EL PAíS › OPINIóN
› Por Washington Uranga
La declaración de la Comisión Permanente del Episcopado argentino difundida ayer, apenas un día después de que el Vaticano anunciara la determinación de dar a publicidad los documentos que obran en su poder y que tienen relación con la dictadura cívico-militar, se alinea con la estrategia de los gestos que desde Roma viene impulsando el papa Francisco.
El documento episcopal argentino hace uso de una terminología común en la sociedad argentina, pero poco habitual en los textos de la jerarquía católica, aunque también frecuente en otras declaraciones del mundo católico como las de los Curas en la Opción por los Pobres y los religiosos de la Confar que se pronunciaron sobre el tema en los días precedentes. Es significativo el uso que se hace del “nunca más” así como la apelación en contra del “olvido”, sobre todo si se toman como referencia declaraciones anteriores donde el acento estaba puesto especialmente en la “reconciliación”.
En este caso el Episcopado no elude tampoco la mención al “terrorismo de Estado” y a los crímenes cometidos, entre los que se enumeran la “tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de los niños”.
No es casual tampoco que la declaración se conozca poco después de una visita que el obispo Carlos Malfa, secretario general del Episcopado, realizó a Roma la semana anterior, oportunidad en la que se encontró personalmente con el papa Bergoglio. Malfa llegó al importante cargo en la Conferencia Episcopal con el respaldo explícito de Francisco y mantiene con el Papa una relación de mucha sintonía.
El obispo de Chascomús es un hombre que cultiva el bajo perfil, pero su trayectoria deja en evidencia un fuerte compromiso con la democracia y también con la causa de los derechos humanos. Quienes lo conocen no dejan de recordar que fue uno de los colaboradores más cercanos y permanentes del cardenal Eduardo Pironio (1920-1998), un obispo de posiciones progresistas, muy reconocido en la Iglesia de América latina, que tuvo que emigrar del país durante la dictadura militar y fue llamado a Roma por el papa Paulo VI entre otros motivos por las graves amenazas que existían contra su vida. Pese a que duramente muchos años el episcopado argentino le dio las espaldas a Pironio, actualmente avanza en la Iglesia la causa de canonización del ex obispo de Mar del Plata.
En el documento difundido ahora por el Episcopado se notan algunos trazos de la escritura del secretario general. El texto, sin embargo, guarda el equilibrio propio de los documentos eclesiásticos, entre otros motivos, porque tiene que dar satisfacción a la diversidad de posiciones existentes dentro de la jerarquía católica.
La declaración episcopal emitida a propósito del 24 de marzo se distingue en contenido y en forma de otros producidos con el mismo motivo. Usa un lenguaje más directo y designa los hechos sin usar eufemismos. En esto también se pueden ver las influencias de Francisco en un episcopado en el que, sin embargo, son varios los obispos que no se sienten a gusto con el estilo del Papa, aunque nunca lo expresarán públicamente.
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