Néstor Kirchner no lo deja. Por eso Juan González Gaviola hace malabares para no decir lo que ya todos saben: que asumirá como superintendente de las AFJP. Prefiere hablar del PAMI. De sus logros y traspiés. De su reemplazante Graciela Ocaña. Y de la certeza de haber licuado el poder de Luis Barrionuevo y Enrique Nosiglia en la obra social de los jubilados. “Hice el trabajo duro y lo hice bien. Por eso lo de Ocaña será una continuidad de mi gestión”, se jacta el funcionario con un dejo de nostalgia por el sillón que cedió.
–¿No fracasó en el PAMI?
–No, en absoluto. Lo mío fue un éxito. Pero más que decirlo yo lo tienen que decir las cifras: el PAMI, durante diez años, generó deudas, entre lo que tuvo que pagar y lo que debe pagar por las deudas consolidadas, de casi 5000 millones de pesos. Es equivalente a un presupuesto del Fonavi por año. Hoy el PAMI, lejos de generar déficit, por primera vez en diez años genera superávit. Terminamos el año con más de 200 millones de pesos de superávit. Eso significa que tenemos un mes de prestaciones adentro que nos sirve de colchón.
–¿Por qué se lo reemplaza entonces?
–Porque me mandan a otro lugar difícil. ¿Usted cree que hubo muchos candidatos que querían ir al PAMI a meterse en medio del quilombo? La propia Graciela Ocaña me dijo: “Ahora esto está mejor que cuando ustedes vinieron”.
–No se entiende entonces su salida del PAMI.
–Yo estuve hace un año a punto de irme de la política. Decía que la política no sirve para nada, que está coptada por los grupos económicos. Kirchner me encendió una lucecita. Y me dije: “Si me voy a quedar me voy a quedar para hacer cosas difíciles”. Y me metí en el PAMI.
–Usted está contento, ¿los jubilados?
–Tengo una encuesta de satisfacción hecha por Backman, para que vean cómo piensan los afiliados... Pero mire: acá un montón de la guita que se afanaba la mandamos a prestaciones. Si yo soy una persona valiosa para este gobierno, que me puso en un área tan sensitiva, y cumplo con los 6 meses de la intervención y ahora el tema no está tan complicado y hay otros temas complicados que requieren que alguien vaya y los atienda, ¿por qué no aceptar el desafío de hacer una tarea de saneamiento en otro lugar?
No es un tema de si me quieren o no los jubilados.
–Usted dice que se ocupa del “trabajo duro” y después se va...
–¡¡¡Por supuesto!!!
–¿Y logró transparentar el PAMI? ¿Logró terminar con los focos de corrupción?
–Hoy Barrionuevo y Nosiglia por el PAMI no aparecen. Por eso la plata ahora alcanza. Con mucha menos plata hacemos más. Tenemos el menú prestacional más amplio de Argentina.
–Me está diciendo que Ocaña la tiene sencillita...
–Ocaña va a hacer lo que no pudimos hacer.
–Veo que un poco de autocrítica hay.
–Lo que digo es que en seis meses, que duró la intervención, no se puede hacer todo. Hicimos mucho. Y a Ocaña le queda bastante por hacer.
–¿Qué hizo?
–Avanzamos con la normalización contable y administrativa. Definimos un menú prestacional. Y les hemos hecho firmar lo que llamo el acta de defunción de la gerenciadora: les pusimos límites en el cobro.
–¿Y eso en qué se tradujo?
–Ahora les llega más plata a las clínicas y largamos en forma paralela un concurso para ver clínica por clínica para quedarnos con las mejores. Por ejemplo, el PAMI tiene policlínicos: el Israelita, Metropolitano, Antártida... Y ahora que estamos pagando bien el Británico, el Francés yel Italiano quieren atender PAMI. Nos buscan. Entonces vamos a ir y los vamos a catalogar y nos vamos a quedar con los mejores hospitales.
–¿No se arrepiente de haber denunciado que lo secuestró personal del PAMI?
–La palabra secuestro la utilizó el periodismo. Yo dije que me habían encerrado en el edificio del PAMI.
–Fue llamativa su denuncia: hubo fotos de aquel episodio que lo mostraron sonriente. Es más, había personal policial presente...
–Yo lo invito a vivir una situación de ésas. Yo me reía para mostrarles que no tenía miedo. Esos tipos que me encerraron son los que les jodimos un negocio de 20 palos en horas extras.
–Una de las personas que estuvo en ese “encierro” era Rubén Grimaldi, del gremio estatal, que está festejando su partida.
–Y yo no sé por qué festeja, porque Graciela (Ocaña) va a continuar con el gerente general (Fabián Ferrario) que investigó el tema de las horas extras en el servicio de ambulancias que Grimaldi manejaba. A Grimaldi le cagamos el negocio y yo lo tengo echado, lo que pasa es que estamos en conciliación obligatoria y previo a esto hay que hacer un desafuero.
–Usted también fue criticado por los gastos de representación del personal ad honorem, en donde se involucró a su mujer.
–Grimaldi dio esa información falsa. Y sin chequear se involucró a mi mujer, que se fue sin cobrar un peso del PAMI. Había una modalidad de contratación y sí, a algunos asesores se les pagaron gastos de representación. Eran dos. Y me equivoqué. Podría haber buscado otra modalidad de contratación y nadie me hubiera planteado nada.
–¿Le hubiera gustado seguir en el PAMI?
–Los dos últimos meses estuve enfermo por el estrés que tuve acá. Tengo una sensación ambigua. Creo que en términos generales la etapa la cumplí. Personalmente sí me hubiera gustado seguir. Pero yo soy un animal político, soy un animal político de pelea.
–¿Que Ocaña sea una extrapartidaria ayuda para avanzar sobre lo que era un coto de radicales y peronistas?
–Es tan extrapartidaria como yo. Tiene una historia parecida a la mía. Militamos juntos en el Frepaso, nos fuimos del peronismo gracias a Menem. Hoy vemos bien lo que hace Kirchner. Tiene todas las condiciones intelectuales y morales para estar donde está. Creo que va a tener que demostrar la capacidad de gestión. Va a estar acompañada con gran parte de nuestro equipo. Y en ese sentido habla de la continuidad de lo que nosotros hicimos.
–A su entender, ¿alcanzó con una intervención de 180 días?
–Los puntos del decreto se cumplieron: normalización contable, manual de funciones, publicación de datos por internet, continuidad prestacional... hay superávit, que no lo pide el decreto.
–También habla de la normalización del PAMI, de la convocatoria a elecciones. Es una asignatura pendiente.
–Sí. Nosotros hablamos con Kirchner hace tres meses. Y dijimos que si teníamos que cumplir con la normalización, teníamos que frenar la recuperación de las prestaciones y dedicarnos a trabajar en un proyecto de ley, con lo cual la intervención de 180 días se iba a extender aún más.
–De hecho igual se va a estirar la intervención.
–Sí, pero preferimos normalizar el instituto desde el punto de vista contable y prestacional, sin que eso signifique que es una maravilla, porque quedan cosas por hacer. El PAMI no está bien sino que está muchísimo mejor que antes, aunque está lejos de lo que debería ser una buena administración.
–¿Qué le dijo Kirchner sobre la salida?
–Que me querían para otro lugar.
–¿Reconoce que tuvo un desgaste en el PAMI?
–Creo que pudo haber habido un desgaste, que el Gobierno ahora esté regulando la exposición de algunos de los alfiles que tiene, cómo una manera de graduar los riesgos.
–La gente de la CGT, cuando ingresó al PAMI, lo calificó como “autito chocador”, por la manera poco diplomática de actuar.
–Lo hicieron de una manera despectiva, pero me pareció bárbaro el apodo: soy un autito chocador. La sociedad quería que yo choque con todos los que hicieron del PAMI un basural. Yo quiero ahora que si demostramos que hicimos una buena administración, todas las obras sociales gremiales hagan lo mismo.
–¿Por qué no dice dónde va ahora? Si todos saben que se hará cargo de las AFJP. ¿Es porque lo siente como una degradación o porque Kirchner lo reta?
–(Se ríe.) No puedo hablar. Kirchner tiene una forma de conducción que a algunos les puede gustar o no. Pero tiene un nivel de consenso y ha tenido los huevos de hacer las cosas que hizo en este país. Y entonces hay que tenerle respeto. El es el jefe y el que toma decisiones. Yo acato.