Vie 29.01.2016

EL PAíS  › PRIMER DIA DE PROTESTA EN PLAZA DE MAYO CONTRA LA DETENCION DE SALA

Un acampe para la liberación

Militantes de la Tupac Amaru, el Movimiento Evita, Quebracho y otras organizaciones populares se instalaron frente a la Casa Rosada. Tras los rumores de desalojo, avisaron que no se retirarán: “Nos sentaremos y nos tendrán que llevar presos”, dijeron desde la Tupac.

› Por Ailín Bullentini

“Hay un gorila suelto en la Rosada”, entonan a los saltos una decena de tupaqueros y tupaqueras bonaerenses bajo la lona blanca de un gran gazebo ubicado en medio de la Plaza de Mayo. El acampe, que cuenta carpas esparcidas sobre la plaza para alojar militantes de la Tupac Amaru, el Movimiento Evita, Quebracho y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), comenzó el miércoles a la noche y tiene un solo momento objetivo: la liberación de la dirigente social jujeña Milagro Sala. “La detención de Milagro es política y creemos que su liberación también lo es. Eso estamos reclamando acá, no solo los tupaqueros, sino todo el campo popular”, definió el referente de la Tupac en Buenos Aires, Alejandro Garfagnini. Desde la noche del miércoles circuló el rumor de un desalojo inminente, que hasta ayer no se había llevado a la práctica.

El gazebo fue lo primero que los militantes sociales instalaron en la Plaza de Mayo el miércoles por la tarde. Allí proyectaron el documental Tupac Amaru, algo está cambiando. Desde un primer momento la idea fue llegar para quedarse. “Trajimos el acampe que venimos sosteniendo desde el 23 de diciembre frente a la Secretaría de Vivienda –en Diagonal Norte y Esmeralda–. La diferencia entre ése y éste es que acá ya no estamos solos”, aclaró Caro de Padova, de transpirada camiseta tupaquera. La imagen de Tupac Amaru en blanco y negro, rodeado de wiphalas con la que se identifica la organización jujeña, rodea la amplia carpa ubicada en el centro del ingreso a la Plaza, por la calle Bolívar. Bajo ese resguardo blanco sucede toda actividad común del acampe: la radio abierta; las comidas diarias; la recolección de firmas para reclamar la liberación de Sala y el sostenimiento de los recursos para las cooperativas de vivienda en Jujuy y una improvisada pista de baile.

En uno de los extremos del gazebo, un grupo de adolescentes mata el tiempo jugando a las cartas. En esa misma mesa, la Virgen de Luján vigila el acampe. Norma la cuida de cerca. Ella es de Remedios de Escalada, Lanús, en donde con otras compañeras está a cargo de una de las tantas copas de leche que la Tupac asegura en el conurbano. “Acá está tranquilo. Más temprano escuchamos que nos iban a desalojar pero por ahora no vino nadie. Allá (en Jujuy) la tienen más jodida. Mucho calor y además la policía los trata feo”, contó a Página/12.

Coco, como todos los conocen a Garfagnini, reseñó que el “dato” del desalojo de Plaza de Mayo “apareció en un tweet de Telam” por primera vez ayer a mediatarde, pero que nunca llegó aviso formal al acampe. Anoche, la policía de la comisaría segunda confirmó que no contaban con orden de desalojo alguna. El primer anochecer de permanencia fue el único momento “tenso” que vivieron los manifestantes, cuando los jefes de las comisarías comisarios primera, segunda y tercera de la ciudad de Buenos Aires se acercaron al gazebo e informaron que “tenían que desalojar” mientras cortaban el tránsito de los alrededores de la plaza. “Hagan lo que tengan que hacer”, contó Garfagnini que les contestó. Los comisarios se fueron y no volvieron. A la madrugada los autos volvieron a circular. “Nosotros llegamos acá porque Milagro está presa injustificadamente y acá nos quedaremos hasta que la liberen, pero no vamos a responder con violencia. Si en algún momento nos quieren echar, responderemos como dijo el Papa Francisco, con fortaleza y mansedumbre”, apuntó. “Nos sentaremos y nos tendrán que llevar presos”, completó.

Las banderas de la CTEP, el Evita y Quebracho flamean en los espacios verdes de los costados, en donde las carpas esperan la noche. Pegados a los fierros de las iglú, a las rejas que delimitan el pasto del cemento o rodean a la Pirámide de Mayo, los carteles y las consignas se multiplican: “Basta de atentar contra la protesta social”, “Libertad a Milagro”, “Morales tu patota no podrá vencernos”, “Macri esclavo de Magnetto. ¿Tanto te pidió?”. Las de Nuevo Encuentro y La Cámpora aparecen esporádicas, también. El miércoles el titular de la Central de Trabajadores Argentinos Hugo Yasky y dirigentes de la Asociación de Trabajadores del Estado pasaron largo rato. Junto con el referente del Movimiento Evita Emilio Pérsico, y militantes de la Tupac charlaron de Sala, pero también de los desempleados que las distintas carteras publicas acumulan en las calles día tras día. “Logramos el pacto solidario del campo popular en la jornada del viernes pasado –que regó de cortes de ruta todo el país para reclamar por la libertad de la líder jujeña– y de a poco este acampe se va convirtiendo en un punto de reunión para coordinar actividades de resistencia que superan el conflicto con Milagro”, apuntó Garfagnini. Pérsico pululó en la Plaza ayer, al igual que los legisladores porteños del Frente para la Victoria, Pablo Ferreyra y José Campagnoli. “Es una lucha simbólica. El gobierno piensa que anulando a Milagro le corta la cabeza a la serpiente de la resistencia al ajuste que ya están aplicando, pero se equivocan”, advierte Ferreyra. “Todas las voces deberían alzarse en contra de este atropello generalizado a la democracia que está haciendo” el gobierno de Cambiemos, postula Campagnoli.

En el gazebo, la cumbia suena fuerte e invita a celebrarla. Una rubia que hasta entonces se hamacaba en la mesa en donde se forman transeúntes para firmar al pedido de liberación de Sala no se niega a la invitación de quien, micrófono en mano, arengaba de tanto en tanto el acampe. Bailan parejo y contentos. Norma sonríe. ¿Por qué acampa? “Porque necesitamos que las cooperativas sigan funcionando, en Jujuy y acá también”, contestó. Era una de las tantas tupaqueras que resistió en Vivienda más de un mes, sin respuesta alguna. Hasta que se mudaron a la Plaza de Mayo “porque la Milagro sigue presa”, con un ojo puesto en las chicas y su chinchón. ¿Por qué piden su libertad? “La metieron presa porque no la quieren. Es todo un curro para voltearla”. Estuvo a cargo del almuerzo, chorizos a la pomarola. Pero a la noche volverá a su casa; otra “brigada” se encargará de armar “algún guisito” con los fideos que donaron desde Resistiendo con Aguante temprano en la tarde. De Padova apuesta que “va a estar rico” y que, de seguir unido, el campo popular le “va a ganar la pulseada” a Cambiemos: “Están convencidos de que si se la llevan puesta a ella, se llevan puesto todo. Vamos a demostrar que no”.

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