Vie 02.10.2015

EL PAíS  › EN EL JUICIO POR LA AMIA DIJO QUE ELLA Y SU EX MARIDO FUERON “TITERES DE UN GOBIERNO CORRUPTO”

El histrionismo de la ex de Telleldín

Ana María Boragni aseguró entre sollozos no saber para qué eran los 400 mil dólares que recibió su ex marido desde el juzgado de Galeano, que investigaba el atentado a la AMIA. El abogado Stinfale prefirió no declarar.

› Por Ailín Bullentini

Con las declaraciones indagatorias de Víctor Stinfale y Ana María Boragni, ex abogado y ex esposa del reducidor de autos Carlos Telleldín, continuó ayer el juicio conocido como AMIA II, que analiza las responsabilidades de 13 ex altos funcionarios del Estado, del Poder Judicial y de la policía durante el menemismo en el encubrimiento del ataque contra la sede de la mutual judía hace 21 años. Stinfale no quiso hablar, por lo que personal del Tribunal Oral Federal número 2 incorporó por lectura dos exposiciones realizadas por él durante la instrucción de la causa en las que sostuvo su inocencia. A su manera, Boragni también lo hizo. Entre sollozos e insultos, consideró que tanto ella como su ex marido y Stinfale fueron “títeres un gobierno corrupto y la mierda de la SIDE” y recriminó su presencia como acusados en el debate oral: “No entiendo qué hacemos acá, no sé qué más quieren de nosotros”.

La octava audiencia del juicio que dirigen Jorge Gorini, Néstor Costabel y Karina Perilli continuó con la etapa de indagatorias de los acusados, que tendrá una última entrega, al menos durante este primer tramo, el próximo jueves, cuando el ex titular de la DAIA Rubén Beraja tenga su posibilidad de hablar y, si los resultados de los exámenes médicos correspondientes lo habilitan, también la tenga el ex jefe de la ex SIDE Hugo Anzorreguy. La salud de Anzorreguy se encuentra “complicada” desde el comienzo del debate, al que sólo asistió en una sola ocasión. Jornadas atrás, su defensa había puesto en duda la validez de su continuidad en el juicio.

No hubo destinatarios específicos de las exposiciones de Stinfale y Boragni. Ambos integran el grupo de acusados en el debate por haber participado del pago de 400 mil dólares de la SIDE a Telleldín para que aportara una versión falsa en la causa que investigaba el atentado a la AMIA, a cargo del ex juez federal Juan José Galeano. En esa versión, Telleldín involucró a un grupo de policías bonaerenses quienes, hasta 2004, representaron la “conexión local” del plan para volar la mutual judía.

Las elevaciones a juicio coinciden con que tanto Boragni, que cobró el dinero en representación de su ex marido en dos cuotas, como Stinfale, quien la acompañó a esos cobros, sabían de qué se trataba el dinero y su procedencia. A su manera, ambos negaron saber aquello y mencionaron que suponían que se trataba de la compra de derechos de un libro que Telleldín había escrito en la cárcel. Si bien no hubo blancos específicos de sus exposiciones, el más perjudicado resultó Galeano.

El abogado

“No participé de ninguna manera del pago a Telleldín”, dijo Stinfale la primera vez que declaró ante la Justicia durante la instrucción de la causa que lo cuenta entre los acusados. Antes de habilitar la lectura de sus indagatorias en aquella instancia, Gorini consultó al abogado si iba a expresarse: “Es un juicio largo y uno va recordando con el tiempo. No voy a declarar ahora, pero sí más adelante de manera completa”, contestó.

Ante el juez de instrucción Ariel Lijo, describió a su defendido como una persona “muy inteligente”, que “conocía el expediente como nadie”, que “muchas veces tomaba decisiones inconsultas” y que “tenía una relación fluida con el juez de la causa”, Juan José Galeano. “Tuvieron varias reuniones sin mi presencia”, aclaró.

Mencionó que él estuvo a cargo “sin éxito” de las “gestiones por el libro que se pretendía publicar”, en referencia al supuesto manuscrito en el que Telleldín contaba su versión de los hechos. Luego, apuntó que “por pedido de ella” en relación a Boragni, la acompañó a “cobrar el dinero” que Galeano había negociado con Telleldín. “Tanto ella como yo ignorábamos de donde venía el dinero. Sospechábamos que venía de Banco Mayo, la AMIA o DAIA o la Embajada de Israel porque el que pagaba se llamaba David. Nunca se me representó que la SIDE podía estar detrás del asunto”, concluyó.

La ex mujer

Boragni comenzó a sollozar no bien se sentó en el estrado. “Sí, me decidí a declarar a pesar del miedo que tengo porque no entiendo qué hacemos acá”, respondió cuando el TOF 2 la consultó sobre su indagatoria. Mencionó que padece una “enfermedad terminal” y pidió “perdón” por si su declaración no era “demasiado universitaria”: “Pasaron muchos años y muchas drogas lícitas, obvio, por este cuerpo”, se excusó. La historia de Boragni careció de precisiones temporales.

Contó que era “una ama de casa, una compañera, una madre” cuando estalló la AMIA, “lo más terrible”, que días después de aquel “terrible”, los bonaerenses Diego Barreda y Mario Bareiro, “amigos de Carlos” Telleldín, por entonces su esposo, fueron a su casa “con un séquito de policías federales” y le pidieron datos sobre la camioneta Trafic. Contó que se quedaron “horas” allí, que comenzaron a tratarla mal, que la llevaron a una comisaría “en un auto con un hombre que hablaba con acento extranjero y otro que no entendía el idioma” y que allí estuvo toda la noche. A la mañana volvió a su casa, en donde se encontró con un “picnic”. Los policías seguían allí. En el medio de la historia, denunció que esa noche los federales abusaron de su hija, que entonces tenía 13 años. Aquel mediodía, Telleldín se entregó. Entonces, los policías se fueron. Pero las visitas amedrentadoras siguieron: un allanamiento más, visitas de la Mossad, vigilancias, seguimientos, Vergés.

Tal como contó su ex marido en su indagatoria de la semana anterior, el genocida Héctor “Vergés vino a mi casa, me dijo que venía de parte de Carlos y me ofreció un millón de dólares para acusar a tres o cuatro hombres detenidos en Paraguay o Uruguay, no me acuerdo, por el atentado”, recordó ayer. Entonces, fue al juzgado de Conrado Bergessio a “contar por todo lo que había pasado hasta el momento”. Bergessio derivó sus dichos a Galeano y “entonces recién ahí me llamaron para declarar”, apuntó. Mientras, visitaba a su hombre en la cárcel y ya había nacido la versión sobre un manuscrito de su autoría, en el que tanto editoriales como el juzgado de Galeano, la comunidad judía e incluso periodistas de este diario, estaban interesados. “Te va a llamar gente de la editorial”, dijo Boragni que un día le dijo su ex marido desde la cárcel. La llamó “un tal David, de parte del juzgado y de una editorial extranjera”, apuntó, y le dijo que abriera una caja de seguridad. El pago de los 400 mil dólares para que Telleldín implicara en la causa AMIA a los policías bonaerenses estaba en marcha. Boragni cobró el primer pago acompañada de Stinfale quien, según mencionó, “trabajaba pro bono”. El segundo pago fue en una caja de seguridad de una sede de Banco Río de Cabildo.

Boragni nunca aceptó la teoría del soborno a Telleldín de parte de la ex SIDE y del juzgado de Galeano para implicar a los bonaerenses. No lo hizo durante el juicio que el Tribunal Oral Federal número 3 desarrolló y acabó anulando, en el que se cruzó con el fiscal Alberto Nisman, “ese que se arrastraba, prácticamente, para quedarse con la causa, que le rogaba a mi ex marido y a su abogado que los haga mierda a los otros fiscales y al tribunal para quedarse con todo”. Siempre sostuvo su desconocimiento respecto del pago. “No sé qué más quieren de mí, de nosotros, si todos fuimos títeres de un gobierno corrupto y la mierda de la SIDE”.

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