El misterio del nuevo candidato o candidata del Gobierno para integrar la Corte Suprema podría aclararse hoy, según preveían –o anhelaban– en el entorno presidencial. Otra vez crecían ayer los comentarios y rumores sobre quién reemplazará a Eduardo Moliné O’Connor en el alto tribunal, pero según un miembro del gabinete, el presidente Néstor Kirchner hasta anoche todavía no se había decidido por nadie. La mayoría de las versiones, de todos modos, siguen apuntando a que será otra mujer.
Desde hace varias semanas Kirchner viene analizando el currículum de varias juristas. “La elección del nombre es pura y exclusivamente de él”, repetían como loros varios funcionarios en la Casa Rosada. También admitían que el Presidente ayer seguía teniendo algunas dudas, por eso no descartaban que el anuncio se postergue por lo menos un día más.
De la nómina que circuló hasta el cansancio, la primera elegida –anunciada oficialmente la semana pasada y en quien Kirchner vio claramente una candidata– fue la penalista Carmen Argibay, ya encaminada en el examen público que estableció el decreto 222. Entre las demás, por lo menos la constitucionalista rosarina Ana María Figueroa, la camarista civil Elena Highton de Nolasco y la jueza del Superior Tribunal bonaerense Hilda Kogan tuvieron reuniones en la Casa de Gobierno. De todos modos, otros nombres, como el de jueza de la Corte mendocina Aída Kemelmajer de Carlucci y el de la integrante del Superior Tribunal Porteño Alicia Ruiz, seguían en danza.
Un funcionario del Ejecutivo señaló a este diario que hay dos criterios básicos que, al parecer, rigen la elección de Kirchner de sus postulantes a la toga suprema: que sean personas que hayan tenido y tengan compromiso con la lucha por los derechos humanos y que no se hayan manifestado contra la pesificación. Las mujeres que más se acercarían a esos parámetros, especuló, serían Figueroa y Ruiz. La primera, abogada de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y titular de derecho constitucional en la Universidad de Rosario, no sólo vendría a satisfacer al decreto Tres Patitos en relación a que la Corte debería reflejar “diversidad de género” en su composición, sino también en el requisito de “procedencia regional”. Figueroa concursó cuando había dos vacantes en la Cámara Federal de Rosario y, aunque obtuvo el mejor puntaje, el ex presidente Fernando de la Rúa la dejó afuera. Ruiz, por su lado, podría satisfacer también la diversidad de “especialidad” prevista, ya que es experta en derecho laboral, una rama que quedó vacante con la renuncia de Guillermo López.
Highton de Nolasco es un nombre que sigue sonando en el Gobierno, según señalaron en el gabinete. En cuanto a ella, prevalecen algunas acotaciones por lo bajo: su perfil conservador, su apoyo a las listas de centroderecha de la Asociación de Magistrados y que escribió un libro sobre mediación junto con el ex ministro de Justicia menemista Elías Jassan, además de Gladys Alvarez. Kemelmajer de Carlucci aparece con menos énfasis en los rumores, pero tendría a su favor una larga carrera judicial y su procedencia provinciana. Highton también tiene una extensa trayectoria (unos treinta años) en tribunales. Kogan, especializada en seguridad social, nunca dejó de despertar interés, sólo que genera dudas el hecho de que se la vincula con el radicalismo bonaerense de Federico Storani. Es favorita tanto de Raúl Alfonsín como de Eduardo Duhalde, y todo esto podría generar una lectura política de su nombramiento cuando en realidad Kirchner busca elegir figuras claramente independientes.
Por supuesto que en la maraña de murmullos también siguen emergiendo nombres de varones, entre ellos el constitucionalista Daniel Sabsay, el penalista Esteban Righi, el decano de la Facultad de Derecho de la UBA, Atilio Alterini, y el jurista Luis Lozano, que es abogado del actual presidente de la Corte, Enrique Petracchi.