Mié 11.05.2016

EL PAíS  › JUSTICIA 2020 EN EL CFK

El marketing judicial

› Por Irina Hauser

En el hall majestuoso del Centro Cultural Kirchner, bajo la inmensidad de una esfera azul hecha con placas cuadradas de acrílico que cuelga desde lo más alto (obra de Julio Le Parc), un grupo de acomodadores con sobretodo y aspecto de patovicas hacía pasar a una interminable fila de invitados perfumados. “¡Que lo disfruten!”, exclamaban, con una sonrisa incongruente con su imagen, y como si la gente estuviera por entrar a un espectáculo. Lo que venía no era eso estrictamente, pero tenía puesta en escena, discursos y videos en pantalla gigante. Era la presentación de “Justicia 2020”, un programa del Ministerio de Justicia para hacer reformas judiciales. El acto tuvo como anfitriones protagonistas al presidente Mauricio Macri y al ministro Germán Garavano. Pero no hicieron ningún anuncio sino que usaron el escenario y las cámaras para conminar a los jueces presentes a que actúen para que “no haya impunidad para nadie”, según los urgió Macri con una frase copiada del repertorio del presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti. El supremo estaba sentado en el medio del escenario en una fila de banquetas altas, cual panelista de televisión, a quien no le cedieron la palabra en todo el acto. Su peor cara de espanto se vio cuando habló Ricardo Gil Lavedra, coordinador del proyecto, y expuso cifras que muestran que Argentina tiene uno de los poderes judiciales con más recursos económicos y humanos del mundo, pero bate récords de ineficiencia.

La primera escena del acto con casi 500 invitados mostraba en cuatro banquetas altas a Garavano, Lorenzetti, Macri y el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo. Sólo el supremo apoyaba los pies en el piso. Cuando habló el ministro dijo que era una especie de foto de la unión entre los tres poderes del Estado, otro de los conceptos que le encanta decir a Lorenzetti, al que sumó que “la justicia” es la que pone “los límites”. Pero Garavano también compartió algunos slogans de autoría propia, como sus deseos de que exista “una justicia cercana, moderna, transparente e independiente”, y que las reformas se debatan entre muchos. “Justicia 2020”, dice el folleto distribuido, incluye programas del Ministerio de Justicia, proyectos de ley, y propuestas para apoyar a otras instituciones. Fue notable la envergadura que se le dio a la presentación –anunciada en forma reiterada desde febrero– teniendo en cuenta que hasta ahora los proyectos de ley claves enviados al Congreso, como el de reforma de la ley del Ministerio Público Fiscal (para cambiar la estructura de la Procuración y limitar el mandato de su titular), no cuentan con votos suficientes para su respaldo.

“Es muy difícil imaginar una Argentina unida, con pobreza cero, si no tenemos una justicia activa y dinámica”, que debe ser “más exigente con los poderosos”, advirtió Macri al sector más judicial del auditorio: varios jueces federales (Julián Ercolini, Ariel Lijo, Sebastián Casanello, Sebastián Ramos, Luis Rodríguez y Marcelo Martínez de Giorgi), camaristas como Jorge Ballestero y Alberto Dalla Vía y el fiscal José María Campagnoli. Dijo otra frase para la tribuna:”el que burla el sistema ha sido el más exitoso de la última década”. “Ha crecido el delito”, alertó sin estadísticas. Se lamentó por “asesinos, delincuentes y violadores” que gozan de “impunidad” y sumó el “narcotráfico” que –resaltó– “debe haber tenido socios en la dirigencia política”. Después de prevenir a los jueces, les dijo que (en pos del ideal de independencia) el Gobierno “no va a estar detrás de ustedes apretando, presionando ni extorsionando”.

Cuando le tocó pasar al frente a Gil Lavedra definió que “la Justicia es condición de estabilidad del sistema democrático” y que hay una idea extendida de que la “objetividad” del sistema judicial “se encuentra dañada”. Entonces propuso evaluar cómo funciona y compararlo con otros países. Proyectó unos cuadros: el presupuesto de la Justicia federal y provincial en el país representa el 1 por ciento del PBI, que en 2015 era de 50 mil millones de pesos. En España es 0,32 por ciento, en Uruguay 0,43, en Chile 0,48 y Estados Unidos 0,88, y es mayor en Colombia, con 1,34 por ciento del PBI. El presupuesto por habitante en Justicia son 1.190 pesos; en Europa es el equivalente a 897 pesos. La cantidad de jueces por habitante: en Argentina son 15, Uruguay 14,2, España 12,2, Estados Unidos 11 ,Colombia 10, 3 y Chile 6,5. Según datos de 2013, cada juez implica un costo de 9,1 millones de pesos y cada causa 9.682 pesos. Ese año existían 3.274.770 expedientes, ingresados 1.046.014, resueltos 904.058 y en trámite 3.693.366. Calculando que un juzgado no tuviera expedientes pendientes, la tasa proyectada de demora sería, según Gil Lavedra: 8,64 años en el fuero civil; 3,70 en la justicia ordinaria; 3,60 en la federal del interior, mientras que las ejecuciones fiscales pueden tardar 27 años. También señaló que una persona detenida le cuesta al estado 1300 pesos por día (hay una tasa de 155 detenidos cada 100 mil habitantes). La idea del ex diputado radical, es que hay jueces y recursos, pero falta gestión.

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