Desde Neuquén

Carlos Fuentealba tenía 39 años cuando el proyectil de gas lacrimógeno lanzado por el entonces cabo de la policía provincial neuquina Darío Poblete impactó de lleno en su cabeza, hace hoy exactamente nueve años. Un día después, el 5 de abril del 2007, Fuentealba moría en el Hospital Central de Neuquén capital. Dora Bravo, una de sus alumnas en el Cepem 69 que hoy lleva el nombre del maestro en el oeste de la capital neuquina, volvió con Página/12 a la escuela donde conoció a Fuentealba, para reafirmar que “fue el Profe quien además de enseñarnos distintas materias, nos enseñó que podíamos cumplir nuestros sueños si nos lo proponíamos”.

Dorita está a un año y medio de recibirse de docente y tiene “la misma bronca e impotencia que hace nueve años, porque el Profe ya no está, su asesinato sigue impune y la Justicia de mi provincia protege a quien y quienes mandaron matarlo en la Ruta 22 el 4 de abril del 2007”.

Mientras en Neuquén cientos de personas volverán a marchar este mediodía convocados por el gremio docente ATEN, Dorita participará en Buenos Aires del acto central a nivel nacional que la Ctera convocó junto con un paro por 24 horas.

“Yo iba al turno vespertino del Cepem 69 como muchos laburantes que no habíamos terminado la secundaria y el Profe nos daba clases de Matemáticas en el 2005 y en el 2006 de Física. Pero yo lo veía casi todos los días porque él se ofrecía a darnos clases de apoyo y yo las necesitaba mucho. Siempre fue muy solidario con nosotros.”

–¿Cómo era Carlos Fuentealba en sus clases?

–El Profe era muy tímido, de voz muy baja pero firme. Me acuerdo que no se ponía al frente de la clase a hablar bonito o a dar discursos, sino que entre mates y trabajos grupales que nos pedía que hagamos nos alentaba para que sigamos estudiando y terminemos el secundario. No se ponía como ejemplo, pero sí nos contó su historia como albañil antes de ser maestro y nos decía que sí se puede cambiar y el cambio estaba acá, dentro de la escuela, terminando los estudios y permitiéndonos soñar y, por qué no, hacer una carrera... Pero lo que más levanto de él es que me enseñó a levantar la cabeza y a perder la vergüenza por lo que no sabía.

–¿Animarse a qué?

–Todo el tiempo nos alentaba para que nos animemos a todo en la vida. En el caso mío venía de una familia con violencia y que eso no me impedía soñar que podía salir de eso y cambiar mi realidad. Y a nivel de todos, si bien aquí en Neuquén el MPN (Movimiento Popular Neuquino) hace más de 50 años nos tuvo y nos tiene aplastados con un subsidio (por trabajo) y nada más, que podemos decirle basta y cambiar, teniendo el día de mañana un título y dejar de depender de esa bolsa de comestibles ó de un subsidio y podamos mantenernos solos.

–La historia de Neuquén tiene una bisagra que es esa mañana del 4 de abril del 2007. ¿Cómo viviste lo que pasó con Carlos Fuentealba?

–Cuando me enteré que a quien habían herido era nuestro Profe me produjo mucha impotencia y mucho odio. Sobre todo que había sido un policía quien lo mató, ya que son los mismos que matan a nuestros hijos acá en el Oeste de la ciudad (de Neuquén)... ni siquiera los llevan a la comisaría sino que los llevan a las bardas para darles una golpiza y los dejan ahí.

–¿Fue solamente el tiro del ex cabo Poblete quien mató a Fuentealba?

–No fue Poblete solo. Recordemos que en ese momento el líder del MPN era el gobernador Jorge Sobisch y él estaba de candidato a presidente. Y Sobisch, ante la Argentina, quería demostrar que acá no se jode sino que se hace lo que él dice. Y el que no está de acuerdo va a haber mano dura. Y así fue... Yo recuerdo que por la gran marcha que hubo después de la muerte del Profe tuvimos una hermosa discusión entre los alumnos del Cepem 69 para ver qué poníamos en la bandera nuestra. Todos estábamos de acuerdo que fuera negra por el luto, pero la consigna se discutió mucho porque había compañeras que eran punteras del MPN y otros tenían miedo de perder su trabajo. Finalmente logramos acordar y pusimos “Fuera el MPN” de esta provincia.