EL PAíS
› ENCUENTRO DEL KIRCHNERISMO NO PERONISTA EN EL BAUEN
Con la K, sin la P ni la Jota
El Grupo Confluencia se reunió en un seminario para hablar de Estado y gestión. Estaban los que empezaron desde el llano y fuera del PJ y ahora son funcionarios de peso en el Gobierno.
› Por Martín Piqué
El Grupo Confluencia fue creado como un contrapeso cuando Eduardo Duhalde respaldó la candidatura presidencial de Néstor Kirchner. Había sido pensado como el soporte no peronista del santacruceño y sus impulsores eran dirigentes que aún no habían llegado a las primeras filas: Rafael Bielsa, Eduardo Sigal, Eduardo Luis Duhalde, Aldo San Pedro, entre otros. Hoy casi todos son funcionarios, entre ministros y secretarios de Estado, y tienen responsabilidades de gestión. Pero lo que no ha variado es la tensión que separa ese espacio de la tropa bonaerense. Para comprobarlo bastó con escuchar los comentarios que circulaban ayer en el Hotel Bauen, donde el llamado de Duhalde a reprimir a los piqueteros fue uno de los temas obligados de la tarde (ver página 16).
La identificación con el Presidente quedaba clara desde el inicio. En la puerta del hotel, se podía ver un afiche enorme que decía “Todos con Kirchner” y llevaba estampado el logo de la “K” con el contorno de la República Argentina. A un costado había un grupo que juntaba firmas para que el Gobierno “mantenga las tarifas actuales” de las empresas de servicios públicos. También pedían que las privatizadas reingresaran al país “el 25 por ciento de los dólares girados al exterior en concepto de remesas de ganancias”. Ya dentro del hotel –que funciona como cooperativa y es gestionado por sus trabajadores–, se veían banderas argentinas y del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER).
El encuentro –que fue el segundo, el primero había sido en plena campaña en el Hotel Intercontinental– fue convocado como una mezcla de debate y acto político. De hecho, los organizadores invitaron a los participantes a elegir entre tres comisiones: producción, trabajo y equidad; federalismo y políticas de crecimiento equilibrado; y el rol del Estado. En cada comisión participaron funcionarios del Gobierno, que a pesar de lo que esperaban algunos despistados expusieron sobre los distintos temas sin recibir preguntas. “Yo pensé que se iba a poder hacer preguntas, que iba a ser más interactivo”, se quejó Martín, un estudiante de sociología de la UBA que quería discutir sobre el Estado.
Pero, eso sí, los organizadores se llevaron notas escritas de cada comisión con las opiniones y las críticas de los participantes. El propio secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, quien cerró el encuentro en representación de Kirchner, dijo que el Gobierno prestaría mucha atención a las críticas. “No nos creemos dueños de la verdad. Necesitamos de las opiniones de todos porque, como dice el Presidente, la Argentina está a 10 kilómetros (sic) bajo tierra”, dijo. Encargado del cierre del acto, Parrilli se ubicó en medio del palco que estaba integrado por Sigal (subsecretario de Relación con el Mercosur), Marcelo Fuentes (subsecretario de Relaciones Institucionales), Duhalde (secretario de Derechos Humanos) y San Pedro, administrador del Onabe.
Entre el público estaban los ex frepasistas Darío Alessandro y Nilda Garré, el subsecretario general Carlos Kunkel, el diputado electo Miguel Bonasso, y el jefe de Gabinete de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Agustín Colombo, entre otros. Ausente en el discurso final, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, había participado del debate previo. También hubo adhesiones sorpresivas, como la de los gobernadores radicales de Corrientes y Mendoza, Ricardo Colombi y Julio Cobos, a pesar de que el clima era muy kirchnerista. En el acto se respiraba un aire emotivo que resumió muy bien Fuentes, ex militante de la JP de La Plata. Fue precisamente Fuentes quien incorporó a Kirchner a esa organización en los primeros ‘70. “Esta es una segunda oportunidad para nuestra generación”, reconoció desde el palco, treinta años después.