EL PAíS › ROGELIO PFIRTER, EMBAJADOR ANTE EL VATICANO
› Por Elena Llorente
Página/12 En Italia
Desde Roma
Diplomático desde hace más de 40 años, Rogelio Pfirter es desde el lunes el nuevo embajador argentino ante la Santa Sede. Nacido en la ciudad de Santa Fe, se formó en el Colegio Jesuita de la Inmaculada Concepción de esa ciudad donde el papa Francisco fue profesor antes de ordenarse sacerdote. Estudió Derecho en la Universidad del Litoral y luego se lanzó a la carrera diplomática. En una entrevista con Página/12 recordó dos momentos de su carrera especialmente difíciles: el 2 de abril en la embajada de Londres, donde quedó sólo él y un colega porque se rompieron las relaciones entre los dos países, y sus ocho años como Director General de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, armas que producen más muertos entre civiles que entre militares. Pero la misión que tiene ahora, reconoció, “también es un desafío”.
–¿Qué temas que abordaron el lunes en la audiencia con el papa Francisco?
–Presenté mis cartas credenciales y saludé al Papa en nombre del Gobierno. Después tuvimos una conversación muy general y hablamos también de algunos aspectos que iban más allá debido a que yo al Papa lo conozco desde que era un niño ...Pero fue una conversación de tipo genérica y dentro de esa generalidad surgieron un profundo amor por la Argentina y un deseo ferviente de que la Argentina pueda desarrollar todas sus potencialidades en una atmósfera de unidad y de cooperación entre todos. Creo además que todo esto va a tener una manifestación más concreta a partir del momento en que el Papa se reúna con el presidente (Mauricio) Macri, el sábado próximo en el Vaticano.
–Se dice que el Papa está preocupado por la Argentina. ¿Usted tuvo esa sensación?
–¿Qué argentino no está preocupado por la Argentina? Lo que es importante es que en Argentina se ha abierto una nueva etapa, pero no tanto una etapa de militancia política de uno o de otro lado, sino una etapa que ofrece la posibilidad de explorar el camino de la reconciliación. Creo que la visión del Santo Padre es una visión de la Argentina en su conjunto. Esa es la sensación que tuve yo. Y yo como embajador digo ciertamente que esta embajada está al servicio de la Argentina en su conjunto.
–Se habló mucho del rosario bendecido que el Papa le mando a Milagro Sala. ¿Tocó este tema con Francisco?
–No es un tema lógico para la primera audiencia de un embajador con el Santo Padre. Soy consciente del tema pero no soy de los que están haciendo interpretaciones políticas todo el tiempo.
–Incluso han habido duras críticas al Papa de parte de dirigentes políticos macristas. ¿Eso podría influir en la visita que hará el sábado el presidente Macri o en las relaciones entre el Papa y la Argentina?
–Yo creo que el sábado vamos a tener una excelente oportunidad para fortalecer los vínculos entre la Argentina y la Santa Sede. Soy muy optimista sobre los resultados de esa reunión.
–¿No cree que las ideas de anti especulación financiera y anti libertad de mercado del papa Francisco se contraponen un poco con las del Presidente?
–Yo creo que la Argentina está embarcada en un proceso que se basa en tres pilares: la lucha contra la pobreza, la reconciliación de los argentinos y la lucha contra el narcotráfico. Y no creo que ninguno de esos tres pilares sean contradictorios con la doctrina de la Iglesia y los mensaje universales del Santo Padre.
–O sea que usted descarta que haya contradicción entre la política económica del gobierno y los principios que difunde Francisco...
–Yo lo que creo es que, en la convergencia final, los objetivos que se propone el gobierno argentino no son incompatibles con los objetivo que encuentro aquí en esta sede. La Argentina es un país con un gigantesco potencial, no solamente económico y humano sino también de realización de una sociedad mejor. Y creo que hacia allá apuntamos y creo que los pilares que ha aprobado el Gobierno son compatibles con esos objetivos.
–En Argentina mucha gente piensa que lo que hace o dice el papa está indirectamente dirigido a la Argentina.
–Yo creo que el Papa pertenece a la humanidad en su conjunto. Creo que sus acciones pertenecen a la humanidad en su conjunto. Creo que los argentinos tenemos que tener serenidad y estar felices de tener un papa argentino. Es un privilegio para nuestra nación y debemos tomar conciencia de eso porque eso puede servirnos como un estímulo para nosotros mismos como país. Yo trataría de superar la obsesión de que cada acto del papa está dirigido a la Argentina. Yo no puedo hablar por el Papa, claramente. Mi interpretación no es sobre el Papa sino sobre nosotros mismos. Creo que tenemos que serenarnos y dejar de ser egocéntricos. El mundo no gira alrededor de la Argentina y la agenda del Santo Padre tampoco.
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