El ex director de Operaciones de la Policía Federal en 2001, Norberto Gaudiero, aseguró que durante la represión de diciembre de ese año el entonces jefe de la fuerza, Rubén Santos, dijo que “el estado de sitio está por encima de la Justicia”. Fue cuando él le dijo que la jueza federal María Servini de Cubría lo había llamado al departamento central, la tarde del 20 de diciembre, para pedirle que “cesara la represión” y advertirle que “ya había un muerto”. En esta etapa del extenso juicio que se desarrolla en la Justicia Federal por la responsabilidad de las muertes ocurridas durante la masacre con que culminó abruptamente el gobierno de la Alianza, en cuyo banquillo están los jefes policiales y uno de los funcionarios de Fernando de la Rúa, los imputados vienen jugando a echarse culpas entre sí. Ayer Gaudiero, en la ampliación de su declaración indagatoria, ratificó que fue Santos quien dio la orden de “liberar la Plaza de Mayo y hacer detenciones” porque quería “50 detenidos”.

Gaudiero y Santos, junto al ex secretario de Seguridad Enrique Mathov y al ex superintendente de Seguridad Metropolitana Raúl Andreozzi, están acusados por el homicidio de Gustavo Benedetto, Alberto Márquez, Gastón Riva, Carlos Almirón y Diego Lamagna, quienes cayeron aquella tarde en el asfalto del centro porteño. Durante su declaración, Gaudiero afirmó que esa orden fue transmitida por Santos después de una llamada y luego de haber asistido a una reunión en la Secretaría de Seguridad Interior. Además, resaltó que tanto él como Andreozzi no hubieran llevado a cabo por su cuenta “una orden de ese tenor”. Gaudiero no aceptó preguntas, dijo que “la escalada de violencia no cesó hasta las 15” y reiteró que, durante la noche y la mañana del 20, Santos “insistía con las detenciones”.

Santos ayer asistió a la audiencia y escuchó a su ex subordinado. En su declaración indagatoria, tanto en la instrucción como en este proceso oral, había deslindado responsabilidades hacia arriba, el costado y abajo para justificar su presunta inocencia. “Siempre acaté las órdenes de las autoridades políticas y de la Justicia”, fueron sus palabras, casi las mismas que pronunció hace diez años ante la jueza Servini de Cubría. El ex jefe de la Federal no se mete con Mathov, pero adjudica a los policías bajo su mando los “excesos” que provocaron las muertes y también señala a Gaudiero y Andreozzi. Al mismo tiempo justifica la represión, al decir que el “peligro acechaba” la ciudad, también acusa al fallecido Ramón Mestre, ex ministro del Interior, y a la propia jueza Servini, que aquella jornada estaba de turno e incluso acudió a la Plaza de Mayo.

El año pasado, durante el juicio, se produjo una declaración muy similar a la de Gaudiero. El sargento Carlos Orlando Casafús, por entonces chofer de Gaudiero, explicó que alrededor de las 16 escuchó a Gaudiero atender una llamada de la jueza Servini, pidiéndole que cesara la represión y advirtiéndole que “había un muerto”, en alusión a Jorge Demetrio Cárdenas, el manifestante que había sido baleado aquella madrugada en las escalinatas del Congreso y cuya foto sangrando recorrió el mundo. De hecho, Cárdenas estuvo herido y sobrevivió varios meses, en los que incluso iba a Tribunales para pedir justicia, pero finalmente tuvo complicaciones en su salud y falleció. Según Casafús, la respuesta de Santos fue tajante para seguir con la represión: “El estado de sitio está sobre la Justicia”. Precisamente, la querella del CELS viene sosteniendo lo contrario para tratar de sentar en el banquillo al ex presidente Fernando de la Rúa, aunque hasta ahora sin éxito.