EL PAíS › CFK PARTICIPó DE LA CUMBRE POR LA IGUALDAD DE GéNERO EN LA ONU
La Presidenta abogó por la equidad de género y dijo que sólo es posible si hay autonomía política e inclusión social.
› Por Victoria Ginzberg
Página/12 En Estados Unidos
Desde Nueva York
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó a la sede de las Naciones Unidas con un traje claro y al entrar a la sala de conferencias donde se realizó la Cumbre por la Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres fue abordada para que se sacara unas cuantas selfies. A su turno, se dirigió al estrado. Los presidentes tenían escasos tres minutos para hablar, todo un desafío para CFK, que, aunque se pasó un poco del tiempo establecido, logró terminar su presentación en seis minutos. Como es su costumbre, no leyó. Y dejó un mensaje con dos ejes. El primero fue que la equidad de género se logra con “autonomía económica, autonomía política y personal y autonomía social” y que por ese motivo solo es posible en un país donde haya un “proceso de inclusión social”. El segundo fue que más allá del desarrollo económico es necesario un cambio cultural para terminar en serio con la discriminación hacia la mujer. Y dijo que aún quienes como ella ocupan importantes cargos políticos sufren críticas sexistas, incluso de otras mujeres.
La cumbre fue convocada en ocasión del 20º aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer –que se hizo en Beijing en septiembre de 1995– y fue organizada y encabezada por el presidente de China, Xi Jinping. Fue la primera vez que un encuentro sobre igualdad de género en la ONU se realizó a nivel de jefes de Estado. Además de CFK y Xi Jinping estuvieron, entre otros, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, el presidente cubano, Raúl Castro, el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel.
Al vincular la igualdad de género con la inclusión social, CFK hizo un repaso de algunas medidas de su gobierno, como la Asignación Universal por Hijo, la Asignación Universal por Embarazo, la promoción de la educación pública y gratuita y la ley de identidad de género que, dijo, han provocado un descenso en la brecha de desigualdad y han traído más oportunidades para las mujeres. “Soñar con la igualdad de género en un país inequitativo, en un país con grandes brechas sociales, es simplemente retórica o ilusión”, señaló. Luego aseguró que aunque en la Argentina una mujer es presidenta reelecta y hay una importante representación femenina en el Congreso, la discriminación aún permanece, porque “por fuera de la discriminación política, económica y social persiste fuertemente en todas las sociedades una discriminación cultural hacia la mujer”. CFK se puso de ejemplo: “Muchas veces las críticas que sufrimos no son críticas políticas, sino son críticas sexistas, porque aún ocupando las más altas magistraturas, hacen diferencia. Por eso creo que las políticas también deben estar destinadas a la cultura, a que precisamente empoderar a la mujer no sea solamente una cuestión de obligación por firmar convenciones o adherir a tratados internacionales, sino que sea la profunda convicción en el corazón de los hombres y aún de las propias mujeres, que muchas veces nos discriminamos entre nosotras mismas muy injustamente”. Hizo entonces “un firme llamado a los corazones y a las mentes para derrumbar tabúes y prejuicios” respecto de las mujeres y que “las críticas que recibamos sean exactamente del mismo tenor que las que reciben los hombres, que no tengan que ver con nuestro sexo”. Luego, usó una equivocación del primer ministro danés al referirse al secretario general del organismo internacional, Ban Ki-moon, para sugerir que una mujer debería estar al frente de la ONU y terminar allí también con la discriminación.
Ban Ki-moon es el octavo secretario general del organismo y todos han sido hombres. Su mandato vence en 2016 y él mismo ha dicho que es momento de que los países de la ONU piensen en una mujer para sucederlo. Según la tradicional rotación de las regiones, el próximo secretario o secretaria general debería ser alguien de Europa del Este.
Como CFK, varios de los presidentes que tomaron la palabra destacaron iniciativas de sus gobiernos en temas vinculados con la igualad de género. Rousseff también habló de las políticas de inclusión social en Brasil y de cómo habían afectado principalmente a las mujeres. “La pobreza tenía una cara visible: mujer, negra y joven”, señaló.
Castro remarcó que a veinte años de la Declaración de Beijing, hubo avances pero son “frágiles e insuficientes”. Mencionó que una de cada tres mujeres experimenta violencia sexual, que el 90 por ciento de las víctimas de la trata son mujeres, que sus niveles de desempleo son más elevados y que reciben salarios más bajos que los hombres por hacer el mismo trabajo. “Para marchar a la igualdad y generar empoderamiento de las mujeres es necesario un orden social más justo”, afirmó.
Es la primera vez que Raúl Castro, que habló sin su tradicional guayabera, sino vestido de traje azul y corbata celeste, participa en la Asamblea General. Y es la segunda vez que está en Estados Unidos, aunque la primera fue solo por unas pocas horas, en 1959, para reunirse con Fidel.
CFK y Raúl Castro se habían visto hace una semana en La Habana, cuando el Papa dio una misa en la Plaza de la Revolución. Ayer, la Presidenta contó que su par cubano le entregó las fotos del encuentro que ella había tenido con Fidel Castro en ese viaje. “Raúl había quedado en llevármelas a la ONU, porque habíamos partido luego de la reunión con Fidel. Cumplió. Very good”, reveló ayer a través de Twitter.
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