EL PAíS › INVESTIGACION A LOS NISMAN
› Por Raúl Kollmann
El sorteo del nuevo juez debe haber producido sonrisas de satisfacción en los imputados por lavado de dinero vinculados con el fallecido fiscal Alberto Nisman. Es que el azar dispuso que el expediente quede en manos del juez federal Claudio Bonadio, uno de los magistrados que gozan de mayor simpatía en la oposición. Bonadio tendrá que resolver sobre la convocatoria a indagatoria que realizó el desplazado juez Rodolfo Canicoba Corral, quien consideró a Sara Garfunkel, madre de Nisman; a la hermana del fiscal, Sandra; al técnico informático Diego Lagomarsino y al empresario Claudio Picón como sospechosos de haber participado de la fuga de dólares a una cuenta en Nueva York del Merrill Lynch, en la que hubo movimientos de, al menos, 650 mil dólares. Los primeros tres figuran como titulares de la cuenta y Picón le giró al fiscal 75 mil dólares, sin declarar. En la causa interviene activamente el fiscal Juan Pedro Zoni.
La ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, fue quien denunció la existencia de la cuenta a raíz de un curioso relato de su ex suegra y su ex cuñada. Garfunkel y Sandra Nisman contaron que el fiscal les dejó un papel en el que decía que en caso de cualquier problema debían llamar a un teléfono en Nueva York. A raíz de esa nota y tras el fallecimiento de Nisman, ambas fueron a un locutorio, se comunicaron con el número de la ciudad norteamericana y las atendieron en el Merrill Lynch. Allí les mencionaron que Lagomarsino era otro titular de la cuenta. No parece muy creíble que una persona desconocida llame a un banco y un empleado les hable de la cuenta y de otro titular.
En esa cuenta se realizaron depósitos por más de 650 mil dólares. La cifra exacta no se conoce porque Merrill Lynch-Bank of America todavía no reveló los movimientos, pero el organismo antilavado de Estados Unidos –la Fincen– detectó depósitos que calificaron de sospechosos por 650 mil dólares. Entre las operaciones llama mucho la atención una transferencia de 150 mil dólares hecha por el empresario Damián Stefanini, desaparecido hace 13 meses.
La defensa, encabezada por el ex fiscal Pablo Lanusse –también concurrente a la marcha del 18F– consistió en pedir el apartamiento de Canicoba Corral y reclamar la nulidad del informe de la Fincen, porque la agencia norteamericana envió los datos como si fueran de inteligencia, pidiendo que no se judicialicen. Canicoba los incluyó en la causa porque de lo contrario hubiera cometido un delito, al no judicializar información que resultaba una prueba del lavado. Bonadio tendrá ahora que resolver sobre la cuestión.
Una de las líneas de defensa de Garfunkel y Sandra Nisman es que nunca supieron de la existencia de la cuenta, que se enteraron por la nota que dejó el fiscal. De todas maneras, es obvio que Nisman les hizo firmar los papeles en su momento, algo imprescindible para figurar como titulares. Lo que sí parece real es que la cuenta la manejaba el fiscal, quien usó a su madre y a su hermana para ocultarse como titular, pero se designó a sí mismo apoderado.
El expediente de lavado, paralelo al que instruye la fiscal Viviana Fein por la muerte de Nisman, no sólo figura la cuenta de Nueva York sino propiedades no declaradas en Punta del Este y en el barrio de Palermo.
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