EL PAíS › LA UTA Y LOS METRODELEGADOS
› Por Laura Vales
En 1997, un grupo de delegados del subte desafió a la cúpula de la Unión Tranviarios Automotor y llamó a un paro para oponerse al despido de un chofer. Meses más tarde, con otra medida similar frenaron el despido de una boletera. En esos conflictos comenzó a armarse una nueva organización gremial que, en los siguientes quince años, coexistiría dentro del subterráneo porteño en tensión con el tradicional sindicato de los conductores del transporte público. Fue una coexistencia basada en la disputa, con medidas de fuerza, episodios de violencia de parte de la ortodoxia y judicialización, que como resultado llevó a uno de los pocos procesos de democratización sindical de los años recientes. Hoy, esa historia intentará consolidarse institucionalmente. El Ministerio de Trabajo recibirá a las dos organizaciones para realizar una compulsa que determine cuál tiene más afiliados y a cuál le corresponde en consecuencia la personería gremial.
La compulsa fue pedida por la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro, que reclama para sí la personería que la UTA mantiene como sindicato preexistente. De ganarla, los metrodelegados quedarán habilitados para negociar los sueldos y condiciones de trabajo en las paritarias, una facultad que la legislación argentina otorga sólo a la organización mayoritaria.
De las 3500 personas que trabajan en Metrovías, la AGTSyP asegura tener afiliados a más de dos mil. Para conseguir la personería, deben demostrar haber reunido un 10 por ciento más que la organización con la que disputan. Ellos sostienen que son más del doble que sus adversarios.
“La compulsa se hace tomando en cuenta los seis meses previos al momento en que fue pedida. Nosotros presentamos el reclamo hace dos años y medio, cuando teníamos entre 1800 y 1900 afiliados, y ellos no más de 800. No tenemos dudas de que somos el gremio más representativo”, indicó Roberto Pianelli, titular de la AGTSyP.
Hasta ahora, la UTA se opuso al cotejo por la vía judicial. Por ejemplo, iba a hacerse en diciembre del año pasado, pero un recurso presentado por los abogados del sindicato ante los tribunales logró anular la convocatoria. Ahora, tras fallos que les fueron adversos, la audiencia de cotejo fue convocada para esta mañana en la sede del ministerio.
Todo indica que la organización que lidera Roberto Fernández desconocerá los términos de la compulsa. “Nosotros tenemos una sola personería, la 104, que abarca tanto a la gente del subte como a la de los colectivos de corta media y larga distancia. Vamos a participar con todos nuestros afiliados porque no existe una personería especial para los subtes”, adelantó a Página/12 el secretario de prensa de la UTA, Mario Caligari.
Los metrodelegados, aunque enfrentados a la UTA, pasaron sus primeros ocho años sin escindirse de ella. Por razones de protección legal, se mantuvieron dentro del sindicato. En ese período, con medidas que desbordaban las convocadas por la conducción, consiguieron la declaración de insalubridad del trabajo en el subte, la reducción de la jornada laboral a 6 horas y los aumentos de salarios más importantes de la época. Cuando en el país comenzó a haber nuevamente negociaciones paritarias, hubo durísimos conflictos para que el ministerio de Trabajo sentara en la mesa de negociación no sólo a la UTA sino al cuerpo de delegados. En los años en los que no lo lograron, a los acuerdos paritarios firmados por el sindicato siguió un plan de lucha desconociendo lo firmado y abriendo una segunda instancia de negociación.
En septiembre de 2008, finalmente, decidieron crear la AGTSyP. En un plebiscito realizado entonces, cuando Metrovías tenía 3100 trabajadores, 1871 votaron por el SI a la creación del nuevo sindicato en el subte.
“Para nosotros, llegar a la compulsa es el resultado de haber sostenido durante más de quince años la legitimidad en la representación gremial”, dice Pianelli. “Quizás en un momento han surgido un montón de conducciones con referentes que después de un tiempo se derrumban, porque no logran cristalizarse. Es decir, en la vida sindical la burocracia te caga a trompadas y te mata si puede, lo sabemos; pero el problema es además si vos podés sostener el poder que constituiste, sostenerlo tanto en tiempos de conflicto y como tiempos de paz. Este año no tuvimos grandes conflictos y sin embargo logramos sostener el poder sindical que construimos momentos de mayor conflictividad”. Los metrodelegados tienen una editorial que ha publicado libros, una radio, producen videos, editan una revista gremial y otra de cultura, y tienen una secretaria de acción social, todo a cargo de trabajadores de subte.
En la audiencia de hoy se pueden presentar impugnaciones. El ministerio debe resolverlas y luego emitir un dictamen. Esto puede volver a demorar una definición. No sólo la UTA tiene interés en que el tema se postergue. La concesionaria Metrovías ha tendido históricamente a desconocer a los metrodelegados, y al gobierno porteño tampoco le cae en gracia la posibilidad de tener que negociar las paritarias con la AGTSyP. De hecho, cuando se concretó el traspaso del subte al Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri intentó acotar en el sector el derecho de huelga. Y hace dos años, reclamó al ministerio de Trabajo que le retirara a la AGTSyP el reconocimiento como gremio simplemente inscripto.
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