“No hay que olvidarse de que en los 90 se nos morían 45 chicos de hambre por día. Fue una masacre y no hay que olvidarse nunca más”. Destacando el nacimiento como generación política en la lucha contra la década neoliberal y el acompañamiento a las políticas implementadas desde el 2003, el flamante secretario general de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de Capital, Daniel “Tanito” Catalano, asumió ayer formalmente la responsabilidad de conducir junto a su equipo los destinos de la organización gremial.

“No tengan dudas de que vamos a votar a (el candidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel) Scioli. Ya sabemos lo que es el neoliberalismo y no queremos volver para atrás”, arengó Catalano en un Teatro Nacional Cervantes desbordado de dirigentes gremiales, políticos y fundamentalmente militancia gremial. Trazando una línea divisoria entre “quienes están con el pueblo y quienes están contra el pueblo”, el sindicalista explicó las razones por las que decidieron enfrentar al sector que conduce Pablo Micheli, cercano a los cegetistas Luis Barrionuevo y Hugo Moyano.

El acto había empezado con el himno interpretado por el grupo de percusión El Choque Urbano, que fue seguido por todo el recinto con las dedos en “V”, para seguir luego con la marcha peronista que enardeció a más de uno en los palcos del teatro. Entre los saludos que se vieron en video el más vivado fue el de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien destacó “la fuerza militante” con la que lograron desbancar al oficialismo enquistado desde hacía 35 años en la conducción de la ATE porteña. El ministro de Economía, Axel Kicillof, y su par de Trabajo, Carlos Tomada, también saludaron a la nueva conducción, mientras el secretario general de Suteba, Roberto Baradell, se mezclaba con el diputado kirchnerista Andrés “Cuervo” Larroque y los legisladores Lorena Pokoik, Javier Andrade y Paula Penacca. Poco antes, se retiraba el ex canciller Jorge Taiana y entre las butacas se encontraba el secretario regional interamericano de la Internacional de Servicios Públicos, el brasileño Jocelio Drummond.

Afuera, cientos de trabajadores del Estado que no pudieron ingresar seguían el acto a través de las pantallas sacudiendo los parches de los bombos y redoblantes que no paraban de sonar. “Ole, olé, olé, olé, olá, a los noventas no volvemos nunca más”, se escuchó retumbar en el Cervantes y sus inmediaciones.