Sáb 16.03.2002

EL PAíS

Eduardo Jozami con los dos pies afuera del gobierno de Ibarra

El jefe de Gobierno porteño le pidió la renuncia al titular de la Comisión de la Vivienda. Lo reemplazaría Carlos Grinberg.

› Por Santiago Rodríguez

Cuando un funcionario está a punto de ser desplazado de su cargo, suele decirse que está “con un pie afuera”. Sin embargo, en el caso del titular de la Comisión Municipal de la Vivienda (CMV), Eduardo Jozami, sería quizás más atinado afirmar que está con los dos pies afuera del gobierno porteño: es que Aníbal Ibarra le pidió ayer que diera un paso al costado para facilitar la reestructuración de ese organismo y su traspaso a la órbita de la Secretaría de Desarrollo Social. La renuncia no se concretó porque ambos quedaron en volver a conversar del tema el próximo lunes, pero el jefe de Gobierno porteño ya tiene candidatos para reemplazar a Jozami. El más firme es Carlos Grinberg, un viejo compañero de Ibarra del Nacional Buenos Aires que desempeñó funciones en el Banco Hipotecario y el Mercado Central.
El caso de Jozami es equiparable al cuento de El pastor mentiroso. Los rumores sobre la decisión de Ibarra de separarlo de su cargo vienen desde mediados del año pasado y desde entonces era habitual escuchar en los pasillos del gobierno porteño que sus días al frente de la CMV estaban contados. Durante meses y meses no pasó nada hasta anteanoche, cuando el jefe de Gabinete de la ciudad, Raúl Fernández, convocó a Jozami a su despacho y le explicó que era necesario que liberara el puesto en el que Ibarra lo nombró en los primeros días de su gestión en la ciudad.
Por aquella época Ibarra y Jozami tenían en común su pertenencia al Frepaso. Los caminos políticos de uno y otro se dividieron el año pasado cuando el titular de la CMV saltó al ARI de Elisa Carrió. El jefe de gobierno porteño lo mantuvo aun así en su cargo.
“Todos estamos en el mismo espacio”, decía entonces Ibarra como una muestra de su decisión de priorizar la comunión de todas las expresiones “progresistas” a las divisiones partidarias y ahora no quiere que la separación de Jozami sea leída en sentido contrario. Por eso, el mismo Fernández le aclaró al por ahora titular de la CMV que no quieren que abandone la administración porteña y le ofreció integrarlo al directorio de Autopistas Urbanas SA.
“No estábamos viendo los resultados que esperábamos en la CMV y pretendemos una gestión más eficiente”, comentó a Página/12 un allegado a Ibarra. Detrás de las versiones sobre la remoción de Jozami siempre estuvo desde un primer momento –fueran frepasistas o radicales quienes hablaran– el argumento sobre la supuesta “ineficiencia” de las políticas implementadas desde la CMV. También la defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Alicia Oliveira, sumó días atrás desde una columna de opinión en este mismo diario críticas al desempeño de Jozami.
En los planes de Ibarra está pasar la CMV a la órbita de la Secretaría de Desarrollo Social, que conduce la radical Gabriela González Gass. El organismo, que tiene por misión la construcción de viviendas populares para paliar el déficit habitacional en la ciudad, viene funcionando bajo la órbita de la Secretaría de Planeamiento y en el gobierno porteño creen que frente a una crisis socioeconómica como la actual lo lógico es concentrar en una sola área todo lo referido a la atención social.
Jozami prefirió no hacer declaraciones, pero quienes lo acompañan sostienen desde ya que la CMV funciona bien y tienen otra impresión de los hechos. “Desde el día en que Eduardo asumió los radicales estuvieron en su contra porque le dio un giro social a la gestión en lugar de hacer ‘caja’”, contó un colaborador del funcionario y advirtió que la decisión de pasar la CMV al ámbito de Desarrollo Social constituye un primer paso para “quitarle autarquía y después achicarla en el marco de una reestructuración general del gobierno”.
Los colaboradores de Jozami tampoco soslayan la lectura política del caso: “Ibarra –reflexionan– sabe que es posible que todos terminemos en un gran espacio progresista con Lilita como candidata, pero quiere llegar a esa instancia con cierta fuerza y debe pensar que la CMV es un lugar delque se puede hacer política. Ahora, está claro que en el ARI no nos vamos a poner contentos con esta decisión”.
Cuando Fernández le propuso pasar a AUSA, Jozami le dijo que no y ayer volvió a rechazarle el ofrecimiento a Ibarra. “Políticamente es inaceptable, es una suerte de embajada”, se quejó un íntimo del funcionario.
Jozami fue a ver a Ibarra con la intención hacerle entender que le parecía equivocado reestructurar la CMV, pero que en todo caso los cambios podían discutirse en su presencia. De la reunión participó también Fernández y quedaron en volver a verse el lunes.
En el gobierno porteño confían en convencer a Jozami de seguir junto a Ibarra desde otro lugar, aunque no parecen dispuestos a ofrecerle un puesto de mayor jerarquía que director de AUSA y que tal vez sería más apetecible para el ARI. Por eso ya tienen en la carpeta de posibles reemplazantes a Grinberg, un ingeniero que tiene el perfil de “funcionario comprometido con lo social y capacitado técnicamente”.

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