EL PAíS › LOS PRINCIPALES MOMENTOS DE LA MULTITUDINARIA MOVILIZACIóN POR LOS 40 AñOS DEL GOLPE DE ESTADO
A pesar de que todos los años la manifestación del 24 de marzo es masiva, los organismos de derechos humanos se sorprendieron por la concurrencia. El protagonismo de las organizaciones sindicales, los partidos políticos y los jóvenes.
› Por Alejandra Dandan
Carlos Viñas vio la volada de mariposas en Perú y Avenida de Mayo. Pasaron sin perturbarse pese a los bombos y las canciones. Hermano de Cecilia, una de las desaparecidas embarazadas de la ESMA, comentó el episodio con una señora. No sabían que frente a la Catedral de Buenos Aires, otra mariposa se posó sobre la mesa de La Garganta Poderosa. “¡Mirá, mamá!”, dijo una niña. “¿Viste qué linda es?”. La pequeña figura no se movió, como si entendiera que nada representaba una amenaza. En otro extremo, alguien tomó una foto de otra mariposa detenida sobre el pañuelo de una Madre. Otros hicieron más instantáneas. Una del hombro de una mujer o embelleciendo una mano con los dedos en V. Yamila Pagura, que es abogada, distribuyó en las redes sociales imágenes de la “invasión de mariposas” en la marcha. Poco más tarde, leyó en la web datos de una leyenda azteca según la cual cuando un guerrero muere se convierte en mariposa para acompañar a los que siguen luchando. “Mucha gente las vio y se les posaban”, dice Yamila. “Hay fotos por todos lados: eran como el alma de los 30.000 sobre la Plaza, como si estuvieran ahí dándonos ánimos para este momento tremendo”.
La marcha del jueves, por los 40 años del golpe de Estado cívico-militar, fue caracterizada por los organizadores como una de las más multitudinarias. Tal vez, más numerosa que la del aniversario por los 20 años del golpe, en 1996. Los organismos de derechos humanos hablan de 300 mil personas. La bandera de HIJOS demoró casi tres horas en entrar a la Plaza. Hubo columnas en las diagonales y en las laterales de Avenida de Mayo. Organizaciones políticas y culturales que no lograron acercarse. Algunos preguntaron si concentró más personas que la despedida en esa misma Plaza de Cristina Fernández de Kirchner, hace sólo cien días, en lo que hoy parece la historia de otro país.
Por primera vez en 20 años, la topografía de la marcha cambió. Las organizaciones políticas cedieron sus lugares históricos a las centrales obreras y sindicales, que quedaron encolumnadas detrás de los organismos de derechos humanos y de las agrupaciones juveniles. Ubicadas tras una bandera que decía “Los trabajadores son la Patria”, iban con logos de la CTA y la CGT. Atrás iban agrupaciones como ATE Capital, UTE, Foetra, UOM, Bancarios. Este cambio quedó reflejado entre en el documento que se leyó en el escenario. “Por eso –dijeron–, hoy están en esta Plaza las centrales obreras, porque los trabajadores son la Patria, porque no vamos a permitir que nos roben el derecho al trabajo, ni que le pongan techo a las paritarias, ni que estigmaticen a los trabajadores y trabajadoras. Después de más de 12 años de un proyecto de inclusión, hoy las políticas de Estado empiezan a ser de exclusión social, política, económica y cultural”.
Cerca de las dos de la tarde, el trasporte público lanzaba de a miles a quienes iban buscando la cabecera de la marcha sobre avenida de Mayo y 9 de Julio. “En el Subte parecía que todos nos conocíamos hace 25 años”, dijo Lila Pastoriza, sobreviviente de la ESMA. “Una chica dijo soy de Córdoba, y todos se pusieron a explicarle cómo hacer para bajar”. La línea B sumó mareas en dirección al centro. La bandera de los detenidos desaparecidos, símbolo que homenajea a las víctimas del terrorismo de Estado desde 1998, se hizo pesada para avanzar en el ingreso a la Plaza. “La gente se venía en oleadas, se pegaban, avanzabas contra montones de personas. Ya no estaba sólo la clase media que acompañó históricamente los 24 de marzo. Había trabajadores, gente de los barrios, muchísimos sectores sindicales, organizaciones contra la violencia, centros culturales, viejitos, muchas personas solas. No es como se dijo que fue una marcha K, había un espíritu más antimacrista, la tónica general la daban las canciones contra el gobierno de Macri, como una oposición más colectiva y social.”
Horacio Pietragalla miró todo desde arriba del tablado. “HIJOS tardó un montón para entrar a la Plaza. A eso de las 18.30 recién empezó a entrar La Cámpora. Las organizaciones nunca tuvieron problemas para llegar. Entraban por Diagonal sur y Rivadavia, así avanzaban usualmente La Cámpora y el Evita, pero por la cantidad de gente esta vez no entraban. A las 18.30 les tuve que decir que paren porque al mismo tiempo ya estaban entrando las columnas de la izquierda”. Las banderas de las organizaciones políticas este año salieron en la retaguardia, pero son de los sectores que más crecieron en estos años. Estuvo la Tupac Amaru, Kolina, el Movimiento Evita, Descamisados, Nuevo Encuentro y La Cámpora, el PJ y el PC.
En el escenario, se mezclaban las Madres. Carmen Lapacó y Carmen Cobo estaban en sillas de rueda. Estaban también Vera Jarach y Marta Vázquez, que acaba de cumplir 90 años. Laura Conte y Estela de Carlotto, de Abuelas. Lita Boitano, de Familiares, tuvo una caída reciente, pero se prometió caminar una cuadra. Caminó y arriba del escenario hasta bailó Calle 13. Y Taty Almeida. “Ya no estamos solos en la Plaza, tenemos la tranquilidad de saber que cuando se juzgue al último de los cómplices nosotros no vamos a estar, pero ahí tenés a esa Plaza, llena de jóvenes, que ha transmitido la memoria y ellos son nuestra próxima posta”.
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