El PJ nacional estrenó ayer su nueva cúpula en una reunión con la Conferencia Episcopal Argentina ante la que se mostró en sintonía respecto de la “preocupación” de esa institución por los “despidos y la falta de trabajo” en el país, además de haber recibido el respaldo de la Iglesia por la “normalización definitiva” del partido. La nueva conducción del PJ, encabezada por José Luis Gioja y Daniel Scioli, fue recibida por la mañana en la sede episcopal de Retiro por el presidente del Episcopado, José María Arancedo, y el secretario general Carlos Malfa.

Otra coincidencia del encuentro fue la forma en la que resaltaron la trascendencia del papel que juega el papa Francisco. En ese sentido, la cúpula del obispado le pidió al PJ que apunten a políticas “al servicio del bien común”, como reclama Francisco.

“Fue una excelente reunión de presentación. Le hemos ratificado a los obispos nuestra permanente voluntad de diálogo sin resignar a nuestras convicciones”, dijo Gioja a la salida. Luego de terminar de definir la mesa directiva y menos de 24 horas después de la primera reunión del Consejo Nacional Justicialista en esta etapa, ayer se reunieron con las autoridades del obispado para “presentarse”, aunque mantienen desde hace años una relación cotidiana. Además de Scioli y de Gioja, por la conducción peronista asistieron los gobernadores Lucía Corpacci (Catamarca, y vicepresidenta tercera del partido) y Gildo Insfrán (Formosa y titular del Congreso Nacional Justicialista). Durante la reunión “se abordaron temas de la actualidad política y social del país, se valoró la política como servicio al bien común y se destacó la trascendencia que debe significar el papa Francisco para la Argentina”, según informó la Iglesia en un comunicado.

Gioja ratificó su voluntad de que el peronismo, luego de llevar adelante su reorganización luego de la derrota electoral del año pasado, sea “sin dudas, garante y custodio del sostenimiento de la institucionalidad en el país”. Además, el sanjuanino destacó que “es un enorme orgullo para el país y para la Argentina tener un Sumo Pontífice, que es el máximo líder a nivel mundial, que lleve sobre el pecho los colores celeste y blanca”.

Durante la reunión, los obispos le entregaron a los dirigentes políticos ejemplares del documento que presentaron días atrás, titulado “El Bicentenario: tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos”, en el que advirtieron que el “desencuentro” así como la “corrupción generalizada y la plaga del narcotráfico” son los principales males que aquejan al país. En el texto consta de 83 puntos a lo largo de una introducción y cinco capítulos, en los que los obispos expresaron, con la terminología parabólica que los caracteriza, una postura crítica hacia el gobierno nacional.

“Debemos recrear la política y el ejercicio del poder en clave de servicio para que nuestra democracia, basada siempre en la soberanía popular y en la división de poderes, sea auténtica y representativa de los intereses del pueblo. El poder siempre es servicio, de lo contrario, se corrompe”, plantea un pasaje del texto, que también hace énfasis en la defensa de la educación pública: “En la tradición educativa argentina ha jugado un papel fundamental la educación pública de gestión estatal, ofreciendo a millones de argentinos una educación de calidad, y es de esperar que lo sea cada vez más. Deseamos el fortalecimiento de dicha enseñanza y su recuperación en todos los niveles”, señala.