EL PAíS
› AYER FUE EL PRIMER ENCUENTRO DE ASAMBLEAS BARRIALES DEL PAIS.
Cien asambleas en una asamblea
Representantes de más de un centenar de asambleas de los barrios y del interior se reunieron por primera vez. La asamblea de asambleas votó hacer un solo cacerolazo mensual, repudiar el golpe del ‘76 y proponer un programa. Denuncias de patoteadas.
› Por Laura Vales
Las asambleas barriales hicieron su primer encuentro nacional. Reunidas en Parque Centenario, unas tres mil personas integrantes de más de cien asambleas de la Capital Federal, del conurbano y algunas provincias del interior del país sesionaron desde el mediodía hasta la caída de la tarde con un micrófono y un equipo de sonido como todo despliegue. La asamblea nacional de asambleas votó un programa que, como corresponde al movimiento, debe volver ahora a cada grupo de base para ser debatido, aprobado o rechazado. El no pago de la deuda externa, la nacionalización de la banca y el comercio exterior, y la reestatización de las empresas de servicios públicos privatizadas son sus primeros puntos. El foro fue realmente masivo, pero hubo algunos grupos de vecinos que se retiraron del lugar durante la votación en señal de disconformidad. “Creo que esto dejó de ser un espacio plural, con autonomía de los partidos, para convertirse en un territorio donde se dirimen casi exclusivamente disputas de la izquierda”, consideró ante Página/12 Osvaldo, de la asamblea de Virreyes, cuando se alejaba del lugar.
El encuentro se dividió en tres partes: en la primera hablaron vecinos de unas 80 asambleas. En la segunda, los piqueteros del Bloque Nacional junto a delegados gremiales que están coordinando acciones con el Bloque; finalmente se votaron propuestas.
Lo más sustancioso ocurrió en las primeras horas, cuando los vecinos usaron el micrófono para contar qué están haciendo en cada lugar y formular propuestas. La cuestión de las tarifas de los servicios públicos fue un tema recurrente.
“Consideramos que la luz, el gas y el agua son prestaciones esenciales”, dijo el representante de la asamblea de Junín, quien informó que hicieron dos marchas para que no se corte la luz a los desocupados. Los de Paso del Rey anunciaron que consiguieron la tarifa social de electricidad. Los de La Tablada propusieron centrar esfuerzos en coordinar boicots. “No pagar los servicios públicos, no leer los grandes diarios, no escuchar ni mirar los programas que nos venden basura, pagar 75 centavos el pasaje de colectivo, no aceptar las tarifas vigentes en la provincia, donde por 20 cuadras están cobrando un peso con veinticinco”.
Prácticamente todos los delegados llegaron con mandato de convocar a la marcha del 24 de marzo en repudio al golpe de Estado del ‘76, propuesta aprobada por unanimidad. Otra de las medidas que tomaron los asambleístas fue espaciar las protestas de los viernes y convocar solamente a un cacerolazo por mes, cada día 20, para evitar el desgaste y la ritualización de las marchas a Plaza de Mayo.
Las asambleas del conurbano denunciaron una decena de episodios con patotas municipales. A los vecinos del bajo Boulogne, recordó Alejandra, los siguieron en una combi y un auto cuando manifestaron frente al hospital central. Los de Villa Adelina también tuvieron problemas. La salud pública y la reapertura de o salvataje de fábricas locales también estuvieron en la lista de los temas más tocados.
No todos pudieron hablar. Hubo una buena lista de asambleas que quedaron fuera por falta de tiempo y grupos a quienes los coordinadores no permitieron acercarse al micrófono. Entre los censurados estuvo una delegación de trabajadores del Hospital Posadas. “Vinimos a las once de la mañana, nos anotamos en la lista, esperamos hasta las seis de la tarde y no nos permitieron pasar”, se quejó Alicia, quien junto a otros compañeros mantiene por estos días una carpa de protesta frente al hospital.
“Queríamos hacer conocer que en el Posadas dieron la orden de reesterilizar el material descartable, rechazar a pacientes del PAMI e incluso suspender las resucitaciones”, sostuvo la mujer junto a sus compañeros. Página/12 presenció cómo los del Posadas rogaron en vano por un minuto de micrófono. Se fueron a las siete de la tarde, convencidos deque su mala suerte había respondido a su falta de vinculación con partidos y sectores gremiales.
En representación de las organizaciones sociales y gremiales en lucha hubo una decena de oradores. Néstor Pitrola (Polo Obrero), Rubén Sobrero (MST) de los ferroviarios de Haedo, Raúl Godoy (PTS) de Cerámicas Zanon, Orlando Restivo de los médicos de la CICOP fueron algunos de ellos.
Se empezó a votar a las seis de la tarde, con mociones ordenadas por orden de prioridad. Las primeras cinco fueron:
u Marchar hasta la fábrica Brukman en repudio a la represión del sábado.
u No al pago de la deuda externa. Fuera el FMI. Que el dinero se utilice en un plan de obras públicas.
u Nacionalización de la banca y el comercio exterior
u Reestatización de las privatizadas y AFJP.
u Estatización de toda fábrica que cierre y puesta en producción bajo control obrero.
El temario de la votación, y una larga discusión sobre si se estaba a favor o en contra de que la realización de una asamblea constituyente que libre y soberana que ocupe el lugar del gobierno fue el detonante para que algunos vecinos se retiraran del lugar.
“Me voy porque esto ya no es representativo de los temas que discuto en mi asamblea”, dijo una asambleísta de San Cristóbal. “Estamos votando si tomamos el poder pero hoy no estamos organizados ni para manejar ni una sociedad de fomento”, consideró Osvaldo.
A las siete de la tarde, las asambleas marcharon hasta Brukman para solidarizarse con sus trabajadores. La fábrica textil está tomada desde hace tres meses, cuando sus dueños la abandonaron en proceso de quiebra y debiendo varios meses de sueldos. Los trabajadores la pusieron en producción y están cobrando sueldos de 150 pesos por semana de manera igualitaria. El sábado, la policía intentó desalojarla por la fuerza, pero el barrio, junto a partidos y organizaciones sociales se movilizaron al lugar; la Justicia dio la orden de retroceder y las trabajadoras retomaron el control del edificio.
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