EL PAíS
› MIGUEL LIFSCHITZ, DEL PS, ASUME LA INTENDENCIA DE LA CIUDAD DE ROSARIO
Otros cuatro años para el socialismo
Por Pablo Feldman
Desde Rosario
En la que antaño fuera “la capital del peronismo” asume hoy Miguel Lifschitz, tercer intendente socialista de Rosario, que desde la renuncia del radical Horacio Usandizaga en 1989 ha elegido en seis oportunidades consecutivas a los hombres de la rosa. Cuando este ingeniero de 47 años complete su período constitucional en el 2007, Rosario habrá cumplido 18 años de socialismo, dentro de una provincia que desde la recuperación de la democracia gobierna el peronismo, aun cuando en la última elección el candidato más votado haya sido Hermes Binner, el intendente rosarino saliente que cosechó cerca de 600 mil votos frente a Jorge Obeid, que apenas superó los 330 mil, y a quien la Ley de Lemas benefició con la suma de otros candidatos para superar por 5 puntos al postulante socialista. Binner, tras la derrota, anunció que volverá a su profesión –es médico–, que seguirá militando y que no aceptará cargos en el gobierno nacional.
Cuando Usandizaga renunció a la intendencia de Rosario en 1989 –había prometido que si Carlos Menem le ganaba a Eduardo Angeloz él se iría–, no sólo cumplió por última vez una promesa, sino que abrió la puerta de la historia por la que se introdujo por primera vez un socialista como intendente municipal. La primavera del ‘99 encontró a Héctor Cavallero –hasta entonces concejal de la bancada unipersonal de socialismo– ganando una elección frente a una UCR debilitada por el abandono del Vasco y un PJ “agrandado” por la victoria de Menem algunos meses antes. Contra casi todos los pronósticos, Cavallero arrasó en la elección para completar el mandato del renunciante Usandizaga. Dos años más tarde, el Tigre era reelecto por otros 4 años a partir de una gestión en la que no sólo se hizo hincapié en desterrar la corrupción, sino que se modificó sustancialmente la asignación presupuestaria en áreas en las que “la mano socialista” podía ser visible. Fue así que la Salud Pública de Rosario obtuvo reconocimientos internacionales, y su secretario –Hermes Binner– fue catapultado a la sucesión de su compañero socialista, para entonces encandilado por las luces menemistas que casi lo hacen gobernador de Santa Fe. Binner profundizó esa línea, jerarquizó la asistencia social –mucho antes que las políticas nacionales– y logró también su reelección, lo que lo transformó hoy, al abandonar el Palacio de Los Leones, en el hombre que más tiempo gobernó Rosario.
“Lifschitz va a hacer olvidar a todos los anteriores, tendremos un gran intendente”, dijo Binner poco antes de recibir el reconocimiento de Naciones Unidas que galardonó a Rosario como “Ciudad Modelo” de América latina” entre 300 municipios del continente, “por sus políticas sociales y por desarrollar las mejores prácticas de gobernabilidad”.
Después de 15 años de administraciones socialistas, Rosario es un punto de referencia obligado a la hora de articular alternativas en los sectores progresistas; no es frecuente que líderes de ese espacio como el uruguayo Tabaré Vázquez o el brasileño Terso Genro salgan de la Capital Federal para entrevistarse con dirigentes políticos. Lo mismo que el trato que los jefes de Estado –como Lula de Brasil y Ricardo Lagos de Chile– le dispensan a Hermes Binner, “apenas”, y hasta hoy, intendente de Rosario.