EL PAíS › LA PRESIDENTA CRISTINA FERNáNDEZ HABLó DEL FUTURO CUANDO FUE A VOTAR
“Pudimos cumplir la promesa de darles a todos los argentinos un país normal”, dijo CFK en Río Gallegos, ante periodistas y seguidores que se concentraron en la escuela en la que votó. Recordó a Néstor Kirchner y habló del contexto nacional e internacional.
› Por Alejandra Dandan
Desde Río Gallegos
Esta vez las vallas de protección para el paso de la Presidenta estuvieron cubiertas por una enorme bandera celeste y blanca desplegada desde el ingreso a la escuela Nuestra Señora de Fátima hasta la mesa 250. Cristina Fernández de Kirchner saludó con un beso a autoridades de mesa, se sacó una selfie con una muchacha que logró atravesar una de las vallas, hizo cola, adelantada por dos personas, pocos minutos después de las doce del mediodía. “Este marco me hace sentir en un momento muy especial –dijo en un brevísimo encuentro con la prensa, inmediatamente después del voto– porque pudimos cumplir la promesa de darles a todos los argentinos un país normal.” Dejamos un país normal, insistió la Presidenta. Y luego, cuando decenas de cámaras preguntaron una y otra vez qué va a hacer después del 10 de diciembre, dijo: “Voy a hacer lo que hice siempre, militar”. Cuando esa misma pregunta volvió a alcanzarla ya casi en la calle, los que salieron a responderla fueron algunas mujeres que esperaban para saludarla. “¡¡A militar y a descansar!!”, dijo una bien fuerte. “¡Después de ocho años de laburo qué querés que haga! ¿¿No te parece mucho ocho años laburando por el país??” CFK se rió. Y siempre muy ducha, pidió a las cámaras que escuchen las respuestas de la gente.
“Ustedes saben que siempre que me ha tocado expresar el voto lo he hecho en el marco de una jornada democrática, que tantas veces, sobre todo mi generación, no vivió. Pero en este caso es algo mucho más especial. En este caso siento que estamos cumpliendo una promesa, una promesa que el 25 de mayo del año 2003 un santacruceño les hizo a todos los argentinos: que iba a construir un país normal”, dijo ella. “Y la verdad es que hoy estamos votando en un país normal. En estos años de democracia siempre estábamos votando en medio de una crisis. No estoy hablando de la renovación de 2007 o 2011, pero la verdad es que antes de que el Frente para la Victoria fuera una fuerza política nacional, desde el advenimiento de la democracia siempre votábamos en medio de crisis, inclusive de interrupciones institucionales. Renuncias anticipadas. Crisis económicas y sociales muy graves. Hoy estamos votando luego de tres períodos consecutivos de gobierno del FpV en un país absolutamente normal.”
En esa línea repasó en escasos minutos unos pocos buenos datos: “No hay nadie que le tenga miedo a que le pase nada económicamente. No hay nadie con miedo a perder su trabajo. Tenemos uno de los índices más bajos de desocupación de toda la historia, con una actividad económica y un crecimiento único en Latinoamérica. Con argentinos viajando en todo el mundo, las colas en los consulados y en las embajadas no son de argentinos para irse sino que van a pedir una visa porque van a hacer turismo al exterior”. En ese punteo, contrastó con la crisis del resto del mundo. Cristina mencionó a Néstor Kirchner. “Haber podido cumplir con la promesa de quien fuera mi compañero de vida y de militancia es para mí, como argentina y como presidenta, un gran honor.” Se conmovió cuando nombró a su compañero. Dijo sentirse bien, emocionada, “aparte acá en Santa Cruz, siempre me siento bien”.
No habló de cuestiones personales. Aparecieron preguntas. Estaba la candidatura de Máximo y de Alicia Kirchner en juego por esas horas. Estaba el cierre de una etapa. Cristina, como esas banderas que la rodearon, pareció subrayar que no era ella sino la Presidenta la que estaba ahí. “Nivel personal no hay cuando una es presidenta –dijo–, hablo siempre en términos institucionales y políticos.”
“¡Vamos compañera!”, le gritaban algunos en la escuela. Muchísimos se habían acercado. Cámaras de fotos. Teléfonos celulares. El martes se hace en Gallegos un homenaje a Néstor Kirchner, a cinco años de su muerte. Una ciudad que tiene claro la cantidad de electores, pero de la que no se sabe bien cuántos habitantes tiene en realidad porque, ese 27 de octubre de 2010, la gente abandonó las casas el día del censo para concentrarse en casa de gobierno.
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