Molino es monumento histórico nacional, con lo que cualquier intervención debe ser aprobada por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos. Pero la comisión aclaró ayer que ni la Guardia de Auxilio ni ningún otro ente porteño le había advertido de la intervención. La Cámara de Diputados de la Nación, que recibirá junto al Senado el edificio del Molino cuando se pueda efectivizar la compra votada en diciembre, anunció a Página/12 que enviará mañana una nota al gobierno porteño protestando por la intervención y exigiendo que la comisión nacional supervise cualquier tarea a realizar. La venta al Estado del Molino se encuentra demorada por la resistencia de los dueños al trámite de nacionalización y su negativa a dejar entrar a los peritos del Tribunal de Tasación.
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