Lun 18.03.2002

EL PAíS

Telleldín hablará sobre cómo recibió los dólares

En exclusiva, el principal acusado en la causa AMIA contó cómo recibió los 400.000 dólares de pago para que declarara. El dinero se usó para comprar un hotel en La Falda, Córdoba.

Por Raúl Kollmann e Irina Hauser

“El primer intento de entrega del dinero que me dieron fue el día 4 de julio de 1996. Fue en el barrio de Belgrano. Pero Víctor Stinfale, mi abogado, contrató una empresa de seguridad para filmar la operación. La SIDE se dio cuenta y la operación abortó. El segundo intento fue al día siguiente, en Ramos Mejía. Ahí hubo un error de mi familia y tampoco se hizo. Pero, al final, el dinero me lo dieron en la tarde del mismo 5 de julio, en el departamento de mi hermano Eduardo.” Esto es lo que contará Carlos Telleldín, el principal imputado en la causa AMIA, cuando declare ante el Tribunal Oral, en las próximas dos semanas. Los datos le fueron aportados en exclusiva a Página/12 por el propio Telleldín desde la cárcel.
Un allegado a su familia le contó a este diario que el dinero recibido -en total unos 400.000 dólares– se invirtió en la compra de un hotel en La Falda, Córdoba. Con su declaración, El Enano, como le dicen a Telleldín, dejará en claro que la SIDE, con la venia del juez Juan José Galeano, le pagó para que declarara que les entregó a policías bonaerenses la Trafic que después estalló frente a la AMIA. Habrá que ver si ello constituye un delito y, sobre todo, si le pagaron para decir la verdad o para mentir.
Para los fiscales Alberto Nisman y José Barbaccia, Telleldín declara ahora “porque todos los peritajes demostraron que mintió respecto de la camioneta que dice les dio a los policías. El 70 por ciento de los peritajes se los rechazó el Tribunal y el otro 30 le salió en contra. En los videos donde supuestamente se pacta el pago se ve la iniciativa de Telleldín: él maneja la situación y pide las fotos para identificar a los policías. Lo que contó es verdad, eso es lo fundamental”.
Desde la cárcel, Telleldín le aseguró a este diario que hablará básicamente de dos cosas:
u De las irregularidades de la causa, la forma en la que le pagaron, el acuerdo que intentó hacer con él la SIDE a través del ex represor Héctor Vergéz –una historia que en su momento reveló Página/12– y extorsiones que él considera que le hicieron a través de la detención de su madre y su hermano.
u También hablará de cómo armó la camioneta que explotó en la AMIA. Telleldín sostiene que usó la carrocería robada a un disc-jockey de apellido Sarapura, aunque en el armado utilizó partes de otros vehículos. Por ahora, las pericias le han jugado en contra en este terreno, ya que demostraron que no hay coincidencias entre los restos encontrados en la mutual judía y el vehículo que perteneciera a Sarapura. Si quedara claro que Telleldín mintió, su situación se complicará muchísimo porque evidentemente la falsedad tendría como objetivo encubrir a quienes tuvieron que ver con el atentado. Habrá que ver la solidez de lo que diga El Enano.
Sobre los dos puntos de los que hablará, Telleldín le adelantó a este diario que aceptará y contestará preguntas. Sin embargo, sostiene que recién más adelante está dispuesto a hablar del punto clave de todo el proceso: la entrega de la camioneta a los policías, supuestamente encabezados por el ex comisario Juan José Ribelli. Los fiscales están convencidos que esa entrega está probada porque hay otros testimonios, aunque también pertenecen a integrantes de la banda de Telleldín, la esposa del Enano y un cómplice Claudio Cotoras.
A esta altura del proceso y de una causa paralela que se tramita en el juzgado federal de Claudio Bonadío, parece casi un hecho que se va a probar el pago a Telleldín. Eso significará que su declaración, que de hecho provocó la detención de los policías, quedará muy debilitada como evidencia. Lo decisivo entonces serán las demás pruebas que se puedan juntar contra el Enano y contra los policías. Hay un punto adicional: enalgún momento del juicio oral, Telleldín tendrá que contestar sobre una misteriosa llamada que recibió el 10 de julio de 1994, ocho días antes del atentado. Lo llamó Alberto Kanoore Edul, un hombre siempre considerado sospechoso de haber colaborado con el atentado. Ni Telleldín ni Kanoore Edul pudieron explicar esa llamada.

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