EL PAíS › RESALTó LA APROBACIóN DE UN MARCO PARA REESTRUCTURAR LAS DEUDAS
CFK comenzó su último discurso en las Naciones Unidas celebrando la reciente aprobación de la iniciativa argentina. “Es una ayuda para el resto del mundo”, dijo. Mencionó al papa Francisco y a Raúl Castro.
› Por Victoria Ginzberg
Antes de hablar sobre la investigación del atentado a la AMIA y a sus vinculaciones con la economía y la geopolítica, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se refirió a la aprobación de los principios rectores para la reestructuración de las deudas externas que fueron votados en la Asamblea General de la ONU, por impulso de la Argentina, a principios de este mes. “Esto no significa una ayuda para la Argentina, es una ayuda para el resto del mundo. Es el primer intento serio de poner racionalidad al sector financiero”, dijo CFK.
La Presidenta recordó la iniciativa de la Argentina fue respaldada por 136 votos y repasó algunos de los nueve principios que figuran en ese documento. “Los tengo acá para no olvidarme”, dijo. Afirmó que todos los acreedores deben ser tratados de igual forma, pero destacó el principio de inmunidad soberana y, sobre todo, el de sostenibilidad. “Habla de no pagar a costa del hambre del pueblo. Creo que tal vez es el más importante”, señaló. Recordó que en todos los países, incluidos la Argentina y Estados Unidos, cuando una empresa quiebra, se paga según el consenso al que llegue una mayoría calificada de acreedores. “Un 66 por ciento de acuerdo, acá y en la Argentina es obligatorio para el resto de los acreedores”, señaló. Luego hizo un racconto del 2001, del default y las reestructuraciones lanzadas en 2005 y 2010, “cuando la política retomó el comando de la economía”. Habló de la crisis desatada en 2008 en Estados Unidos y cómo se fue corriendo hacia Europa. “Cuando se habla de rescate es un eufemismo. Los que se fueron a rescatar fueron los bancos”, mencionó. “En 2014 y 2015 vemos cómo el tren de la crisis, esa locomotora que arrancó en el corazón de Wall Street ahora intenta ser trasladada a las economías emergentes”, dijo y afirmó que la Argentina está hostigada por los fondos buitre “que no cobran pero, con la complicidad de un sector del Poder Judicial de este país, tampoco dejan que lo haga el 92,7 por ciento de los acreedores”. “Pretendían que le pagáramos al 7 por ciento 20 mil millones cuando la reestructuración del 93 fue de 40 millones”, recordó.
Durante el discurso, CFK hizo dos menciones especiales. Una a Raúl Castro, a quien saludó junto a Barack Obama por haber recompuesto las relaciones diplomáticas: “Es un triunfo de la región”, afirmó. Raúl, que habló ayer ante la ONU por primera vez, había pasado por el estrado poco antes que CFK y había manifestado su apoyo a la apertura de un diálogo por la soberanía sobre las islas Malvinas. Ese año, el tema no fue mencionado por la Presidenta en su discurso. El tiempo medido para la exposición (del que ella se pasó largamente) y la profundización de los asuntos vinculados con la AMIA y los buitres hicieron, tal vez, que le quedara en el tintero.
La segunda mención fue al papa Francisco, que estuvo en el mismo recinto el viernes. “Vino a decirle al mundo que las finanzas no pueden seguir manejando la política, que es fundamental un principio que respetan todas las religiones y es: ‘no hagas a los demás lo que no quieren que te hagan a ti’”.
Francisco, al hablar ante la ONU, se refirió a dos temas de importancia para la Argentina: la reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que los países tengan equidad en las decisiones cruciales y no haya cinco potencias con poder de veto y la necesidad de reformar los organismos de crédito internacionales para que los países menos desarrollados no sean víctimas de la usura, lo que provoca pobreza, exclusión y dependencia. El discurso del Papa había sido rescatado en la comitiva argentina, en especial por el ministro de Economía, Axel Kicillof, que viajó para acompañar a la Presidenta.
CFK también vinculó a los buitres, los “depredadores financieros” y a los “señores de la guerra” como causante de la crisis de los refugiados y las migraciones, debido a proceso de concentración de la riqueza en el mundo. “Se expulsa a la gente de sus países y tampoco se las recibe”, señaló. “Me congratulo –agregó– de que en Latinoamérica somos todos hijos o nietos de inmigrantes y seguimos recibiendo migraciones de todo el continente. No le ponemos tarjeta roja a nadie, porque consideramos necesidad de contribuir a un mundo más justo”. Y terminó su última intervención en la ONU así: “La inclusión, el crecimiento y el desarrollo solo se van a reactivar a partir de incorporar a las personas sin trabajo, de mejorar el salario de los que ganan miserias, solo así va a haber una sociedad más justa, más equitativa y más igualitaria”.
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