EL PAíS › LA BUSQUEDA DE LA UNIDAD ESTA AHORA EN LA AGENDA DE LOS DISTINTOS SECTORES PERONISTAS
El peronismo muestra señales de dirigirse hacia un acuerdo amplio. A la confluencia de las centrales sindicales, se suma la conformación de una lista de unidad para conducir y la lectura de que el mandato recibido en las urnas fue ejercer la oposición.
› Por Nicolás Lantos
Abril, postuló el poeta, es el más cruel de los meses. La frase cae con el peso de una sentencia sobre el gobierno nacional, que atraviesa el trance más difícil de su todavía joven gestión. El prematuro invierno económico no solamente erosionó la relación con la sociedad sino que funcionó como un bálsamo sobre un peronismo que hasta el verano parecía ante un proceso irreversible de atomización y hoy muestra señales de dirigirse hacia un acuerdo tan amplio como no se ve desde 2008, o incluso antes, que corre desde los Rodríguez Saá hasta La Cámpora, sin solución de continuidad.
Las claves son la paulatina confluencia de las cuatro centrales obreras; la conformación de una lista de unidad para la conducción del Partido Justicialista, con representantes de todos los sectores, incluyendo algunos que no formaban parte del Frente para la Victoria; y la coincidencia entre los principales referentes del espacio acerca de dos cuestiones clave: la necesidad de abrir puertas y realizar una convocatoria amplia, que contemple matices del peronismo y también otros espacios aliados; y la lectura política de que el mandato recibido en las urnas en diciembre fue ejercer el rol de opositores.
“Lo importante es que los que queremos defender los derechos de los trabajadores estemos todos juntos. No somos enemigos del Gobierno sino de las políticas que lleva a cabo este gobierno en contra de los trabajadores”, dijo Hugo Moyano en el acto que organizó el sindicalismo el 29, ante una multitud cuya composición se parecía bastante a lo que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner esbozó como “frente ciudadano” durante su estadía porteña: peronismo, centroizquierda e izquierda, partidos, sindicatos y organizaciones sociales.
“No hay una máquina de medir quién es más y quién es menos peronista. Nadie tiene el derecho de decir quién sí y quién no. Todos están convocados”, dijo José Luis Gioja unos días más tarde, al asumir como presidente del PJ, al frente de un escenario donde estaba la nueva conducción del partido, cerca de cien hombres y mujeres de todo el espectro del peronismo. Para algunos, la sorpresa de ver allí a la senadora puntana Liliana Negre fue grande, aunque no tan grande como cuando la histórica aliada de los Rodríguez Saá comenzó a cantar, a tono con el todo el teatro, el “ohhh vamos a volver”.
El regreso de los disidentes a la vida institucional del partido fue una tarea a varias bandas. El flamante vice del PJ, Daniel Scioli, fue quien llevó adelante las negociaciones con los Rodríguez Saá, con quienes tiene una añeja amistad. El visto bueno de los dos patriarcas le abrió lugar en la lista de consejeros nacionales a la senadora Negre de Alonso y al histórico colaborador de los puntanos Luis Lusquiños.
Gioja fue en cambio el encargado de convencer a los caciques pampeanos Rubén Marín (cuatro veces gobernador de esa provincia) y Carlos Verna, actual mandatario provincial, quienes habían roto con el Frente para la Victoria en 2008 durante el conflicto del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con las patronales rurales. Entre ambos también establecieron líneas de diálogo con los cordobeses José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, que siguen abiertas.
Otro ámbito clave fue el Senado, donde muchos de los líderes del peronismo disidente establecieron su base de operaciones estos años, en contacto permanente con sus pares del Frente para la Victoria. El alarmante devenir de la economía, cuyas consecuencias ya golpean a buena parte de la población, fue el último empujón necesario para arrimar voluntades. “Macri pensaba que arreglando con los gobernadores cerraba el Senado, pero puede llevarse sorpresas”, dijo un legislador que lleva más de una década transitando los pasillos del Congreso.
En la Cámara baja, en cambio, el escenario es más difuso: el tratamiento de la ley de emergencia ocupacional, que continuará esta semana, mostrará una foto muy diferente que la que hubo hace dos meses cuando se votó el acuerdo con los fondos buitre. Sin embargo el peronismo sigue disperso. El Bloque Justicialista “por ahora no evalúa” reincorporarse al FpV, a pesar de la cercanía que tienen sus principales dirigentes con Gioja, titular del peronismo unificado. Mientras tanto, los peronistas que aún revistanen el Frente Renovador esperan a ver al resolución de este conflicto para tomar, acaso, una decisión.
Advertido, su líder, Sergio Massa, busca salvaguardar su tropa y su capital político. Mientras hace malabares para salvar su vínculo con el oficialismo, tantea por las dudas una salida de emergencia que vuelva a acercarlo al peronismo. Nadie podrá acusarlo de ser muy quisquilloso eligiendo a sus interlocutores: en las últimas semanas tuvo reuniones con una amplia gama de peronistas que van desde el jefe del bloque de senadores, Miguel Angel Pichetto, hasta referentes de primerísima línea de La Cámpora.
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